◕*.✧ Emma es una joven madre soltera con una vida "normal" si es que así se le puede llamar. Una vida llena de incidentes y desgracias desde que tiene memoria, una vida en la que solo le queda ser feliz por la única persona a la que ama con todo su...
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*.✧ Emma.
Quería arrancarle la cabeza y de paso hacerlo conmigo en un momento de frustración y desesperación cuando escuché su grito proveniente de ella oficina.
—¡Emma ven aquí ahora!.
Dos semanas, dos malditas semanas siendo prácticamente su esclava, haciéndome cargo literalmente de todo lo que tuviera que ver con el, con su boda, con su prometida, con el trabajo y hasta con su comida.
Ansiaba con todas mis malditas fuerzas poder arrancarle la cabeza pelo por pelo de esos cabellos negros perfectamente peinados. Quería destrozarle su bonito y costoso traje, quería partirle en dos su laptop, pero en vez de eso solo me contuve, me levanté de mi escritorio y camine hasta la oficina de Jungkook como era costumbre.
Entre sin tocar la puerta, dándome igual si a él le molestaba o no. Jungkook levanto la mirada y me miro con esa sonrisita cínica que había aprendido a ver durante estás dos semanas.
—Quiero mi almuerzo —fingio hacer un puchero.
—Lo pedí hace veinte minutos, no debe de tardar en llegar —comente.
—Y de paso me explicas, ¿Por qué mis encuestas bajaron? —uy entonces ya había visto el periódico de está semana. Philips tuvo una gran idea parecida a la nuestra y con aquellas dulces palabras que dijo durante la apertura de su restaurante nuevo había logrado subir sus cifras en cuestión de horas.
—Phillips dio una idea parecida a la nuestra —respondi sin más. —No es culpa mía.
—Ese viejo asqueroso —gruño apretando sus puños. —¿Sabes que no puedo perder verdad?.
—Tranquilo, todavía tienes todos los votos de la iglesia a tu favor. Es una comunidad grande.
—No es suficiente.
—Escuchame... Te dije que te haría ganar, déjame encargarme de esto el fin de semana, el lunes son las votaciones.
