3∙♡° Los Lewis

61 15 2
                                    

Han pasado unas cuantas horas desde que dejé el sol y viento cálido de Sacramento. Estoy esperando mi equipaje en la banda. Al final mi maleta se extravía y los del aeropuerto solo me dan una disculpa y prometen seguir buscando mi equipaje.

Lo que me faltaba...

Estoy llenando una papelería donde específico que traía en mi equipaje cuando un toque en mi hombro me sobresalta. Una chica me sonríe, es de la edad de Sofía, quizás tenga unos 15 o tal vez 17 años.

—¿En qué te puedo ayudar? —pregunto y regreso a llenar el formulario de queja.

—Veo que se te ha perdido tu equipaje al igual que a nosotros. Mi hermano y yo venimos de vacaciones de navidad y pues queríamos ofrecerte un cambio de ropa. —de pronto se pone nerviosa y enrojece, extiende un abrigo ligero para mí —mi madre aún no viene por nosotros porque parece que allá afuera hace mucho frío, hay tormenta de nieve.

La miro confundido. Me percato con pesar que solo llevo mi ropa veraniega y he olvidado llevar mi abrigo, que también no es conveniente para una tormenta de nieve. Gruño con pesar. Hoy no es mi día.

De pronto un hombre alto y guapo le pone una mano en su hombro, es su hermano. Se parecen demasiado, ambos pelirrojos y pecosos de sus rostros. Los ojos de ella son azules y los de su hermano son ámbar... Oh, no. Retiro la mirada de su hermano. Me toco una oreja para desviar mis nervios repentinos.

—No estoy entendiendo bien —confieso tímido.

—Una disculpa señor —la voz profunda de su hermano me sorprende —¿Le gustaría venir con nosotros a comer a la cafetería del aeropuerto mientras esperamos noticias de nuestro equipaje? Hay una tormenta de nieve allá afuera.

Señala los grandes cristales del aeropuerto de Vancouver. Es cierto, afuera la nieve ha cubierto todo el paisaje. Ellos me esperan a terminar mi papelería. Antes les digo que tengo que comprar un nuevo chip para mí teléfono y ellos se apuntan a ir conmigo.

—¿Cuál es su orden? —pregunta el joven en el mostrador de la cafetería.

—Café latte para mí por favor —dice la chica —a nombre de July.

Ella me apunta preguntando lo que voy a querer.

—Americano, por favor.

—Un Expresso Macchiato a nombre de Christopher Lewis —ordena sin esperar que le pregunten mientras saca una tarjeta de crédito.

July y su hermano me encaminan a una mesa alta y redonda para tres. Coloco la única pequeña maleta que traía conmigo a un lado de mi asiento y pongo el abrigo que me han prestado en el respald. Reviso mi teléfono. Tengo un mensaje de Sofí:

Wow, nuevo número. Una lástima lo de tu maleta hermano, espero que pronto la encuentren esos ineptos del aeropuerto. Hemos ido a depositar dinero en tu tarjeta. No es mucho pero al menos comprarás algo mientras esperas.

Le respondo:

Gracias Sofi, te lo pagaré a la vuelta de año.

—Mamá ya viene en camino, July. Dice que traigamos a nuestro amigo, claro si él quiere...

—¿De verdad? Esa señora sí que es rápida.

Los dos me observan esperando mi respuesta a su invitación.

—Oh no, no, no. Es demasiada molestia. Tengo una reservación en un hotel cerca de aquí...

—Entiendo —July le da un sorbo a su latte. Su hermano se queda viéndome y yo me pongo algo rojo.

—Amm... —él se queda con las palabras en la boca, luego calla.

Al final su madre llega por ellos y nos despedimos de forma cortés. Ellos insisten en llevarme a su casa, yo me niego de nuevo.

Girasoles en inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora