CAPÍTULO 13

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Caleb

Corte. Corte. Corte.

Lo giro y voy de nuevo.

Me deslizo a la hornilla al percatarme del ruido que hace, muevo lo que se podría decir el inicio de un aderezo. Primera fase completada.

El fruto rojo ahora está picada en formas cuadradas y pequeñitas, tienen casi el mismo tamaño y casi listo para ser añadido. Estoy dando lo mejor que puedo.

—Avísame para cuando deba llamar a los bomberos.

Nina lleva los pies encima de los asientos del mueble, jugando con su teléfono.

—Sería menos arriesgado si tuviera otro par de manos aquí— comento con una intención obvia.

—Ni lo pienses, tu sorpresa, tu cocina.

—Me parece lo correcto— solo necesito pautas y no debe ser de una persona necesariamente.

Continuo picando el siguiente fruto, es como dice las instrucciones del libro de segunda que conseguí. Fue asombroso ver como la pequeña librería ha cambiado, me disculpe con Brown por la ausencia y él me contó que alguien lo ayudaba.

—Caleb— veo su cabellera negra alzarse entre los cojines. —¿Qué es ese olor?

—Merda.<Mierda>

Intento tomar el mando del utensilio, pero lo que consigo es quitar los dedos tan pronto como puedo. Ahogo un grito.

Nina hace uso de la llave de la hornilla y lo apaga por completo. Dejo caer agua fría en toda mi mano.

—Ben fatto, Massimo Botura. <Bien hecho, Massimo Bottura>

Le dedico una sonrisa forzada.

Mi mano está a salvo, pero la comida no se ve bien.

Ese color no es el del libro, el platillo en la hoja impresa se ve genial. Lo que tengo yo, es lo más parecido a vegetales y carne cocida, pero muy cocida.

—Por eso puse el número de emergencia en marcado rápido— la ignoro.

Tomo un trapo y sin mucho que hacer tiro los desechos a la basura y el resto al lavado, abro el grifo provocando que la base caliente reaccione sobresaltando unas cuantas gotas.

Mala idea.

—Creí que lo tenía— estaba perfectamente cuando lo revise.

—Estoy segura de que sí, pero hace mucho... mucho tiempo— debí revisar el nivel del fuego. —Mira el lado bueno, ella no verá tu carne quemada.

Grandioso.

—Y no quemaste la cocina de la señora fina.

Eso también.

—Quería darle una sorpresa.

—Compra la comida y ponla en un plato— dice como la solución más simple.

—Sabes que no iba a poder mentirle— me recargo de la encimera. —Perdí toda la tarde en esto.

—Era la práctica.

Me cruzo de brazos. —Mañana no saldrá diferente.

—Creí que yo era la negativa.

Quería estar listo para hacer algo especial. Sin embargo, debo alegrarme que ahora esté viendo vestidos y no esperando a ser decepcionada por mis vagas habilidades culinarias.

—Pediré pizza— me despego de mi apoyo. —¿Dónde dejaste mi teléfono?

—Por allá— apunta siguiendo mis pasos.

LO QUE NUNCA TE DIJE [AMORES #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora