◕*.✧ Emma es una joven madre soltera con una vida "normal" si es que así se le puede llamar. Una vida llena de incidentes y desgracias desde que tiene memoria, una vida en la que solo le queda ser feliz por la única persona a la que ama con todo su...
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*.✧ Jungkook.
Maldito día lluvioso, había arruinado por completo mis zapatos Gucci luego de que pisará un charco de agua antes de subir a la camioneta y conducir hasta la alcaldía, ahora me encontraba moviendo mis pies en el suelo con desesperación.
Si la memoria no me fallaba hoy tendría que ver a la consejera de la junta del ayuntamiento para tratar el tema sobre los malos ductos de tuberías del centro y de algunas calles de la ciudad, en estos momentos sin duda era lo que más me importaba, no quería más accidentes con mis zapatos de nuevo, solo por qué las jodidas alcantarillas se tapaban y no desviaban la suficiente agua.
La puerta de mi oficina se abrió y eleve mi vista topandome con aquellas perfectas piernas, enfundadas en unos bonitos pantalones negros de vinipiel, con unas botas largas del mismo color. Emma llevaba un suéter gris de por debajo de su abrigo con impermeable que le llegaba a hasta las rodillas y su cabello pelirrojo se encontraba atado en una coleta como casi siempre.
No me miro a los ojos y simplemente se planto frente a mi escritorio no sin antes poner una cajetilla de cigarrillos y un café sobre el. Luego volvió a mirar su tablet y finalmente decidió hablar.
—La junta con la consejera es el quince minutos, luego tenías programado un almuerzo con tu padre pero me llamo para cancelarlo. Tienes que firmar los documentos de autorización para las vayas del centro comercial y después de eso vendré a recogerlos —leyo tan rápido y secamente que apenas pude procesar la información.
¿En donde estaba la Emma optimista que al menos intentaba animarme como lo había hecho estas últimas semanas?.
Oh, quizás había decidido esfumarse por que ayer fui un bruto de mierda con ella.
—Es todo por la mañana señor Jeon —esta vez si que levanto la mirada y sus bonitos ojos verdes con destellos amarillos me miraron enojados y dolidos. —Tengo que salir a la estación de policía para repartir el cheque de los fondos destinados de este mes —me informo con recelo. —No me tardo más de veinte minutos.
