Skinwalkers

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'Los que van a cuatro patas'

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'Los que van a cuatro patas'

Las leyendas de estas entidades pertenecen a la cultura navajo de Estados Unidos, y me recordó mucho a la del Wendigo por lo oscura y macabra que es.
También llamados 'Cambiapieles', los skinwalkers son brujos que sacrifican a sus seres queridos para realizar rituales con tal de obtener poderes inimaginables capaces de destrozar nuestras mentes. Son desterrados de sus comunidades por tal acto desquiciado y sus almas son corroídas por la magia negra.
Sus cuerpos comienzan a deteriorarse pues la oscuridad los convierte en seres que ya no son humanos para nada, usan pieles de otros animales para pasar inadvertidos ante los ojos de gente desafortunada. Son capaces de fabricar pociones con sangre y huesos de sus presas las cuales son en su mayoría niños o bebés, estas pociones las usan para incapacitar a sus víctimas y dejarlas indefensas. Pero su habilidad más aterradora es que pueden adoptar la forma de alguien que ustedes conozcan ya sea un familiar o un amigo para poder ingresar a tu casa y darte la peor de las muertes posibles.
Me ocurrió una vez en Nuevo México cuando me hospedé en una cabaña la cual le renté al dueño quien era descendiente de los navajos. El hombre, muy amable, me aconsejó que si veía en el porche a un familiar o un amigo mío durante la noche pero si sus ojos brillaban en la oscuridad como los animales entonces no eran ellos, era un skinwalker. Y si quería salvarme no tenía que invitarlo a pasar a la cabaña, lo cual salvaría mi vida.
Esa misma noche oí que alguien tocaba a la puerta, pensé que podría ser el dueño que quizás olvidó dejarme algo importante para que mi hospedaje fuera más cómodo. Entré en shock al escuchar las voces de Edward Mackay y de Frederick Wexler detrás de la puerta. Ellos debían estar en Escocia, no en Nuevo México. Miré por el ojo de la puerta y ahí los vi, eran ellos y tenían ganas de verme impacientemente. ¿Cómo llegaron tan rápido desde Europa hasta Estados Unidos? Algo no andaba bien y entonces recordé lo que el dueño me había dicho. Volví a mirar y vi que sus ojos brillaban como el de los animales en la oscuridad, eran skinwalkers.
Mi corazón por poco se detiene, pero no los invité a entrar a la cabaña diciéndoles que la casa estaba hecha un desastre y no quería que vieran el desorden, lo cual era mentira. Los skinwalkers disfrazados de mis amigos se marcharon y no volvieron a aparecer durante el resto de la pacífica noche.
Ahora ya sabes como salvar tu vida de estas pieles caminantes salidas del infierno, no se hable más.

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