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     Anduve 15 minutos por un pasillo de piso terroso, aquello estaba vagamente iluminado lo suficiente para seguir el camino. Al tacto, las paredes parecían de barro, como si lo hubieran hecho muy deprisa para que nadie lo supiese. Finalmente me encontré con una puerta que sólo se podía abrir desde adentro. Era una puerta de acero, de esas que ponen en los bloques como cortafuegos Estaba temblando, no sabía que me iba a encontrar al otro lado. Abrí lentamente y saqué la cabeza y miré hacia fuera, primero a izquierda y después a derechas, nadie. De pronto percibí un olor a queso muy fuerte. Salí despacio del túnel y cerré la puerta. Cuando me giré tenia a un dependiente mirándome de forma muy rara y lo único que se me ocurrió fue sonreir y salir de allí cuanto antes. Respiré hondo cuando me encontré fuera.  Era una calle poco transitada, y parecía más moderna que el resto del pueblo. Justo enfrente como me dijo el policía estaba el vehículo, era el único coche en toda la calle. Era un coche sacado de una "peli" de ciencia ficción. Abrí pulsando un botón en la llave, los 4 intermitentes se encendieron simultáneamente si emitir sonido alguno, volví a mirar a ambos lados y corrí hacia el coche. Una vez dentro, solté el macuto en el suelo del mismo, junto al asiento del copiloto y  metí la llave en el contacto. Estaba tan nerviosa que necesité dos intentos para colarla en la cerradura, el coche arrancó a la primera con un suave ruido. Miré hacia la puerta de la que había salido.

    -¡Será posible! ¡Era una tienda de queso Azul!

    Inmediatamente se encendió una pantalla de colores vivos y una voz artificial indicó:

    -"recalculatingroute"

    -"calculationsperformed"

    -"aller tout droit pourune cinquantaine de mètres, puis tourner à droite"

    -"sont2064,99 km. pour votredestination »

Inicié la marcha. Miré por el retrovisor y observé que no había nadie. Sentí un gran alivio de saber que no me seguían. Me incorporé y seguí las instrucciones del navegador.

Al cabo de cinco minutos salí del pueblo. Este me condujo unos minutos más y me hizo girar a la izquierda en un cruce. Me quedé extrañada y me detuve a la derecha del carril.

    - ¡Joder! –Exclamé consternada. Para mi sorpresa, el GPS me guíaba por una ruta rupestre sin señales ni marcas víales, solo tierra, piedra y plantas. Volví a arrancar e  introduje el coche una treintena de metros, ante mí una enorme cuesta se inclinaba desafiante, sería imposible subir aquello, ni siquiera con ese « Mercedes », dudé.

            -Imagino que el Inspector Pinaud piensa que es mejor ir por carriles para no ser vista- me dije a mi misma autoconvenciendome de que todo saldría bien.

- ¡aquello era una locura! Abrí  la guantera del coche para ver si había algún mapa y encontré alojada en su funda, una pequeña pistola,

     -¡Hola "Rubi"!–Me oí decir mordazmente.

     -¡Pero que estoy haciendo! Grité agarrándome la cabeza con ambas manos.

     Oí claramente el sonido chirriante de las ruedas al derrapar, varios vehículos entraban velozmente por el carril donde me hallaba. Ya había pensado demasiado, pisé el acelerador y la inercia hizo que me pegara al asiento como una lapa, aquel monstruo aceleró sin quejarse tirando ferozmente hacia atrás arena y piedra, parecía estar pegado al terreno.

     Era automático, solo tenía que pisar el pedal. Devoraba la pronunciada cuesta como si de un llano sin importancia se tratara, los coches que me seguían comenzaron a zumbar de forma crónica, la pendiente era tan inclinada que no podían seguirme, apenas avanzaban y las ruedas resbalaban sin poder sujetarse a la superficie. A través del retrovisor, llegó un momento que solo distinguía humo y polvo. Definitivamente, quedaron atrás.

AMALWhere stories live. Discover now