26. ¡Ups, salimos en las noticias!

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Capítulo veintiséis

Aegan

Miércoles, 4 de Marzo

Llegaba a la mansión hecho una furia del trabajo. La prensa me había jugado una nueva y muy mala pasada: por todos los lugares rondaban fotos de Melissa y de mí, tomados de la mano mientras íbamos caminando por las calles de la ciudad.

Carajos, esto no debería de estar pasando.

Durante toda la mañana he estado recibiendo llamadas de mis socios y otras personas de la mafia, todos con la misma intención, saber qué pasaba con aquella mujer. No les contesté a la mayoría. Al principio intentaba estar calmado y sereno, pero al final estaba tan cansado y enojado que, simplemente al escuchar algo relacionado con el tema, colgaba inmediatamente.

Sin embargo, la peor llamada fue la de mi padre. A él le tuve que dar un sermón entero y, cuando mamá se enteró, me pidió o más bien me exigió, que trajera a Melissa. Sería la primera vez que hiciera esto de presentar a una novia, por lo que, decir que estaba acojonado era poco.

Intenté calmarme en la puerta de la sala, no obstante, el portazo previo había alertado a Melissa, quien recién aparecía donde yo estaba con un mueca de preocupación y pánico.

- ¡Aegan, me asustaste! - se llevó una mano a su pecho y relajó los hombros - ¿Te pasa algo?

Resultó ser que Melissa no había abierto las redes sociales ni tampoco había visto la televisión por estar trabajando en un precioso jardín. Me gustaba que decorara sitios a su gusto para que se sintiera más como en su casa, por eso mismo, le había dado el día libre.

- Todos lo saben - respondí desesperado, acariciándome el cabello.

Melissa frunció el ceño y se acercó a mi pecho. Sentí sus brazos rodeándome y su cálida temperatura me relajó. Aquello fue suficiente para saber que sucediera lo que sucediera, Melissa iba a estar siempre para mí.

- Tienes que ser más completo, bebé - imploró.

- Salimos en las noticias, Melissa. Antes de ayer, cuando salimos a comprar café, unos paparazzi nos tomaron fotos y hoy están por todos los sitios - aclaré la situación. Melissa pareció dejar de respirar y fue mi señal para saber que le había afectado. Tal vez necesitaba un abrazo -. Lo siento mucho, amore mio.

- No es tu culpa, Aegan - me tranquilizó y respiré profundamente -. ¿Estamos en peligro? - preguntó nerviosa.

Sí, lo estábamos. Sobre todo ella.

- No, todo estará bien. Recuerda que soy el Diablo, ¿sí? - besé su frente y asintió con una sonrisa, aunque la inquietud no se le pasaba - Hay un pequeño detalle más.

- Dime.

- Mamá y papá quieren conocerte. Si te parece bien iremos a la casa de mis padres mañana para la cena. Mamá me insistió, pero podemos hacer lo que tu quieras - sobé el pelo de la nuca.

- Sí, emm... - tartamudeó - sería buena idea conocer a los señores Mancini.

- Pues, mañana iremos a mi casa - sonreí en escaso.

- Ahora quiero ver las noticias - comentó Mel, andando hasta la televisión.

- No creo que sea buena idea.

Melissa ignoró mis palabras, prendió la televisión y comenzó a pasar canales hasta que nos vio a nosotros dos en la pantalla. Estábamos en la boca de muchos periodistas y, a ser sincero, no pude evitar fijarme en nuestra apariencia. Ambos nos veíamos sensualmente ardientes.

Caprichos ✔️ [LIBRO I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora