CAPÍTULO 38

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HARRIET

Matt arrastra el escritorio hasta lograr interferir con la única puerta de ingreso. Puedo oír los golpes y patadas de Caleb contra el pestillo asegurado, aunque lo logre otra barrera se atravesará en su camino.

—Matt, por favor— suplico con los ojos irritados por el humo.

Las llamas han crecido capturando casi la mitad de la habitación, sobre todo cajas de mudanza. El calor se vuelve insoportable cuando una parece arder con más intensidad que las otras, muy cerca de nosotros.

—Ryan— no me daré por vencida. Busco de nuevo su pulso y me acerco a su nariz. Tengo un poco de consuelo cuando siento una respiración débil. Él está vivo, pero su herida abierta bota un hilo grueso de sangre logrando preocuparme.

Busco algo útil mientras que Matt camina en círculos furioso con un masajeo en su cien, Caleb ha dejado un rastro de sangre con su puño. La cinta adhesiva debajo de la cama de Ryan me da esperanzas con poder ayudarlo, lo observo antes de estirar un buen tamaño y enrollarlo en su pierna con toda mi fuerza. Lo he visto en películas.

—¡Ah!— gruñe Ryan moviéndose.

Mis ojos se abren con sorpresa, exhalo con un poco de tranquilidad.

—¿Estás bien?— suelto antes de darme cuenta que es una pregunta estúpida.

Ryan tose mostrando la molestia de sus vías respiratorias por todo lo que vamos inhalando. Asiente.

—¡Maldita sea!— dice Matt viendo hacia la ventana. Un teléfono muy pequeño se encuentra ocupando la palma de su mano. —Maldito cobarde.

Veo hacia la puerta, los golpes ya no se oyen por lo que Caleb debe haber pensado en algo. Eso espero.

Él no me dejaría.

—Harriet— susurra Ryan. —El arma...

Mis neuronas hacen clic al buscar en las manos del psicópata, no lo tiene. Reviso su perímetro cercano hasta que lo veo del otro lado de la cama. Es prácticamente la misma distancia de donde Matt se encuentra, podría darse cuenta. Es peligroso.

—No puedo— susurro con cobardía. Él también lo ha visto.

—Yo lo distraeré— frunzo el ceño.

—No— me niego a la idea. —Estas herido.

—Puedo hacerlo— niego de nuevo.

—Caleb va a venir— yo sé que sí.

—No hay tiempo— sisea con dolor, puedo verlo en su rostro por más que quiera ocultarlo.

Con una mano se apoya en la cama y se levanta, la tela de esta queda ensangrentada  provocándome un mal sabor en la boca. Matt lo observa con aburrimiento.

—No estabas muerto— dice dándole una mirada desinteresada.

—Aún no— dice él sosteniéndose de la punta del pie de la cama. Me deja el suficiente espacio para quedar detrás él.

—¿Cuál es tu plan ahora, Mattiu?— da un paso donde arrastra su pierna herida. —¿Escuchas eso?

Levanto la cabeza al oír como las sirenas se oyen a lo lejos, apenas perceptibles, pero son claramente conocidos como los bomberos.

—Él te lo advirtió— me inclino solo un poco para ver sus ojos fulminantes. —Vas a volver a la cárcel y te vas a pudrir adentro.

Sus labios se curvan haciendo una mueca que rápidamente se convierte en una sonrisa maliciosa.

LO QUE NUNCA TE DIJE [AMORES #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora