Narrador Omnisciente
—Quisiera saber cómo acabe en todo esto. —murmuró Pansy, siguiendo a Hermione y Harry a través del pasillo.
—Solo, no le digas a Eros o me matará por ponerte en riesgo a ti, a mi, a Ron y a Hermione, cuñada. —dijo Harry, que era el que lideraba el paso.
—Hecho.
Sosteniendo la varita ante sí, Harry abrió la puerta de una patada.
Crookshanks estaba acostado en una magnífica cama con dosel y colgaduras polvorientas. Ronroneo al verlos. En el suelo, a su lado, sujetándose la pierna que sobresalía en un ángulo anormal, estaba Ron. Con Pansy, Harry y Hermione se acercaron rápidamente.
—¡Ron!, ¿te encuentras bien?
—¿Dónde está el perro?
—No hay perro—el dolor le hacía apretar los dientes a Ron. —El... Harry, esto es una trampa...
—¿Qué...?
—Él es el perro. Es un animago..
Ron miró por encima del hombro de Harry. Harry se dio la vuelta. El hombre oculto en las sombras cerró la puerta tras ellos.
Una masa de pelo sucio y revuelto le caía hasta los codos. Si no le hubieran brillado los ojos en las cuencas profundas y oscuras, estaba segura de que Pansy habría creído que se trata de un cadáver. La piel de cera estaba tan estirada sobre los huesos de la cara que parece una calavera. Una mueca dejó al descubierto sus dientes amarillos. Era Sirius Black.
—El perro de Eros...—murmuró Pansy, y rápidamente la mirada de Harry se dirigió a el.
El lo sabia; pensó Harry.
—¡Expeliarmus!—exclamó, dirigiendo hacía ellos la varita de Ron.
Las varitas que empuñaban Harry y Pansy saltaron de sus manos, y Black las levantó del suelo. En cuanto a la de Hermione, la bajo con discreción, pero en alerta.
—Pensé que vendrías a ayudar a tu amigo—dijo con voz ronca. Sonaba como si no la hubiera empleado en mucho tiempo. —Han sido muy valientes por no salir corriendo en busca de un profesor. Muchas gracias. Esto lo hará todo mucho más fácil...
—Si quiere matar a Harry, tendrá que matarnos también a nosotros—dijo Ron con fuerza, aunque el esfuerzo que había hecho para levantarse lo había dejado aún más pálido, y vacilaba al hablar.
—Échate—dijo Sirius a Ron en voz baja—O será peor para tu pierna.
—¿Me ha oído?—le repitió Ron débilmente, Pansy se acercó para que se apoya y se mantuviera en pie. —Tendrá que matarnos a los cuatro.
—Sólo habrá un asesinato esta noche respondió Black, acentuando la
mueca.—¿Por qué?—le preguntó Harry, tratando de soltarse de Hermione, pues Pansy seguía sosteniendo y soportando casi todo el peso de Ron. —No le importó la última vez, ¿Verdad que no? No le importó matar a todos aquellos muggles al mismo tiempo que a Pettigrew...¿Qué ocurre, se ha ablandado usted en Azkaban?
—¡Harry!—sollozo Hermione—¡Cállate!
—¡El mato a mi madre!—gritó Harry. Y haciendo un último esfuerzo se liberó y se lanzó.
Había olvidando la magia al igual que olvidando que era bajito y que tenía trece años, mientras que Black era un hombre adulto y alto. Lo único que sabía Harry era que quería hacerle a Black todo el daño posible, y que no le importaba el que recibía a cambio.