capítulo uno - ojos verdes

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07:00 am.
Un día más.
Apago mi despertador
Voy a la ducha, me visto Tomo una manzana para el desayuno Me pongo mis auriculares Y camino al instituto.

Mi hermosa rutina.

Tarareo unas canciones mientras intento no pisar las líneas divisorias de las losas como cuando era niña.

Me distraigo un poco y me pongo a imaginar escenarios falsos en mi mente, divago un poco y miro el comportamiento de las personas.

Unos van con traje y corbata, con maletines al trabajo.

Y otros tantos caminan en sandalias y shorts con una tabla de surf en sus manos y se dirigen a la playa.

Que envidia.

A solo unas cuadras de llegar al colegio me cruzo con mi mejor amigo.

Chocamos puños y seguimos nuestro camino de todos los días. Mientras me cuenta como fue su partida de la noche anterior de uno de sus videojuegos.

— Te lo juro Mya, estuve a solo unos puntos de ganar, pero tenía que llegar esa chica, de la que te estuve hablando, y ¡Ella me gano la partida!— dijo en un tono más bajo como si le avergonzase que alguien lo haya ganado en uno de sus juegos favoritos.

— A mí me parece que estás enamorado amigo mío, llevas días hablándome de esa chica.

— Dices puras tonterías. Niña —dijo para luego desordenarme el pelo

— Oye! - le reclame, pero con un golpe en el estómago nos empareje. —Ahora sí estamos a mano —dije con una sonrisa mientras él se retorcía de fingido dolor. —vamos, no exageres, no te pegue tan fuerte Marco, no seas bebé.

—Sabes que soy sensible! - me reclamo. Pero pude percibir una sonrisa en su rostro.

— apuesto a que mientras juegas futbol te dan golpes peores. Rodé los ojos y seguimos caminando, a solo una cuadra estaba nuestro instituto.

Llegamos y nos separamos porque nuestros casilleros estaban separados y teníamos clases distintas, él llego y saludo a sus amigos del equipo de fútbol, algunos lo molestaron porque al parecer estuvieron en su partida la noche anterior.

Llegue a mi lugar en clase y esperamos a que llegara el profesor y algunos alumnos restantes.

Vi a algunos chicos haciendo tareas a último momento y me alarmé pregunté a algunas chicas con las que suelo hablar y me dijeron que es para otra clase que por suerte yo no tomo.

En eso entro Ashton Williams.

Estaba enamorada de él desde teníamos 14 años, fue mi primer amor y mi primer beso antes de convertirse en un completo idiota.

Éramos amigos de niños, nuestros padres son amigos desde la secundaria.

Querían que sus hijos sigan el grupo por generaciones, pero no funcionó, ahora no podemos siquiera entablar una conversación.

Ambos crecimos y nos separamos, o más bien él se distanció de mí, conoció nuevos amigos, las fiestas, descubrió que era bueno en el futbol, tanto que se volvió capitán del equipo, y con el tiempo me dejo atrás.

Sin embargo, yo, me enfoqué más en los libros y en escribir mis propias historias, es algo que me apasiona desde pequeña.

  Pero con los amigos a mí no me fue tan bien como a él, yo solo tengo a Marco.

Nuestros padres no cortaron su relación, solo que ahora ya no nos obligan a convivir.

El maestro de literatura llegó y todos sacamos nuestros libros, nos empieza a hablar de lo que veremos en clase y es interrumpido por el director que viene acompañado de un chico y una chica.

LettereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora