Vegas
Cuando vi a Pete acostado así me sentí emocionado, pero estoy consciente que ha bebido y no creo que sea buena idea tomarlo en este estado.
- Maldita sea - exclame, pues Pete no me la estaba poniendo fácil hablando así.
- Vegas - deseaba tanto poder dominarlo a mi manera - solo ven y métemelo lo más duro que quieras.
- Pete - no pude aguantar más, cerré la puerta y me lance a besarlo primero - no quiero que te arrepientas mañana.
- No lo haré - Pete me devolvió el beso con la misma intensidad - haz lo que quieras, tómame como quieras y no me quejaré.
- Pete, no seré suave.
- No quiero que lo seas - amarré sus muñecas a las cadenas que estaban enganchadas en el respaldar de la cama y sus pies los amarré al columpio que estaba colgando del techo. Ver a Pete en ese estado me estaba enloqueciendo, desde que lo vi por primera vez soñaba con tenerlo así.
- Pete - fui hasta el mesón y saqué un látigo no muy grueso, unas bolas chinas y una vela - quiero tanto ver tu culo rojo.
- Vegas, tapa mis ojos - este hombre me volverá loco, saque mi ropa y quedé solo en bóxer, tome la venda y la puse en sus ojos.
- Por favor Pete, no te arrepientas mañana - este chico me gustaba demasiado y no quería perderlo, aunque tuviera que dejar mis gustos, claro que amaba que él se ofreciera solo a esto, pero tenía miedo que no le gustara y me fuera a dejar mañana.
- No pares, aunque te lo pida - tomé su mentón con fuerza y lo bese fuertemente introduciendo mi lengua hasta su garganta, baje mi mano desde el mentón hasta sus pezones donde me dedique a pellizcar fuertemente uno.
Pete se retorcía bajo mi toque y solo estaba comenzando, lo bueno de las cadenas y mis amarras eran que se podían mover como quisiera, di vuelta a Pete para ponerlo sobre su estómago, levanté sus caderas y lo puse en cuatro. Su culo blanco y suave me volvía loco, tome el látigo y di un golpe suave, Pete se quejó, pero muy poco, el segundo golpe fue algo más fuerte, el tercero hizo que Pete se retorciera y diera un grito.
- ¿es mucho? - Pete negó con la cabeza - debes decirme si quieres que pare.
- No lo hagas, solo sigue.
- Ok - su culo ya estaba rojo con tres azotes y de verdad no quería parar, pero sentía que era demasiado para él, ya que el tercero fue con mucha fuerza. Para calmar un poco el dolor enfríe mis manos con hielo sobé sus nalgas despacio y Pete se relajó un poco - no sabes lo lindo que se ve tu culo rojo Pete, me dan ganas de... - no me quedaría con ganas, mordisque la nalga derecha y a la izquierda le di un azote con la mano.
- Mmm... - el gemido de Pete fue de placer y eso me motivo a seguir, prendí la vela y lentamente fui dejando cera comenzando por su espalda - mierda - Pete exclamo al sentir el líquido caliente caer sobre su piel.
- ¿duele? - mi chico negó con la cabeza y seguí vertiendo cera hasta sus nalgas, las velas que tenía para esto eran por lo general aromáticas y me encantaba retirar la cera con mii diente mordiendo cada parte en el proceso, pero con Pete fue aún más placentero este acto, pues este chico tenía un sabor natural en su piel que me llevaba a querer mordisquear y lamer cada parte de su cuerpo.
- Vegas... me siento muy caliente - Pete estaba duro, pero sentía que podía excitarlo aún más, tomé la botella de lubricante y embetune las bolas chinas, posicione mi rostro entre sus nalgas abriéndolas lo más que pude y lamí desde la base de los testículos hasta donde termina la raya de su ano - mmm... me gusta... eso - gemía Pete, como le gustaba introduje mi lengua dentro de su ano para comenzar a dilatarlo, cuando sentí que ya estaba lo suficiente lubricado metí las bolas chinas una por una - dios... Vegas... si metes una más me vendré.
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My Wicked Stripper
RandomVegas sufrió una vida de maltrato desde niño, pero a los 15 años conoció una forma de aliviar su dolor y su rabia. vivió de esa forma hasta los 21, cuando conoció a alguien que lo hara creer algo diferente. Pete ha trabajado desde niño para una fa...