Kim y los postres 🍰

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✨Descripción: Kim resulta lastimado y odia que lo vean débil, también que le tengan lástima...Kinn y Khun lo saben por eso lo hacen sentir mejor con deliciosos postres.

✨Advertencias: Abuso de menores.
Amenazas de muerte.

✨Edades: Khun (17 años), Kinn (14 años) y Kim (12 años).

✨Pareja: Ninguna.
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Kim cayó a la colchoneta en un sonido sordo, fue derribado sin mucha dificultad por su oponente, estaba cansado y jadeando, le dolía todo el cuerpo, el simple echo de respirar le costaba.

-Señor Kim, su oponente no será nada misericordioso si se distrae de esa manera - le hablo la voz sería del entrenador. El señor Korn había contratado a un nuevo entrenador recientemente. Por alguna razón el entrenador estaba siendo más rudo con Kim que con sus hermanos.

-E-Eso ya-ya...lo sé - dijo Kim desde el colchón en un suspiro y con su voz baja casi como un susurro.

Su cuerpo estaba entumecido, tenía raspones en todo su cuerpo y cara, tenía marcas de golpes rojas y su mejilla ya estaba algo hinchada; quería irse a su cama y taparse con sus cobijas.

-Señor Kim, si no puede derribar a un niño de su edad, no creo que pueda con un secuestrador - la voz del entrenador era sería, pero Kim no era tonto podía identificar la burla en sus palabras, el oponente que había derribado a Kim había sido el hijo del entrenador, era obvio que perdería, ese niño era alto y grande, se veía que tenía una buena condición física.

Kim antes del entrenamiento ya estaba cansado, había ayudado a Khun y Kinn a atrapar a los perros que tenían de mascotas, era obvio que no estaba en condiciones para ir a entrenar, Khun y Kinn se lo habían dicho, pero Kim insistió en asistir, su papá ya le había dicho que no podía faltar al ver sus casi nulas ganas de ir a los entrenamientos.

-Creo que deberíamos terminar por hoy, Señor Kim, se ve que no está en condiciones de continuar - Kim podía apostar que el entrenador se sentía orgulloso de que su hijo le ganará a un Theerapanyakun.

Aquel entrenador y su hijo se fueron y Kim solo se quedó tendido en el colchón mirando al blanco techo, se sentía impotente y las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos pero el no se permitiría llorar por estupideces como esas, el es mucho más fuerte que ellos, si el quería podía hacerlos desaparecer, pero si el tenía ese poder, ¿Por qué se sentía tan miserable?.
Sabía que debía de ser el mejor, en el mundo de la mafia es matar o esperar a que te asesinen, y la segunda nunca será una opción para los Theerapanyakun.

Se levantó del colchón lentamente, sus rodillas ardían un poco pero logro moverse hasta salir de aquella sala, sus piernas temblaban a cada paso, pero el no se detendría hasta llegar a su habitación y esconderse entre las sábanas de su cama.

Ya estando en su habitación se quedó quieto en la entrada admirando todo su espacio, unos pocos de sus juguetes tirados por ahí, y los estampados de dinosaurio de las paredes y luego su mirada se dirigió a su cama, cerro su puerta, y caminó lentamente hacia ella y sin importarle sus raspones, se subió a la cama y acostó, se tapo con sus sábanas y se quedó quieto, sintiendo que las lágrimas salían por sus cansados ojos, no hacia ningún movimiento o ruido, hasta que tocaron su puerta.

-¡¡Kim!! !¿Estas aquí?! - era la voz ruidosa de Khun - ¡Te estamos buscando desde hace rato! ¡¡¡Sal de una vez!!! - Kim podía jurar que la voz de Khun era cada vez más molesta.

-Khun no lo molestes, debe estar cansado- la voz de Kinn era más tranquila - Kim ¿Estas bien? Hoy no fuiste a la habitación de Khun por dulces... - ahora la voz de Kinn sonaba preocupada y eso era lo que Kim menos quería.

¡¡One-shots de Kinnporsche!! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora