Narrador Omnisciente
—¡Ay! Eros, me pisaste—se quejó Hermione en cuanto las luces del tren se apagaron.
—Lo siento Her. —se disculpó, tratando de sonreír, aunque salió más como una mueca.
—Algo se mueve afuera—dijo Ron asustado mientras apoyaba su mano contra la ventana e intentaba observar a través de la lluvia y la neblina.
Eros sintió un escalofrió cuando el tren nuevamente se tambaleo. El vidrio de la ventana comenzaba a empañarse y la botella de agua de Remus se congelaba.
—Estaremos bien, solo quédense donde están, y no se atrevan a salir—hablo Eros poniendose frente a Harry de manera protectora. Aunque tenía miedo, al ser el hermano mayor tenía que mantener la compostura para inspirarle y brindarle seguridad a su hermano y a sus amigos, y cumplir la promesa que alguna vez le hizo a su madre.
Eros dio un paso hacia atrás cuando vio a una figura espectral que parecía cubierta por una delgada y vieja tela negra. Cubrió más a Harry, de forma que se había convertido en un escudo humano, preparada para dar su vida si era necesario para proteger a su hermano menor. No le importaba si era necesario dar su vida por ello, el siempre estaría ahí para Harry.
El espectro misterioso comenzó a extender su mano, que a simple vista lucia esquelética y más larga que la de un humano.
—Eros... —murmuro Hermione aterrada, aferrándose a su brazo, al igual que Ron. Eros miró a Sirius, quien estaba bajo el asiento, temblando. Maldicio para sus adentros.
Escucharon que algo se movía en el rincón que Remus ocupaba. Había despertado.
Se escuchó una voz susurrando y una luz parpadeante iluminó el compartimento. Remus iluminó su rostro al tener su varita cerca, su rostro y sus ojos, se mostraban cansados, pero cautelosos.
—No se muevan—dijo con la voz ronca, y se puso de pie, despacio, con la varita enfrente de él.
El dementor comenzó a abrir la puerta sin necesidad de un toque, y cuando esta estuvo completamente abierta pareció observar a los presentes a pesar de la falta de un rostro que indicara la presencia de ojos. Los hermanos Potter levantaron la mirada hacia aquel ser, cuando la cabeza del dementor se inclinaba en su dirección y su hermano.
—Atrás, Harry, chicos—susurro con un hilo de voz mientras retrocedía lentamente.
Y entonces...aspiró larga, lenta y ruidosamente, como si quisiera succionar algo más que aire. Un frío intenso se extendió por encima de todos.
Eros sintió como el dementor parecía absorber algo que salía de su interior, asfixiándolo. Con cada segundo que pasaba, comenzaba a sentirse débil, tan débil que se imaginaba en cualquier momento cayendo al suelo presa del cansancio, y aunque Eros había hecho todo lo que estuvo en sus manos para proteger a Harry, el dementor también estaba absorbiendo parte de la esencia de su hermano menor.
—¡Expectro Patronus!—grito Remus, apuntando, hacia el dementor y una fuerte luz salió de su varita y lo expulsó lejos.
Desesperada, suplicante y aterrorizada, podía escuchar a una mujer gritar, sabía que era su madre, podía jurarlo, y odiaba recordarlo.
—¡Evans! ¡Eros!—Remus estaba delante de Eros intentando hacer que despertara—¿Estas bien?
—¿Tio Remus?—murmuro con voz cansada. Segundos después abrió los ojos sorprendido—¡Tío Remus! ¡Harry!
Se apresuro a acercarse a Harry, quien se encontraba sentado en el asiento contrario al suyo y se arrodillo frente a él para intentar ayudarlo.
—Merlin—murmuro en un hilo de voz al ver a Harry inconsciente—¿Harry? Por favor, despierta. ¡Harry! ¡Harry! ¿Estás bien?—dijo moviéndolo.
—¿Qué?
Harry abrió los ojos. Ron y Hermione se arrodillaban a su lado.
Harry parecia tener ganas de vomitar. Al levantar la mano para subirse las gafas, noto su cara cubierta por un sudor frío.
Con Ron, Hermione y Eros, lo ayudaron a levantarse y a sentarse en el asiento correctamente.
—Eros ¿Dónde están mi hija y Amaltea?—pregunto Remus con preocupación.
—En el vagón de los Slytherin. Estaba con Pansy cuando sucedió esto. Cuando llegue, ellas ya estaban ahí.
Remus asintio. Bajo su mirada hacía abajo del asiento, cuando noto al perro, el cual parecía mirar con preocupación a los hermanos Potter.
—¿Cuando adoptaste un perro?
Eros miro a Sirius, y se golpeó internamente la cabeza, había olvidado por completo a Canuto.
—Ah, si...—contesto tratando de sonar desinteresado—Amy lo encontró está mañana, y no podía dejarlo afuera, así que prácticamente lo adoptamos. No te acerques a el, puede tener una infección.
—Claro...