Ron se movió un poco en el banco y me hice un espacio para sentarme.
—Por un momento pensé que irías a Slytherin —comentó Hermione con una sonrisa curiosa.
—Era obvio que no, Herms —intervino Harry—. ____ es una de los nuestros.
Le sonreí y él me devolvió la sonrisa. Me alegraba mucho tenerlos conmigo; por ahora, eran mis únicos amigos en este nuevo mundo.
Ron carraspeó y dijo:
—Felicidades, ____. Ya verás que no es por nada que dicen que nuestra casa es la mejor.
—Yo no sabía a qué casa iría, realmente —continuó Harry—. El Sombrero quería mandarme a Slytherin, pero cambió de opinión, y pues, aquí estoy —me sonrió.
Continuamos disfrutando lo que quedaba de la cena en silencio, al menos en nuestra parte de la larguísima mesa de Gryffindor. Al terminar, la comida desapareció de la mesa y, como nueva estudiante, tenía que seguir a nuestro prefecto junto con los niños de primer año... otra vez.
—Estudiantes de primer año —el prefecto me miró y añadió—: y ____, síganme.
Rodeé los ojos y lo seguí, mientras los niños me miraban incrédulos. Supongo que sus padres nunca les mencionaron que alguien mayor podría entrar a primer año. Subimos unos cuantos escalones mientras el prefecto nos hablaba de los cuadros que tenían vida propia. Después de un rato, llegamos a lo que parecía ser la entrada de nuestra casa.
—¡Llegamos! —anunció nuestro prefecto—. ¿Cómo se encuentra hoy, señorita?
¿Le estaba hablando a un cuadro?
—Oh, pero mira cuántos rostros nuevos atravesarán mi puerta —me sobresalté cuando la mujer del lienzo habló—. ¿Tú no estás un poco grande ya? —dijo mirándome fijamente.
—Eh, sí. Es algo difícil de explicar...
—Oh, querida mía, tendremos todo el tiempo del mundo —me sonrió con amabilidad.
Qué mujer tan extraña... y a la vez, encantadora.
—Ahora, como alumnos nuevos, deben presenciar mi talento, con el cual nací y soy espléndida en ello —sonrió, carraspeó y comenzó a cantar lírico.
Cantaba horriblemente mal. Nos tapamos los oídos, incluso el prefecto no pudo contenerse. Sin duda alguna, también era peculiar. La mujer finalmente dejó de cantar y nos permitió entrar.
—Guau... —se me escapó al ver el interior—. Es hermosísima.
—Es hermosa, ¿no? —dijo Fred, acercándose—. Bienvenida, ____. —Me dio un beso en la mejilla y me sonrió.
Por un momento pensé que estaba coqueteando conmigo. Gracias a mi vasta experiencia jugando a los Sims, pude interpretar sus gestos con facilidad. Me sentí algo tonta por ese pensamiento.
—¿De qué te ríes? ¿Fred te contó el chiste que le dije que te iba a contar? —dijo George, fingiendo estar ofendido.
—No, no es eso —me acerqué a ellos—. Solo estaba pensando en algo gracioso... y en lo loca que estoy, tal vez.
Los gemelos se miraron y se echaron a reír. Un chico los llamó, y se alejaron juntos; escuché que le llamaban Oliver... bastante guapo. Miré el papel que el prefecto me había dado; contenía el número de habitación que me tocaba: 236, pasillo azul. Me di la vuelta para ubicarlo y... ¡eureka! Comencé a caminar en esa dirección, notando a algunos chicos saliendo de las habitaciones. ¿Los pasillos eran mixtos? Eso no fue lo que me dijo Remus...
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Amigos, pero algo más -Ron Weasley-
Fanfiction____ es hija de un amorío viejo de Remus Lupin. A sus 16 años, a un año de la guerra, su madre decide abandonarla. Por lo cual, sólo le queda su padre, a quien no ha visto ni hablado nunca en toda la vida. N.
