Narrado por Eros
Me desperté sobresaltado, estaba totalmente sudado y mi camisa tenía pruebas de aquello. Puse mi cara entre mis manos unos minutos tratando de regular mi respiración, odiaba tener que vivir con aquello en mi mente. Cada noche, cada maldita noche soñaba con los gritos de mi madre siendo asesinada.
Siempre desde tener mi familia feliz, pero al parecer no siempre puedes tener lo que deseas. Muchas veces llegué a pensar que, tal vez si así una buena obra para el mundo, este me recompensaria, pero...con el tiempo me di cuenta de que nunca será así. Se que en este mundo nunca se está tranquilo, por lo que llegara un momento en el que te juzgarán hasta por respirar.
Suspiré mirando aún lado, eran las cinco de la mañana, todos debían estar dormidos aún. Sin hacer mucho ruido salí de mi habitación hacía la cocina, dónde al entrar me encontré con algo, no muy sorprendente para mí, pero sin duda algo que hacía que mi odio incrementará.
—"En otras noticias, James Potter captura a cinco mortifagos, los cuales fueron enviados a Azkaban de inmediato. Preguntamos al señor Potter sobre sus hijos, los cuales se a sabido muy poco de ellos, sobretodo del famoso niño que vivio. Sabemos que su hijo mayor vive en casa de Pandora Black y sus dos hijas y esposo. Aproximadamente James Potter no sabe nada de aquello y tampoco parece importarle, siquiera difunta esposa; Lily Evans"—dije leyendo el profeta que se encontraba sobre la mesa. Odiaba a ese hombre con todo mi ser. Aún recordaba la pelea que habían tenido sin siquiera saber que yo estaba presente.
A veces solo deseaba que hubiera sido el y no mamá la que muriera.
Deje de usar su apellido cuando me enteré de la verdad, que fue a mis once años. Desde ese entonces fui Eros Evans y me enorgullece serlo, pues a pesar de los pocos años que viví con ella y de lo que mi madrina me contaba, ella era una gran persona y mujer.
A veces miraba las fotos que mi madrina tenia guardadas, supongo que debe dolerle perder a sus mejores amigos y saber que fue ella la única que sobrevivió y la entiendo a decir verdad, yo no sé que haría si perdiera a Leonor, Amaltea, Luna, pero sobretodo a Harry. Enserio le daba gracias a Merlin que tía Petunia cuide bien de mi hermano menor a pesar de que a su esposo y a su hijo no les agrade la idea.
La luz de la cocina encendiéndose hizo que me sorprendiera, sobretodo porque nadie acostumbraba despertar tan temprano. Mire hacía a la puerta y sonreí al ver a Amaltea o como yo acostumbro decirle Amy. Estaba en la entrada, mientras me miraba cansada y soñolienta, pero con una sonrisa, apoyada en el arco de la puerta de brazos cruzados.
—¿Pesadillas de nuevo?—me pregunto y yo asenti. Se acercó hasta a mi arrastrando los pies, para después darme un abrazo, recargando su cabeza en mi pecho—No deberías dejar que eso te afecte cariño.
Bese su frente con cariño, mientras la cargaba como si de un bebé se tratase para llevarla a su habitación, no sin antes apagar la luz de la cocina. Subi los escalones con cuidado y tratando de no hacer ruido.
Cuando llegue a su habitación abrí la puerta con cuidado, cerrándola detrás de mi con mi pie. La recosté sobre su cama y antes de que si quiera pensará levantarme, Amy me jalo hacia ella, ocasionando que quedara acomodado de un lado de la cama, mientras ella ponía su cabeza en mi pecho y me abrazaba como si fuera un peluche.
—¿Crees que Nelly y el tío Remus estén bien?—me pregunto en un murmullo.
Leonor Parkinson o como solíamos llamarla yo y Amy, Nelly. Sabíamos que eran difícil para ella y para el tío Remus estás fechas, pues habían perdido a quien yo llevo con mucho honor su nombre. Eros Parkinson. Además de que ayer había sido luna llena. Nelly se había obligada así misma a convertirse en animaga ilegal a pesar de que tratamos de advertirle que no lo hiciera, pero en su opinión y nosotros la apoyamos, el tío Remus sufre mucho cuando eso sucede.
—Estoy seguro de que están bien. No por nada Leonor sabe defenderse—conteste acariciando su cabello.
—Tu y yo sabemos que no fue por eso que aprendió a defenderse—murmuro, mientras subía la mirada para observarme.
—Lo se. Pero sabes que odia que hablemos sobre eso.
—Si...—dijo Amy mientras volvía a bajar la mirada.
Nelly odiaba que dijéramos la verdad del porque había aprendido a pelear de la forma muggle, pero ella siempre mentía sobre la verdadera razón, diciendo que lo hacía por si alguien se acercaba en luna llena, pero la verdad sobre todo eso es que... cuando entramos a Hogwarts, cada uno de nosotros fuimos clasificados a diferentes casa. Nelly fue clasificada a Ravenclaw, Amy a Gryffindor y yo a Slytherin. Cuando entramos, Nelly nunca nos dijo lo que sucedia hasta una semana después y es que varios la molestaban por el simple hecho de no ser una "Parkinson" o una "Lupin" de verdad, o también por el simple hecho de que había sido criada por dos hombres.
Y eso jamás le había importado a Nelly, lo que le molestará era que hablarán o juzgarán sobre su familia, sobretodo si hablaban sobre mi tío Eros. Así que lo más seguro que hicimos para que Nelly se sintiera segura y no fuera tan tímida fue que mi madrina le enseñará a pelear al estilo muggle, porque si, Pandora Black, sabía pelear. Al parecer aquí no pueden verte sola, de noche y con un bebe porque inmediatamente creen que eres indefensa y eso era algo que me enorgullece, que ambas junto Amy, demostrarán que no necesitan de un hombre para defenderse. Pero mi Lunita, ella era otro caso. Muchas veces era muy tímida o inocente, pero tenía un carácter muy fuerte cuando se enojaba.
Baje mi mirada para observar a Amy, quien se había quedado dormida sobre mi pecho. A veces sentía pena por ella. Si padre y mi tío, Regulus Black, había muerto el día de nuestro cumpleaños, porque si, teníamos una extraña tradición de que nuestros cumpleaños sean un solo día. Mi tío Regulus había muerto por causas desconocidas, pero había algo que animaba a Amy cada 27 de septiembre, y es que Kreacher iba a Hogwarts, y como siempre se encontraban en la sala de menesteres, dónde Kreacher le contaba todas las aventuras sobre el "amo Regulus" y lo valiente que fue al enfrentar su destino.
Kreacher el elfo de los Black, aproximadamente le había tomado cariño a mi madrina, y es por ello es que en su cumpleaños siempre le traía cosas de Regulus, que el en su momento llegó a apreciar. Ya fuera un peluche, el cual usaba de pequeño o una camisa, eso siempre hacía llorar a mi madrina y su esposo, Xenophillus lo entendía, es más, el mismo la llevaba a visitar la tumba que habían hecho en su honor cuando yo tenía cuatro años, claro que no había nada adentro, pero con eso era más que suficiente para saber que mi madrina podría visitarlo en cualquier momento.
Mi tio Regulus, está sepultado junto a mi madre y mi padrino, Eros, quien misteriosamente nunca se encontró el cuerpo y a decir verdad fue bastante raro, ya que al escuchar hablar a mi madrina con el tío Remus, me di cuenta de que jamás le importo demasiado al ministerio de magia como para buscarlo.
Si algo había oído una vez que Sirius Black habló sobre eso, es que el mismo pudo ver cómo alguien se colocaba detrás de mi padrino, sin embargo el mortifago sostenia una barra de metal o tal vez habían sido alucinaciones del hombre pero, hay algo que no me cuadra y Amy y Nelly están de acuerdo.
Aún faltan muchas cosas por descubrir...