Llegamos en el auto de Ashton, bajo del Mercedes-Benz negro y me encuentro con una gran casa de tres pisos, debe ser de alguna especie de fraternidad porque está en el campus de una universidad. Aún no sé cómo terminé aceptando venir con Ashton a esa fiesta. Ir a estos eventos no suele ser de mis actividades favoritas, pero una buena fiesta tampoco la rechazaría.
Espero que nada se nos salga de las manos.
Cuando bajamos del auto, me encuentro con un gran jardín repleto de chicos un poco mayores que nosotros. Un grupo está alrededor de un auto escuchando música, con unas cervezas en las manos; más adelante se puede ver a otro grupo de chicos ebrios, incluso uno tirado en el césped.
Siento un brazo pasarse por mi cintura con un agarre firme. Me giro para encontrarme con los ojos de Ashton. Él me sonríe y mira en dirección al lugar del que ya quiero salir corriendo. Si así está afuera, no me quiero imaginar cómo estará dentro.
Cuando entramos, lo primero que siento es un fuerte olor a alcohol etílico. Lo siguiente que veo es mucha gente distribuida por lo que creo que es la sala del lugar. Empezamos a avanzar y él aún me sostiene con firmeza por la cintura mientras nos hacemos paso entre la gente que está bailando. Se inclina un poco para hablarme en el oído justo cuando noto a un grupo de chicos que están haciendo una competencia de shots.
—Se ve que esta fiesta estará buena, ¿no, rubia?
—Claro, Ash.
Nos acercamos a la cocina y Ash me tiende un vaso rojo. Él se bebe el suyo de un solo trago y se sirve más de un extraño tanque. Olfateo el contenido de mi vaso, solo es cerveza, así que bebo unos tragos y me sujeto del brazo de Ash hasta llegar al jardín trasero, donde hay una piscina.
Encontramos a un grupo de los chicos del equipo con otros que no conozco. Supongo que son los amigos de Ash.
—¡Hola, Mya! —me saluda Jackson, un chico del equipo, y luego de él lo siguen algunas caras conocidas.
—Mya, ellos son Jake, Louis y Harry. Seguro los recuerdas, estudiaban en nuestro instituto —dijo, apuntando a dos chicos castaños y un rubio—. Chicos, ella es Mya.
No los recordaba, pero voy a fingir que sí.
—¿Mya? —pregunta el primero de ellos, levantando las cejas—. Es un lindo nombre.
—Gracias —les sonrío, un poco incómoda.
La noche se me hizo eterna, pues solo estaba al lado de Ashton mientras él hablaba con los chicos de fútbol y bebía cerveza. Ya estaba bastante aburrida y quería largarme a casa. No era así como me imaginaba una fiesta con el idiota que me gustaba. Le dije a Ashton que quería hablar con él y nos alejamos del grupo.
—¿Qué pasa, rubia? —dijo poniéndose a mi altura para que pudiéramos hablar.
—Quiero ir a casa, Ash.
—Pero si aquí estamos bien, nena —dice, pasando un brazo por mi cintura y atrayéndome hacia él. En otra ocasión me hubiera encantado que hiciera eso, pero ahora no, pues tenía un fuerte olor a alcohol que me desagradaba.
—Estás ebrio —le dije, quitando su mano.
—Vamos, no seas aburrida —dijo con voz grave, acercándose a mi cuello.
—No, Ash —al notar que no se apartaba, lo empujé—. Te dije que no.
Al apartarse de mí, me miró con una expresión de sorpresa, lo que rápidamente cambió a un semblante más enojado.
—Bien, vete a casa, pero yo me quedo aquí —dijo claramente molesto.
Él volvió con el grupo de chicos al instante, ni siquiera se volteó a mirarme una última vez. Yo salí de aquella casa, buscando en mi bolso mi celular. Tenía poca batería. Entré en mis contactos y llamé a la primera persona que se me ocurrió.
ESTÁS LEYENDO
Lettere
Teen FictionMuchos utilizamos la lectura y la escritura como método de escape de la realidad. Es nuestro refugio, el lugar seguro donde podemos sentirnos cómodos y no ser juzgados. Escapar de la realidad a través de las letras, y ser felices gracias a ellas. Y...