CAPÍTULO 35

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Harriet

Quito la llave del compartimiento de mi auto, estoy segura que tendré que caminar una buena distancia para llegar a la casa de los Adams. Aún no pasan de las tres de la tarde y voy llegando con las compras de último minuto de Sky. Hubiera ayudado antes si no hubiera olvidado mis deberes como alumna por todo el caos de comisarias y juzgados.

El ingreso tal y como predije solo abastece a dos vehículos, los cuales ya han sido tomados por universitarios y organizadores. La casa en la que ya he tenido el honor de ingresar se encuentra con las puertas y ventanas abiertas, no necesito estar en el interior porque desde afuera puedo ver a mi objetivo, mi mejor amiga.

—¡Más arriba!— grita Sky con un alto moño en su cabeza. Hay dos chicos que cuelgan banderines de colores eléctricos sobre la pared principal, ambos son tan altos que no necesitan sillas, solo alzar los brazos. — Ahora dos centímetros más abajo— extiende sus dedos pulgares e índices a los lados para enfocar mejor.

—Hola— saludo con cada bolsa colgando a mis lados.

—Llegas tarde.

—Tenía deberes— le repito lo mismo que le dije por llamada horas antes. —¿Dónde los quieres?

—Cocina. Está en la parte derecha— eso ya lo sabía.

Ingreso por debajo de los banderines, los chicos me sonríen por lo que yo también devuelvo la sonrisa.

—¡No lo bajen!— bufa Sky provocando que mire por sobre mi hombro. —Otra vez.

No quiero pensar cuanto tiempo llevan en esa entrada.

Me concentro en avanzar notando algo extraño, no consigo cruzar a la cocina porque tengo una sensación extraña, diferente.

—Disculpa— es una chica que abraza bolsas de bastones de queso, papas fritas y otros. —¿Dónde serviré esto?

Frunzo mi ceño, pero automáticamente lo relajo cuando recuerdo que es lo que traigo conmigo, fuentes temporales.

—Aquí— ignoro lo demás para entrar a la pequeña cocina.

Solo entrando en la zona donde una vez comí con MJ me doy cuenta de que definitivamente hay algo diferente, la casa. La cocina se ve más grande, pero no es porque lo sea, sus dimensiones siguen siendo las mismas, pero está diferente. No veo los artefactos que antes reposaban sobre las encimeras, se podría decir que lo único que conserva es la refrigeradora y la cocina que están forrados por un plástico encima.

—¿Han quitado las cosas de la cocina?— pregunto a la chica.

No me había fijado que ella ya había empezado a verter en las fuentes hasta que la veo dejarlo para verme.

—No lo sé. Así estaba cuando llegue.

Ahora reflejo mi interrogante con más intensidad, es posible que se guardaran por seguridad de no romper nada, pero nunca había visto necesario llegar a tal punto. Me muevo de regreso a su pequeña sala de estar y cruzo hasta la sala, está el sillón, pero la televisión donde habíamos jugado a la consola con MJ no está. Han colocado parlantes gigantes para la música. Hay chicos llegando con otro sillón que nunca he visto en mi vida y otros colocando luces de colores por sobre el techo, si no fuera por la decoración esta sería una sala vacía. No es la misma en la que estuve, no hay retratos ni decoraciones de la familia.

—Sky— busco a mi amiga en la entrada.

—¿Serviste los aperitivos?

Parpadeo y entiendo. —Lo están haciendo— digo inquieta. —¿Ustedes guardaron las cosas de los Adams?— Sky se detiene para mostrarme su confusión.

LO QUE NUNCA TE DIJE [AMORES #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora