2. Conociendo

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Después de seguir al elfo por las escaleras, llegamos a una puerta oscura y pesada que chirrió al abrirse. Al entrar, vi una habitación pequeña y sencilla, con solo un armario y una cama. Kreacher chasqueó los dedos y desapareció, dejándome sola con mis pensamientos. Mi maleta ya estaba sobre la cama, mi cama... Me quedé en el centro de la habitación, observando lo que ahora sería mi espacio.

—Espero que te sientas cómoda, ____ —dijo una voz detrás de mí. Al darme vuelta, vi a Sirius, apoyado despreocupadamente contra el marco de la puerta—. También espero que podamos recuperar y crear momentos, tanto nuevos como los que perdimos en el pasado.

Le sonreí y asentí, agradecida por su sinceridad.

—Venía a avisarte que cenaremos a las 19:30. Vendrán unos amigos con sus hijos.

—¿Molly y... Andrew? —intenté recordar el nombre del hombre que la acompañaba en el Callejón Diagon.

—Arthur —me corrigió con una sonrisa—. Sí, ellos. ¿Cómo los conoces?

—Nos encontramos en el Callejón Diagon hoy por la mañana. Remus me los presentó.

—Me alegro de no haber sido yo el encargado de las presentaciones —rió suavemente—. Ah, y ten paciencia con Fred y George. Les encanta hacer bromas, y probablemente seas su blanco esta noche.

—¿Fred y George? —fruncí el ceño, recordando los nombres—. Solo conozco a Ginny, y ella mencionó a alguien llamado Ron.

—Los Weasley son una gran familia —dijo, sonriendo con nostalgia—. Una gran y maravillosa familia. Verás cómo pronto te considerarán una de los suyos.

—Eso espero. Siempre hemos sido mi madre y yo... bueno, hasta que ella... —sentí un nudo en la garganta al recordar que me abandonó sin siquiera despedirse.

Sirius bajó la mirada, como si no supiera cómo consolarme.

—Bueno, yo... tengo que irme —se incorporó, incómodo—. Te espero abajo a esa hora, a no ser que prefieras bajar a ayudarnos.

—Si logro acomodar todas mis cosas, iré —le respondí, tratando de sonar animada.

—¿Acomodar? —pareció pensar un momento—. Prueba con el hechizo "Scourgify", te ayudará a ordenar y terminarás más rápido.

Le agradecí y se fue, dejándome sola. Me dirigí a mi maleta, saqué la varita y decidí intentarlo.

—Scourgify —pronuncié, esperando no fracasar.

Para mi sorpresa, las cosas comenzaron a acomodarse solas, moviéndose como si fueran guiadas por una fuerza invisible. Me quedé maravillada, incapaz de comprender cómo mi madre había podido ocultarme este mundo por tanto tiempo. Con una sonrisa satisfecha, me tiré en la cama y, sin darme cuenta, me quedé dormida.

Al cabo de un tiempo durmiendo, unos susurros me despertaron.

—Shh, se va a despertar —susurró una voz desconocida.

Abrí los ojos de golpe y, al ver sombras moviéndose, tomé mi varita de inmediato. Me lancé sobre una figura y la inmovilicé contra el suelo.

—¡Ah! —gritó el chico que estaba debajo de mí mientras lo apuntaba con mi varita, aunque no sabía como usarla. Mi corazón latía con fuerza.

—¡____, suelta a Ron, vas a lastimarlo! —gritó Remus desde la puerta.

Me separé del chico rápidamente, aún avergonzada por mi reacción impulsiva.

—Lo siento, me asusté al escuchar voces y... reaccioné sin pensar —dije, extendiéndole la mano al chico.

Él la tomó, aunque noté un atisbo de temor en sus ojos.

—No te preocupes, fue nuestra culpa por entrar sin avisar —se rascó la nuca, todavía un poco desconcertado—. Soy Ron, por cierto.

—Un placer —sonreí, aún nerviosa—. Soy ____, aunque creo que ya lo sabes.

Ron asintió, y me percaté de lo llamativos que eran sus ojos verdes, brillando bajo su cabello rojizo. Me encontraba tan concentrada en los detalles de su rostro que olvidé que había más personas en la habitación.

—____, ellos son Fred, George, Harry y Hermione —dijo Remus, presentándome a los demás.

—Un placer —dije, apenada por la escena que acababan de presenciar—. Siento mucho que tuvieran que ver eso...

—¿Bromeas? —dijo uno de los gemelos, riendo.

—¡Fue genial ver a Ron asustado! —completó el otro.

—Como tu amiga, Ron, debería apoyarte... —empezó Hermione—. Pero admito que fue muy gracioso ver tu cara de pánico.

Todos se rieron, incluso yo. Bueno, todos menos Ron.

—Ya... —gruñó Ron, avergonzado.

—Bien, vamos a comer, y después tendremos una reunión —dijo uno de los gemelos, mirando a su hermano con complicidad—. Aunque solo para adultos.

Fred y George suspiraron, visiblemente desanimados. Remus salió de la habitación, seguido por los demás. Todos menos Ron y yo.

—De nuevo... lo siento —le dije, sonriendo con timidez.

—No te preocupes, entiendo la reacción, aunque yo probablemente no lo habría hecho así —rió, aligerando la tensión—. ¿Vamos? Nos están esperando abajo.

Lo seguí hasta el comedor. La habitación era un bullicio de voces y risas, con todos sentados alrededor de una larga mesa de madera oscura. Solo quedaba un lugar libre entre Fred y George, justo como Sirius había advertido. Con un suspiro, me senté entre ellos.

—Y cuéntanos, ____, —dijo Fred con una sonrisa traviesa— ¿cómo es llevar una vida muggle?.

—Hermione nos contó sobre su vida en el mundo muggle, pero ya sabes, nunca hay que quedarse solamente con una sola opinión si existen varias —continuó George.

—¡Fred, George! —los regañó Molly desde el otro extremo de la mesa—. Nada de preguntas, coman.

Ambos asintieron, y la cena continuó sin más interrupciones. Al terminar, los adultos se organizaron para la reunión, mientras nosotros nos dirigimos a la habitación de Harry.

—Harry, ¿qué eres de Sirius? —pregunté, tratando de conocer mejor mi entorno.

—Es mi padrino. Mi padre, él, Remus y otros amigos eran inseparables en Hogwarts. Fueron juntos durante toda su vida —sonrió—. Así como Ron, Hermione y yo.

—¿Crees que llegué demasiado tarde para tener una amistad así? —lo miré, esperando una respuesta reconfortante.

—Para nada. Verás que pronto seremos buenos amigos —me dio una palmada en el hombro.

—Yo la vi primero, Harry —interrumpió uno de los gemelos.

—Estábamos juntos, Fred, ambos la vimos —contestó el otro.

—Si vamos por eso... —intervino Hermione con una sonrisa pícara—, Ron sería el elegido. Después de todo, ____ se le tiró encima.

Sentí cómo mi cara se encendía, y todos, excepto Ron, estallaron en risas.

—Ya... ya me pidió disculpas, dejen de molestar —dijo Ron, defendiendo mi honor.

—Gracias, Ron... pero creo que me lo merezco un poco —reí, aún avergonzada.

El ambiente se tornó más relajado, y aunque había un silencio, no era incómodo. Me sentía en paz, como si finalmente empezara a encajar en este mundo que todavía me resultaba extraño. Cuando llegamos al último piso, les dije a los chicos que me cambiaría y los alcanzaría en la habitación de Harry. Entré a mi cuarto, y allí, sobre la cama, encontré una carta y una bolsa.

"Tu padre me contó que necesitabas algo de ropa, así que con la ayuda de Hermione te compré estas prendas. Espero que te gusten.

Con cariño
Sirius."

Abrí la bolsa y descubrí un conjunto a juego de falda y suéter, ambos en tonos rojos, con un león bordado en el suéter. Me recordaba a una de las casas de Hogwarts, aunque no sabía a cuál. Me cambié rápidamente en el baño y me recogí el pelo en un moño. Dejé mi ropa en el cesto de la ropa sucia, recordando que Kreacher se encargaba de recogerla.
Salí del cuarto y toqué la puerta de la habitación de Harry.

—Pasa, ____, íbamos a empezar a jugar algo —dijo Harry, abriendo la puerta de par en par.Fred, George y Hermione ya estaban sentados en círculo, listos para divertirse. Miré alrededor, buscando a Ron, pero no estaba a la vista.

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Actualizado 30/08/2024

Actualizado 30/08/2024

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Amigos, pero algo más -Ron Weasley-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora