Capítulo 5: Hora de ir de compras

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Narración normal:

-Bien, tú puedes Sparta.-Se animaba a sí mismo Andrés-.

Ahora mismo solo estaba a un paso de enseñarle el conejo a sus padres. Estaba a solo un movimiento con su mano de abrir la puerta y presentarle el animal a su madre y padre.

El plan de él era primero charlar un poco sobre lo que sería tener una mascota y cuidar de ella. Después, recalcaría como de bien lo hizo estos últimos años en el colegio. Más tarde, plantearía distintos tipos de animales y por último, les enseñaría al adorable conejo y explicaría la situación en la que se encuentra.

Después de pensárselo durante unos minutos, acercó su mano hasta el pomo de la puerta, el cual fue girando lentamente, haciendo que la puerta se abra produciendo un crujido que para Sparta resonó por toda la casa.

-Al fin alguien viene a saludar.-Dijo su madre mientras que miraba la televisión-.

-Ah, hola hijo, ¿qué pasa?-Preguntó su padre que estaba en el sillón, disfrutando de una taza de té-.

Sparta se asomó por la puerta, viendo que sus padres lo miraban extrañados. Después abrió totalmente la puerta y dio un paso adelante para empezar a hablar con la mochila en manos.

-Primero que todo, hola mamá y papá.-Aclaró mirando a su madre-. Segundo, bueno...quería hablaros sobre el tema de las mascotas.

-Ajá....-Respondió su madre, dudosa de la actitud de su hijo-.

-Toma asiento.-Invitó su padre amablemente-.

Sparta hizo caso omiso y se sentó en la primera silla del salón que vio. Después de hacerlo, puso su mochila encima de sus piernas, suspiró y con un aire de nerviosismo, empezó a hablar.

-Vosotros sabéis, que os he estado pidiendo e insistiendo sobre tener una mascot-

-Sí, solo que te hemos estado diciendo que no porque no eres muy responsable.-Interrumpió su madre mirando a su hijo-.

-¡Mamá! Estoy hablando yo...-Aclaró su garganta-. Sé que implica mucha responsabilidad esto de tener una mascota, ya que hay que cuidarla, estar todo el tiempo atento a ell-

-Ve al grano.-Interrumpió otra vez su madre-.

- *Suspiro* El tema es que estos últimos años, he estado esforzándome bastante en el tema del colegio, y eso lo habéis visto por vosotros mismos.-Sus padres asintieron levemente-. Bueno, quería deciros que...no sé...tal vez, algún animal si podemos tener.

Toda la habitación se quedó en silencio. La madre y padre se miraron, la madre dudosa y el padre con una pequeña sonrisa. Finalmente, los dos asintieron a la vez.

-Y...¿Qué animal quisieras tener?-Preguntaron los dos al unísono-.

-A-amm, y si.... Tal vez...¿un conejo?

Los dos padres se quedaron sorprendidos por la respuesta, abrieron sus ojos como platos y se miraron el uno al otro, confundidos. La razón por la que quedaron así de impactados, fue porque su hijo llevaba pidiéndoles desde pequeño un cerdo. Sí, un cerdo. Claramente era algo imposible de tener viviendo en un piso, pero ellos supusieron que lo volvería a pedir.

-¿Qué? ¿Un conejo? Pero...¿Los conejos no le gustaban a Ari? Estoy confundido....-Puso su mano en su ceño y apretó levemente-.

-Hijo, tú siempre nos has estado pidiendo un cerdo de mascota. ¿Por qué ahora de repente quieres un conejo?-Preguntó extrañada su madre-. Aunque claramente no te lo íbamos a dar.

-Bueno. He estado pensando en eso...y la idea de tener un cerdo ya no me parece buena. Los cerdos necesitan un campo abierto, no un piso.

-A-ah, pero, ¿estás segur-

Intentando vivir contigo (Spartor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora