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-Buenas tardes, señorita Amal.- dijo

-¿Quién es usted?¿Cuánto tiempo llevo aquí?- pregunté

- Soy Jean Fourneau, miembro de la Ordus Templi. En la jerarquía de la hermandad, para que te hagas una idea, tengo... como lo diría "cierta mano". Sobre nosotros se cuentan muchas cosas, ¿sabes porqué?, te diría que nos tienen miedo. Pero en si, no es miedo a nosotros, es miedo a la verdad. Conocemos secretos que el hombre aún no está preparado para compartir. Nosotros los protegemos. Tu tienes algo que hay que esconder, el mundo no está preparado para una revelación de ese tipo. Ni siquiera a ti te han dicho toda la verdad, nosotros lo único que queremos es protegerte, proteger el mundo. No somos aquellos que muchos pretenden que seamos.

Las palabras de Nicole resonaban en mi cabeza "no te fies de nadie"

-¿Entonces qué quieres de mi?- pregunté

-Te necesito. Tu eres la clave.

-¡Escúcheme! Sr. "Fornu" o como diga llamarse, estoy harta de este juego –Dije realmente alterada- No quiero, repito, me niego rotundamente a que me lleven de aquí para allá como si fuera un mueble. De pronto todos, todos... ¡el mundo entero! ¡se ha vuelto loco!, ¡no! Me niego, no quiero ser partícipe de esta locura. –Cuanto más hablaba más me alteraba- Así Sr. Lo que sea, voy a salir de aquí, voy a llamar a la policía y voy a parar este estúpido juego de espías y sectas y... ¡no se que más!

Se produjo un silencio, que se me antojo una eternidad.

-Bien Señorita Amal, si ha terminado, me gustaría que me escuchara durante cinco minutos, no le voy a quitar más tiempo. Si después de conocer lo que voy a decirle quiere marcharse, puede hacerlo. –Arqueé las cejas, seguramente también se notó mucho lo sorprendida que me quedé.

Jean Forneau Debía tener unos sesenta años, era alto, a pesar de la edad aún conservaba ciertos rasgos que delataban haber sido un joven de un gran atractivo. Sus ojos eran verdosos, tenía abundante cabello cubierto en su mayor parte por un color Blanquecino. Era alto, bastante alto, debía sacarme al menos dos cuartas, tal vez más. Llevaba ropa de sport, cómoda pero a la vez elegante, de esas que hay ahora de marca, con la que puedes ir a una gala en cualquier salón diplomático y las revistas te tacharían de distinguido, incluso de refinado.

Después de una pausa siguió hablando:

-Lo primero disculparme por el trato de mis empleados, a veces suelen emplear métodos poco ortodoxos, en la mayoría de las ocasiones no estoy de acuerdo, pero debo decir que son bastante efectivos. Por otro lado quiero contarte quien eres y porqué ahora mismo estás en esta situación.

Debo reconocer que a medida que ese hombre me hablaba, me fascinaba más y más, era como una especie de atracción por lo desconocido, además lo último que había dicho me llamaba poderosamente la atención. Y una vez más me sorprendí a mi misma.

-Por favor Sr. Forneau, continúe.

-No, no, se lo suplico Amal, llámeme simplemente Jean.

-De acuerdo Jean. Ha conseguido llamar mi atención.

-Me es grato saberlo, le aseguro que no la decepcionaré, por supuesto estoy abierto a cualquier pregunta que deseé plantearme. Bien sin más demora, hay varias cosas que tenemos que dejar bien claro.

-La primera, es fundamental, repito, fun-da-men-tal. Parece usted inteligente, por lo que le pediría que actuase desde ese punto de vista. –Forneau endureció su expresión- Métase en la cabeza que esto no es ningún juego. Nadie está jugando. Usted, está metida en esto, quiera o no. Y muchas personas, la vida de mucha gente depende de usted.

-Si, eso ya me lo han dicho –repliqué- ¿pero que hago yo en medio de todos ustedes?

-Es un legado –Contestó Jean- Es un privilegio. Srta. Amal, usted es la última descendiente de Navín. La única que, al menos en teoría, tiene el poder de descifrar el secreto de la llave de los tres dientes.

-Puede que muchas historias le hayan contado hasta el momento, puede que muchos hayan querido ser amigos, ofreciéndole cierto acercamiento, actuando como víctimas, siendo de alguna forma los "buenos" de la película. ¡No se equivoque Amal!

-La verdad no tiene nada más que un camino.

- Y ese camino es el suyo, ¿o me equivoco Sr., Forneau? –Dije lo más autoritaria que pude.

-¿el nuestro?, no lo sé Srta. Lo que si puedo decirle es por lo que luchamos, por lo que venimos luchando desde el principio de los tiempos. Peleamos por un mundo mejor, mejores personas, por un lugar sin violencia donde criar a nuestros hijos. Esa es nuestra creencia.

-Según tengo entendido, no escatiman en utilizar esa violencia que tanto quiere eliminar, para conseguir sus fines. –Joderrrr, a veces me daría contra la pared, ¿por qué tenía que ser tan bocazas?

-La gente habla mucho, todos sabemos mucho, pero desgraciadamente pocos conocen la verdad. Se habla de Sectas, de culturas ancestrales con ritos de sangre, de despiadadas organizaciones capaces de utilizar cualquier patraña para conseguir sus fines. La gente habla y desgraciadamente exagera cuanto dicen y eso corre de boca en boca. Ya sabes, conocerás el juego del grupo de amigos en fila que uno de dice una frase a otro que se la dice al siguiente y este al siguiente, si es una fila de quince o veinte personas, cuando la frase llega al último, al decirla en voz alta, no tiene nada que ver con la frase que dijo el primero. ¡Imagínate! Historias que tienen cientos, miles de años. La realidad no tiene absolutamente nada que ver con lo que cuentan.

-¿Entonces, ustedes que buscan? –Dije un poco sorprendida.

-La verdad, Buscamos la verdad, deseamos un mundo justo.

-Lo que no sé es como puedo yo ayudarle, ¿Qué tengo que hacer?

-Realmente, eres la única que puede ayudarnos, se ha intentado, se han usado todos los medios disponibles, habidos y por haber. ¡Todo ha sido en vano! En realidad, lo que sabemos es que te necesitamos, eres la última descendiente de Navin, en ti está el poder para sacar a la luz el secreto.

-Dígame, ¿En que consiste el secreto?

-Si quieres la verdad... no se sabe. Todos los escritos hablan de un objeto, poción o poder superior.

-No me digan, que se persiguen, pelean y matan por algo que no saben ni siquiera... ¡que leches es!

-Sabemos lo suficiente. Sabemos que aquello que ocultaron es la respuesta que siempre hemos querido.

-¿La respuesta? –Dije cada vez mas liada.

-Lo que buscamos fue guardado a conciencia, data del principio mismo de la creación, algunos dicen que es la misma gracia de Dios. Es la respuesta a todos los males que aquejan a la humanidad, a todas las preguntas que nos hacemos a diario, al fin de las enfermedades. Es la solución para restaurar el mundo a su origen.

-Amal, si nos ayudas serás la precursora de un nuevo comienzo. Sé que todo esto, ahora te queda muy grande, pero solo tú puedes llevarnos hasta lo que buscamos.

Por favor, solo te pido que lo pienses. No queremos causar mal alguno, solo queremos tu ayuda.

-No quiero presionarte, puedes irte. Tienes una reserva en el Hamilton. Los gastos corren de nuestra cuenta. Puedes quedarte tanto tiempo como quieras. El futuro de una humanidad mejor está en tus manos. Piénsalo. –El Sr. Forneau me tendió una tarjeta de visita- Espero tu llamada.

zF

AMALWhere stories live. Discover now