Odio las matemáticas. No, esperen, no me expresé bien: DETESTO las matemáticas. En serio, nunca voy a entender a quién se le ocurrió mezclar números y letras. Solo con mirar el libro me pierdo, y peor aún cuando el profesor Matthews trata de explicar su clase.
— Por más que te pongas de cabeza, la pizarra no va a cobrar sentido, linda.
— No entiendo cómo haces para entender esto.
— Los números se me dan bien.
— Simplemente no entiendo. ¿Termina tú y luego... comparamos respuestas?
— No, ven, te voy a mostrar el proceso. Sé que puedes.
Spoiler: No pude.
Pasamos el resto de la clase intentando que yo entendiera lo que estábamos haciendo. Estábamos cerca de los primeros parciales y yo no lograba entender nada de nada. No es que no lo intentara, es que realmente no comprendía nada. No estoy muy segura de cómo llegué al último año, la verdad.
— Val, entiende que simplemente los números no se me dan.
— Solo es cuestión de práctica, ya te saldrá. Vamos, salgamos de esta clase.
— Tengo antojos de algo súper grasoso.
— Que no te escuche Ashton. Últimamente está muy estricto con una dieta que intenta que Marco y Aaron también sigan.
— Qué raro, Marco no me dijo nada.
— Sí, súper raro.
Sospechoso.
— Mira, ahí están los chicos. Vamos.
Ya habían pasado un par de días desde la videollamada que tuvimos con los chicos, y Aaron ya había vuelto al instituto, solo que lo estaba evitando. ¿Saben lo vergonzoso que es que él me haya escuchado decir que es tierno?
Lo mejor y más maduro era evitarlo.
Claro.
Miré los lugares en la mesa. Por obvias razones no quería sentarme junto a Aaron como solía hacer, y el asiento junto a Marco ya estaba ocupado por Val. No había sillas libres junto a Ashton porque estaba justo en medio de los chicos.
— Hola chicos — saludó Val, y recibió solo un asentimiento de Ash, seguido por Marco.
— Hola, Val — dijo muy sonriente.
— Y hola, Mya. Gracias.
— Hola, rubia — respondió Ashton con una sonrisa.
Esto hizo que Aaron frunciera el ceño. Cuando finalmente me senté junto a él, se inclinó para susurrarme:
— Ciao, bellezza — luego se dirigió a su primo. — Aún no entiendo por qué la llamas rubia si es castaña.
— Es algo tonto, la verdad — dije rápidamente para evitar una situación incómoda.
— Es solo que cuando teníamos quince años, le dije a Mya que se vería increíble si fuera rubia.
— Aja, ¿y?
— Que se tiñó el cabello y le quedaba de maravilla — dijo Ashton con una sonrisa. — Y desde entonces le digo "rubia" de cariño.
— ¿En serio te teñiste el cabello solo porque él te lo pidió? — Aaron usó un tono claramente juzgador.
— Era algo que ya quería probar desde hace tiempo, ¿ok? Además, me lo elogiaban mucho.
— Yo creo que deberías volver a teñirte — mencionó Ashton.
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Lettere
Teen FictionMuchos utilizamos la lectura y la escritura como método de escape de la realidad. Es nuestro refugio, el lugar seguro donde podemos sentirnos cómodos y no ser juzgados. Escapar de la realidad a través de las letras, y ser felices gracias a ellas. Y...