Capítulo ocho
Aegan
— ¡Aegan! — gritó mi hermana desde el otro lado de la línea. Estaba cansado de su actitud de niña pequeña, menos mal que mi madre vendría en unos cuantos días.
— ¿Qué ocurre? — pregunté sin interés. El trabajo me iba consumiendo de a poco y cada vez me encontraba más irritado y con pocas ganas.
— Melissa está en la cama, no se mueve — soltó Jess.
— Bien, es lo que el médico le mandó.
— No, no me entiendes — dijo apresurada.
— Sí, sí lo hago. Ahora deja de joderme, Jessica, y consíguete una vida lejos de la mía — y colgué.
Volví al trabajo nada más colgar, ya que debía cerrar por completo los últimos detalles del plan de trabajo. Mitchell había llegado hacia unas horas, por lo que tenía que meterme un turbo.
Él apareció por mi oficina después. A pesar de que yo lo llamara, se creía que era poseedor de todo el poder de la empresa, principalmente por ser cercano a mí. Entró sin aviso y haciendo gilipolleces para distraerme. O era que le faltaba algún cromosoma. Rodé los ojos cuando se puso a contarme su vida en México.
— Mitchell, tengo que trabajar y tú también, no llegaste para estar de vacaciones — interrumpí su charla cansado y perdiendo los nervios.
— Venga, Aegan, no seas amargado. Olvídate un rato del trabajo y diviértete, hace tanto que no salimos juntos... — habló con su sonrisa de típico mujeriego.
— Para eso está la noche — me volví a centrar en el ordenador.
— ¡Hecho! — gritó, golpeando mi hombro — Esta noche salimos de putas.
— No estoy en condiciones.
— ¡Anda ya! ¡Aegan Mancini negando una noche de orgía! — rio — ¿Qué ocurre? ¿Acaso te han amarrado y no me lo habías contado?
—Okay — accedí finalmente. Total, un poco de diversión quizás me ayudase a estar más concentrado —. Esta noche saldremos a un club, posiblemente el Nial's.
— Ese no — soltó un gemido de lamento —. El Nial's es una puta basura, ¡una vez me echaron del lugar! — recordó indignado.
— Tu culpa fue al golpearte con aquel viejo — me encogí de hombros.
— ¡Qué coño iba yo a saber que la belleza a la que le estaba coqueteando iba a tener de novio a aquel viejo, ella jamás me lo dijo! — se excusó.
— Iremos allí y punto — concluí, sin dejar de escribir en el teclado.
— Al menos saldrás de fiesta conmigo — suspiró.
— ¿Sabes qué? Yo te voy a hacer salir de aquí, pero sin mí — lo eché.
Escuché pasos alejándose a la vez que oía un «amargado» de su parte, por lo que supuse que se estaba yendo. La puerta se abrió y Mitchell estaba a punto de salir: — a las nueve en el club.
No pasaron más de cinco minutos cuando decidí volver. Si pensaba trasnochar un día más, iba a tener que descansar aunque fuese un par de horas. Llegué a casa sintiéndome muy cansado, por lo que no dudé en ir directamente hacia mi dormitorio, sin siquiera preguntar sobre mi hermana y su amiga.
Quince minutos después salí de la ducha con una toalla enroscada en la cintura. Estaba por ponerme un pantalón y camiseta más cómoda para descansar, no obstante, Jess entró por la puerta sin avisar. La miré molesto, pero cuando la noté más pálida de lo normal, fruncí la nariz.
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Caprichos ✔️ [LIBRO I]
Novela Juvenil(Corrompida por el Diablo) Desde que él la vio, no pudo sacarla de su cabeza. Eso lo conllevó a sacrificarse y cambiar por ella, su nuevo capricho, que después se fue convirtiendo en amor. Melissa Hawkins es buena, santa e inocente. Él es todo lo c...