El trayecto hacia la estación 9 y 3/4 en Londres resultó ser bastante extenso, aunque agradable gracias a la grata compañía de mis amigos.
Ron y yo intercambiábamos miradas de vez en cuando. Después de nuestro regreso del baño, él ocupó el asiento al lado de Harry, mientras que yo me senté junto a Hermione.
Fue en ese momento cuando nos informaron que el trayecto había llegado a su fin. Ron me hizo gestos para que permitiera que Harry y Hermione abandonaran el compartimiento antes que nosotros. Y así fue, una vez que salieron, Ron se puso de pie y tomó mi mano.
-Con respecto a nuestra familia y nuestra relación reciente... creo que es el momento adecuado para hablar sobre ello - continuó Ron, apretando suavemente mi mano mientras la mirada de complicidad entre nosotros se intensificaba.
Le dediqué una sonrisa, alentándolo a seguir mientras el tren se detenía por completo. Nos dirigimos hacia el bullicio de la estación, siguiendo a Harry y Hermione que ya se encontraban esperándonos en el andén.
La plataforma estaba repleta de padres y estudiantes ansiosos por reunirse con sus familias y amigos. Mientras avanzábamos entre la multitud, Ron parecía buscar las palabras adecuadas, como si quisiera asegurarse de expresar sus pensamientos de la manera más cuidadosa posible.
-Ambos sabemos que la última vez que visitamos a mi familia las cosas fueron... un poco caóticas - dijo Ron, su mirada encontrándose con la mía de manera significativa.
Asentí con comprensión, recordando la peculiar dinámica de la familia extendida de Ron y las experiencias vividas en su casa.
-Estoy seguro de que esta vez será diferente. Todos han estado esperando conocerte mejor y... bueno, ya sabes, apoyarnos mutuamente - agregó Ron, transmitiendo confianza y seguridad.
La mezcla de emociones en la estación era palpable: alegría, expectación y cierta dosis de nerviosismo.
Mientras avanzábamos por la bulliciosa estación, con la brisa invernal acariciando nuestras mejillas, Ron y yo nos dirigimos hacia el punto donde los rostros sonrientes y familiares de los Weasley nos aguardaban.-Bienvenidos a casa, nuevamente, muchachos -expresó con alegría el señor Weasley.
Los Weasley se abrazaron entre sí, mientras que yo buscaba insistentemente a mi padre, Remus. La multitud se disipaba un poco, revelando la figura conocida de mi padre, quien me recibió con una sonrisa cálida.-Hola, querida. ¿Cómo fue el viaje? -preguntó, yo sin dudarlo lo abracé con afecto.
Si bien éramos como dos extraños, realmente lo había extrañado muchísimo, no tuve muchas oportunidades de cruzarme con él en Hogwarts. Y sin duda alguna a mi madre igual, pero aún no había tenido noticia alguna de ella.
A mi lado, Ron que había prestado atención a la pregunta de Remus, se dedicó a responder con entusiasmo, compartiendo detalles animados sobre nuestras travesías y las experiencias vividas en Hogwarts. Mi padre escuchaba con atención, su rostro iluminado por la felicidad de tenernos de vuelta en casa.
La atmósfera festiva se prolongaba mientras nos dirigíamos hacia la guarida de los Weasley. La chimenea crepitaba con la bienvenida del fuego, y la casa resonaba con risas y conversaciones animadas. La señora Weasley nos instó a entrar en la acogedora sala de estar, donde un árbol de Navidad resplandecía con luces centelleantes y adornos cuidadosamente colocados.
Ron se volvió hacia mí, sus ojos brillando con emoción. -Espero que te sientas como en casa -dijo, apretando suavemente mi mano.
Con una sonrisa, asentí, sintiéndome agradecida por la calidez de la bienvenida y emocionada por la perspectiva de compartir la Navidad con esta familia tan especial. La velada prometía momentos entrañables y la oportunidad de fortalecer aún más los lazos que ya habíamos tejido.
En medio de la algarabía, Ron me guió hacia un rincón acogedor donde nos sentamos juntos. La conversación fluyó naturalmente, entre risas y bromas compartidas.
Alejados de la animada celebración que aún resonaba en la casa. Las risas y las melodías navideñas se filtraban débilmente mientras nos sumergíamos en nuestra propia burbuja de conversación.-¿Qué te parece la Navidad en la madriguera hasta ahora? - preguntó Ron.
-Es maravillosa, Ron. La atmósfera, la familia, todo es tan... mágico -le sonreí.
Ron sonríe de vuelta -Sí, siempre ha sido así. Pero esta Navidad es diferente, ¿verdad?
-Sí, es diferente. Especialmente porque estoy aquí contigo -le tomé la mano.
Ron que se fue poniendo cada vez más nervioso añadió-: Eso es lo que quería hablar contigo, ¿sabes? Sobre nosotros y... bueno, sobre lo que significa para mí.
Le miro con ternura -Te escucho...
Ron respira profundamente -Verás, desde que nos conocimos, he sentido que... que hay algo más entre nosotros, algo que va más allá de la amistad.
-Yo también lo siento, Ron -asentí suavemente.
-Bueno, eso es un alivio. Porque, sinceramente, no puedo dejar de pensar en ti, en nosotros, y en lo afortunado que me siento de tenerte aquí.
En ese momento, nuestras miradas se encontraron y el aire entre nosotros se cargó de una electricidad especial. En lo alto, sobre nuestras cabezas, notamos un muérdago colgando del techo.
-¿Ves eso? -Ron señaló hacia arriba.
-Sí, un muérdago...
-En la tradición mágica, bajo el muérdago, se supone que...
Le interrumpo -...deberíamos besarnos.
-¿Te importaría seguir la tradición? -preguntó Ron.
-Para nada.
Sin decir una palabra más, nos acercamos uno al otro, y bajo el muérdago en la mágica madriguera de los Weasley, nos dimos un beso. Ese beso, bajo el muérdago y la mirada cómplice de las luces navideñas, marcó el inicio de una nueva etapa en nuestra relación. Ron y yo compartimos un momento especial, ajeno al bullicio festivo que aún resonaba en la madriguera de los Weasley.
Al separarnos, nuestras sonrisas reflejaban la complicidad que había crecido entre nosotros. La magia de la Navidad parecía intensificarse a nuestro alrededor, y el cálido resplandor de las luces del árbol iluminaba la habitación, resaltando la felicidad que experimentábamos.
-¿Qué te parece si te enseño un poco más la madriguera? - propuso Ron, con brillo de emoción en sus ojos.
Asentí con entusiasmo, y juntos nos aventuramos por los rincones decorados con encanto navideño. La risa compartida y los susurros cómplices se mezclaban con el aroma a galletas recién horneadas que provenía de la cocina. Al doblar una esquina, nos encontramos con una pequeña sala adornada con más decoraciones festivas. Ron me tomó suavemente de la mano, y mientras admirábamos la magia del lugar, sentí que cada momento con él se volvía más especial.
-No puedo creer que finalmente estemos aquí, celebrando juntos - comentó Ron, su mirada reflejando gratitud.
-Yo tampoco lo puedo creer. Esta Navidad es realmente única - respondí, apreciando la conexión que compartíamos.
Nos detuvimos frente a una puerta entreabierta que revelaba una acogedora sala con luces parpadeantes y cojines esparcidos por el suelo. Ron me miró con una sonrisa traviesa.
-¿Te gustaría un rincón más tranquilo para continuar nuestra conversación? - sugirió.
Asentí, y juntos ingresamos a la sala íntima. La puerta se cerró detrás de nosotros, sumergiéndonos en una atmósfera más privada. Mientras nos acomodábamos entre los cojines, nuestras miradas se encontraron nuevamente, transmitiendo un entendimiento mutuo y una creciente complicidad.
-Siento que este es un capítulo especial para nosotros, ¿no crees? - comenté, observando la expresión reflexiva en el rostro de Ron.
-Absolutamente. Y estoy emocionado por descubrir qué nos depara el futuro, juntos - respondió, acercándose suavemente.
Ese momento, bajo las luces suaves y el murmullo distante de la celebración, se volvió etéreo. En el silencio cómodo que compartíamos, nuestras miradas hablaban un lenguaje propio, y el deseo de explorar esta nueva conexión se hizo cada vez más evidente. De repente, noté un pequeño muérdago estratégicamente colocado justo sobre nosotros. Ron lo vio también y, con una sonrisa juguetona, se inclinó hacia adelante.
-Parece que la tradición mágica tiene más planes para nosotros - murmuró Ron antes de sellar el momento con otro tierno beso.
Bajo el muérdago, en la intimidad de la madriguera iluminada por la magia de la Navidad, nos sumergimos aún más en la promesa de un amor que crecía con cada instante compartido.
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Amigos, pero algo más -Ron Weasley-
Fanfiction____ es hija de un amorío viejo de Remus Lupin. A sus 16 años, a un año de la guerra, su madre decide abandonarla. Por lo cual, sólo lo queda su padre, a quien no ha visto ni hablado nunca en toda la vida. N.