ᴅᴏɴ'ᴛ ʙʟᴀᴍᴇ ᴍᴇ | ᴀʟᴇᴄ ʟɪɢʜᴛᴡᴏᴏᴅ

Capítulo 8 🪶

Narrador omnisciente:

Charlotte esta molesta consigo misma, se repitió a si misma que no debía encariñarse y lo hizo de todos modos. Izzy se volvió una amiga importante, Jace y Clary le agradan más de lo que deberían y Alec... él se estaba colando em sus venas de a poco.

Pero ahora, Alec Lightwood se va a casar con Lydia Branwell.

Charlotte se encuentra en un cementerio, tomo un par de cosas de su habitación y salió corriendo de aquel lugar sin rumbo definido. Cae de rodillas al suelo y aguanta gritos de dolor, siente como si le estuvieran haciendo orificios en la espalda.

La castaña siente lágrimas correr por sus mejillas y se levanta del suelo al sentir como su cuerpo parece arder en llamas. Mira sus manos para encontrar fuego saliendo de ellas.

Todo su autocontrol se va al ver aquello, siente una especie desesperación y horror por lo que está ocurriendo. Cae de rodillas nuevamente mientras su camiseta se rompe por la presión de algo creciendo en su espalda.

Sus palmas ya no expulsan fuego, lo cual es algo bueno. Pero Charlotte no puedo evitar soltar un grito al ver un par de alas saliendo de su espalda, estas son de color negro con dorado. Intenta caminar pero esta débil para eso y termina cayendo al suelo nuevamente, esta vez golpea su cabeza con una roca quedando desorientada e inconsciente.

Afortunadamente Ares logra encontrarla junto a Raphael y Magnus, deciden llevarla a la casa del bruno para esperar a que despierte. Claramente están sorprendido de ver sus nuevos atributos.

Raphael va hasta la habitación de la castaña y se sienta a su lado, la chica parece en paz aunque por dentro esta hecha un caos. El vampiro le acaricia la mejilla con delicadeza y ella comienza a despertar.

—¿Qué... —Charlotte frunce el ceño—. ¿Qué ocurrió?

—Te encontramos desmayada en el cementerio. Ares advirtió que algo andaba mal contigo y salimos a buscarte con Magnus —explica brevemente—. Tus alas son bonitas. No recordaba que tuvieras unas.

—No las tenía —niega Charlotte recordando lo sucedido—. Hay muchas cosas que aún no sé sobre mi misma.

—No lo creo —exclama Raphael sonriente—. Hay cosas de las que Charlotte Volkova no tiene conocimiento.

—Creo que enloquecí por un momento, tenía fuego en mis manos y vi mis alas —sus ojos verdes se cristalizan—. No sé que me esta pasando, al parecer hay algo mal conmigo.

—Todo va a estar bien —le asegura Raphael con cariño—. Confía en mí, no hay nada malo en ti.

—Raphael tiene razón —concede Magnus entrando—. Siempre te lo he dicho, eres un tipo especial de Shadowhunter. Al ser la última descendiente con sangre de Lucifer y Raziel, eres más poderosa.

—Charlie...

Ares corre hasta la cama para estrechar a su mejor amiga en abrazo delicado, ella puede sentir lágrimas cayendo en su hombro, sin duda el castaño se llevo un gran susto.

—Creí que te perdía —susurra Ares separándose del abrazo—. No despertabas, y cada vez te sentía menos conmigo.

—Perdón, mis emociones me cegaron —Charlotte desvía la mirada avergonzada—. Alec y Lydia se van a casar.

—Voy a matarlo —susurra Ares, el vampiro lo apoya—. Le advertí que no te lastimara.

—Esta bien, es su vida y puede hacer lo que quiere, no me puede importar menos su dichosa boda —miente Charlotte—. Ahora me importa saber que esta mal conmigo.