La seguí por detrás del mostrador. Se dirigió hasta el fondo de la sala, yo solo veía una pared con varios cuadros colgados. Descolgó el cuadro del centro y palpó la pared. Cuando su mano estuvo a la altura de sus ojos empujo con fuerza, un panel se deslizó en el muro, dejando el hueco de una puerta..
Aquí no gana una para sustos, pensé que eso solo pasaba en la películas. Mi reacción fue pensar en esos dvds de miedo que tanto le gusta a Charo, en esos momentos de tensión, cuando la chica entra en el pasadizo perseguida por alguna extraña criatura, o algún siniestro asesino.
Me obligué a centrar mis pensamientos y entramos por esa puerta sorpresa. En un principio pensé que sería un pasadizo oscuro y con telas de araña pero para mi sorpresa era un pasillo normal como los del resto del hospital.
-por lo que sé, cerraron este ala del edificio cuando el director del hospital se suicidó- dijo Anna indiferentemente.
-¿cómo sabes tantas cosas de este lugar? - pregunté mientras avanzábamos por el pasillo
-bueno, me he documentado mucho. Llevo incontables horas buscando a los fantasmas de este lugar y si te soy sincera no es la primera vez que estoy aquí. Lo del pasillo secreto lo descubrí hace poco, es un secreto que aún no conoce nadie. Para ser sincera, sola, no me atrevía a entrar –me explicó- Ahora si noté cierto tono nervioso en
su voz.
"secreto" –repetí para mis adentros. Una palabra bastante recurrente en estos últimos días. Encontramos varias puertas antes de llegar al final del pasillo, eran habitaciones prácticamente vacías, no podía evitar que un escalofrío recorriera mi espalda cuando entraba en cada una de ellas. A la chica, Anna le debía pasar lo mismo, no se despegaba de mi lado y a veces sus dedos se clavaban en mi brazo. Pensé que tenía más miedo que yo, aunque eso no me alivió mucho.
El pasillo terminaba en una sala de esas de aislamiento, tenía las paredes acolchadas, no había ventanas, no había nada, el suelo igualmente era blando como si estuviera forrado con un colchón gigante, al andar sobre el daba la sensación de flotar en una especie de nube, era como pasear por el parque infantil, donde ponen losas de estas blanditas, que ceden un poquito bajo el peso del cuerpo. Esto era parecido, aunque más firme pero la vez más suave. Anna se quedó en la puerta y yo, cuando me quise dar cuenta, estaba en el centro de la habitación. Asombrada por mi arrojo miré a chica desde dentro.
Un sonido metálico rompió el silencio, la puerta se cerró con fuerza, escuché el grito de Anna, pero en ese momento mi visión se distorsionó, más que ver percibía lo que tenía a mi alrededor a través de... turbulencias, era como si se moviera todo mi entorno, como si me hubiesen puesto un vaso gigante en la cabeza y su recio cristal impidiera una visión clara. Me descubrí a mi misma inmersa en un mundo diferente, era consciente, estaba allí, en aquella habitación pero veía cosas que antes estaban ocultas. Me acerqué a la esquina izquierda de la habitación, hundí mis dedos en la acolchada pared y noté las aristas de la baldosas engomadas, agarrándola con fuerza tire hacia arriba, cedió doblándose de forma elástica, me apoyé en la pared con todo el cuerpo y metí la mano. Enseguida sentí el vacío. El rincón estaba hueco. Introduje la mano a más profundidad y palpé metal, una caja metálica, la cogí. En cuanto solté la baldosa, todo quedo tal cual, era un lugar ideal para ocultar algo, la plasticidad de los materiales permitían crear un rincón de lo más natural en aquel lugar, jamás nadie, hubiera encontrado aquella pequeña guarida. De nuevo, todo volvió a la normalidad, la puerta se abrió, cuando salí, Anna estaba sentada en el suelo, con ambas manos abarcaba sus piernas encogidas sobre el pecho, lloraba.
-¡Amal!- gritó y se abalanzó sobre mí.
- ¿Te encuentras bien? ¿Qué ha pasado? Estaba muerta de miedo. De pronto se cerró la puerta y no podía abrirla y de repente te pusiste pálida y empezaste a hablar sola. Fuiste hacia esa pared y cogiste algo. Creo que no he estado tan asustada nunca.- dijo sollozando.
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AMAL
AdventureAmal cariño, ya tienes el desayuno preparado- dijo ella en voz alta - ya voy abuela, ya casi estoy- llegué enseguida a la cocina - que bien huelen esas tostadas- le dije dándole un beso. Me quedé observándola. Era la mejor abuela del mundo y c...