Capítulo 8: <<Me siento mal>>

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Narración normal:

-Tranquilo hijo, ya está....-Intentaba calmar Laura a Sparta mientrtas que le acariciaba la cabeza-. Dime, ¿por qué no se lo dijiste...?-Preguntó su madre al ver que el contrario ya estaba algo más calmado-.

-N-no soy capaz...s-seguro que en cuanto s-se lo diga m-me terminará o-odiando...-susurró con una voz entrecortada, mientras que se limpiaba sus lágrimas-.

-El tema ha hecho que empeores poco a poco en tu estado físico....Además, dudo que Ari haga eso, lo conozco muy bien cariño. Él nunca te odiaría.-Habló su madre mientras que le sujetaba la cara y le daba una dulce sonrisa-.Ya faltan unas pocas semanas para irnos de aquí... -agregó desviando su mirada-. Si desapareces seguro que se pondrá muy preocupado.

-Mamá, yo no quiero irme...¡hice muchos amigos nuevos! He vivido en esta ciudad desde la infancia y lo peor de todo, ¡no pienso dejar a Gonzalo aquí!-Gritó mientras cerraba sus ojos con impotencia-.

-Andrés, sé que no quieres hacerlo, pero el trabajo nuevo de papá es así...Harás nuevos amigos, estoy segura.-Dijo su madre en el intento de convencerlo-.

-¡Tu no sabes lo que es tener a Ari de amigo!- Habló mientras que se separaba de su madre y las lágrimas empezaban a salir por los bordes de sus ojos nuevamente-. ¡Nunca entenderás la situación en la que estoy!

-Es cierto, puede que no la entienda nunca, ¡pero estoy seguro de que Gonzalo sí que lo hará!-Agarró las manos de su hijo y le miró a la cara-. Tienes que decírselo Andrés.-Ordenó un poco arta de la actutitud tan terca que estaba teniendo Sparta-.

El menor quedó callado, y sin decir nada soltó las manos de su madre bruscamente y subió las escaleras de su casa, para encerrarse en su habitación. En cuanto estuvo dentro, se tumbó en su cama y furioso empezó a golpear su almohada mientras que decía <<¡Te odio!>> repetidas veces. Por último, cogió la ya golpeada almohada, se la puso en su cara y gritó para que no se le oyera.

Después de desahogarse, se dio la vuelta, quedando boca arriba mientras que miraba el techo de su habitación llorando.

-No quiero...

......

Había pasado 1 semana desde que Sparta y su madre discutieron. En todo ese tiempo, el menor estuvo intentando convencer a sus padres de que no hacía falta irse del país por un trabajo y menos quedarse permanentemente allí. Claramente Carlos, su padre, no dio brazo a torcer. El trabajo que había conseguido se lo habían ofrecido hace como un año, pero él no quiso contarlo hasta que faltaran solo 2 meses para abandonar la casa. Esto fue lo que más molestó a Sparta, que su padre le haya escondido aquel secreto durante tanto tiempo, pero no pudo enfadarse con él muy fácilmente.

No hasta ese día, en donde el castaño ya ni les dirigía la palabra a sus padres.

-Buenos días cariño, ¿que tal amaneciste?

Sparta pensó en contestar, pero aquellos sentimientos de frustración que había desarrollado durante todo ese tiempo, no le permitieron hablar.Se quedó callado sin nisiquiera dirigirle la mirada a su madre.

-Andrés, te he preguntado algo...-Esperó una respuesta, pero nada-.¡Andrés!-Gritó su madre al ver como el castaño no le prestaba atención-.

El oji-azul giró lentamente su rostro para ver a su madre con una expresión fría y sin algún sentimiento presente. Su madre le devolvió la mirada, preocupada al ver como estaba su hijo.

Después de eso, Sparta se dio la vuelta, abrió su nevera y sacó un yogur. De la mesada se llevó una cuchara y sin mirar atrás se dirigió a su habitación.

Intentando vivir contigo (Spartor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora