Narrador Omnisciente
La primera cita puede despertar sentimientos encontrados. Durante la adolescencia, se suele sentir nervios, emoción, inseguridad, cuando pasan los años algunos de ellos permanecen y aparecen otros como una cierta pereza—se sienten ganas de que la relación esté más avanzada— o incluso falta de chispa e imaginación.
Pero más allá de todo esto, lo cierto es que es un momento importante tanto si lo único que se pretende es pasar un buen rato o si el objetivo es comenzar una relación con otra persona. La primera impresión que se causa es fundamental y, aunque puede suceder cualquier cosa, existen una serie de consejos que pueden ayudar a que el encuentro fluya ya haya más posibilidades de que la cosa vaya bien. Sin nada que forzar, sin la necesidad de que eso sea incómodo, porque el punto de ello es que te sientas comoda con esa persona en cada sentido, fuera de lo físico.
—¿Que más da que uses Nelly?—dijo Black, comiendo una bolsa de dulces junto a Eros. —Quiero decir, mi primo es idiota, pero no tanto como para no ver lo hermosa que eres. Y créeme, a él le gustas tal y como eres. Me lo ha dicho. ¿Por qué crees que le da pena decirte sobre salir con el?
—¿Nervios? Porque yo ahora mismo los tengo. —la pelinegra dijo frente a el espejo en el que se observaba.
—No, escucha, si a alguien le gustas, le vas a gustar tal y como eres, no es necesario que te pongas ese horroroso vestido morado, que por cierto odias. Y esos incómodos zapatos. Es invierno. Y es tu primera cita. Lo que debes hacer es sentirte cómoda en esto Nelly. —la pelinegra Parkinson, volteó hacía sus mejores amigos, y presto atención a las palabras de la rubia. —Quiero decir, es como Eros y Pansy empezaron. El trato de cambiar para que ella lo viera aceptable y le gustará aun más, ¡Aclaro que no estoy comparando!
—Amy, al punto, por favor. —Nelly se sentó frente a ella en la cama.
—De acuerdo, mira, Eros intento cambiar para gustarle a los padres de Pansy, y que ellos lo aceptarán, intento actuar justo como Nott, eso hizo que entre ellos dos se creará una tensión. —Eros asintió lentamente recordando aquellos momentos. —Pansy no se sentía cómoda mirando como Eros fingía ser alguien que no era solo para agradarle a personas que no deberían siquiera tener una opinión en su relación. Así que, a lo que quiero llegar es, Eros y Pansy se aman tal y como son, con sus defectos y todo. Ellos no intentan cambiar nada del otro. Eso es lo que tú tienes que hacer. No debes cambiar para hacer sentir bien a nadie. Debes hacerte sentir bien a ti. Tu eres la que importa aquí.
—Amy tiene razón, Nelly. —la pelinegra llevo su mirada hasta Evans, que se había mantenido callado hasta ese momento. —Malfoy me agrada, un poco pero lo hace. Confío en el. Lo suficiente para saber qué clases de flores te gustan y porque siempre que envías una carta un flor va en ello. O porque siempre dibujas una luna en tu mano con una estrella en el centro. —Nelly sonrió. —Es agradable. Y me agrada. Esos son puntos extra. Pero, quien no me agrada, ni mucho menos confío en el, es en Theodore Nott. —tanto Parkinson como Evans, miraron a la rubia.
—¡Cierto! ¿Que es lo que sucede con el?—Nelly preguntó. —No creas que no me han informado las miradas que te da en clases, o que siempre te regala un detalle en el gran comedor, o también el hecho, de que dejas que juegue con tu cabello, ¡Ni siquiera a mama la dejas tocarte el cabello!
—No sucede nada con el. Es solo que está mal de cabeza. Ahora creé que por haberlo besado en el gran comedor siento un tipo de rara atracción hacía el.
—¿Y no es así?—preguntó Eros. —¿Que?...—dijo al recibir una mirada de amabas chicas. —No me agrada, pero eso no significa que no me importe lo que tú sientas por el.
