8∙♡° Un corazón roto

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—No es necesario que me cures, estoy bien.

—Es necesario, la ambulancia tardará.

Se echa a reír y se recuesta contra las cajas de árboles de navidad. El guardia de seguridad habla con Gustav, Carolina llora en silencio a su lado, se frotaba su barriga con nervios.

—Lo que necesito es comprar el árbol e irnos directo a la casa.

Me giro para verlo, parece todo menos preocupado o molesto con su pelea con Gustav.

—¿Cómo puedes pensar en eso? —le reclamo limpiando la sangre que sale de su labio inferior. Él me toma de la mano con fuerza.

—No quiero que te haga daño.

Christopher por nada del mundo permitió que yo y Gustav nos cruzamos de nuevo después de la pelea. Cuando llegó la policía, no se llevaron detenido a Gustav. Nos tomaron declaración ahí mismo dentro del supermercado y nos dejaron ir. Al parecer solo le dieron una sanción.

Le insistí a Christopher en varias ocasiones que necesitaba atenderse los golpes pero no quiso. Fue hasta pagar los adornos y el árbol de navidad que me prometió que llegando al departamento llamaría al doctor para programar una cita lo más pronto posible.

Aquella noche mientras adornamos en silencio el departamento, mire a Christopher Lewis y me di cuenta que no me parecía justo seguir evadiendo el tema de la pelea, así que saqué valor y decidí enfrentarlo:

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Aquella noche mientras adornamos en silencio el departamento, mire a Christopher Lewis y me di cuenta que no me parecía justo seguir evadiendo el tema de la pelea, así que saqué valor y decidí enfrentarlo:

—Lo siento por lo de esta tarde, debí de evitar eso.

—¿Cómo podías evitarlo? No eres un superhéroe con superpoderes que te puedes mover a la velocidad de la luz o predices el futuro.

—Lo pude intentar, no me gustó verte herido. Si él hubiera hecho algo peor...

Abre con brusquedad una caja de adornos, el brillo sobrante se esparce en el suelo y se le queda pegado en las manos.

—Y a mí no me gusta verte aún herido—levanta la mirada y nos quedamos mirándonos. Empiezo a negarlo. Él acorta las distancias, se arrastra sentado hasta donde estoy.

Hemos puesto cajas de adornos y papeles de regalo en la pequeña sala del departamento. El árbol de navidad ha sido armado hace unos minutos, no lleva adornos aún pero las luces led que le ha colocado Christopher alrededor, iluminan de forma sútil todo el departamento. Cuando se acerca su rostro pecoso está lleno de brillo de esferas y su cabello rojizo está iluminado con las luces de navidad.

—Tienes que ir y hablar con él, no puede seguir esto así. Debes de decirle lo que sientes —con su dedo índice acaricia el contorno de mi barbilla, quita algo de mi cabello y me sonríe con melancolía.

Girasoles en inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora