14. No me asustes así, temo perderte

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Seis de Octubre, solo una semana y unos días para su cumpleaños

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Seis de Octubre, solo una semana y unos días para su cumpleaños. Para tener diecinueve, para poder aceptar —como quería— la marca en su cuello.

Bueno, hasta el momento había logrado no tenerla por protección. Sólo había obtenido toqueteos en sus anteriores celos, algunas penetraciones con los dedos o lengua. Fuera de eso, no había pasado nada.

También había ayudado a su alfa en sus celos, donde se había subido a sus piernas, probablemente dejándose desear y algunas veces masturbándolo para que lograra su liberación.

—¿Cuándo vendrá? —Esperaba ansioso a su alfa después de llegar de su propio trabajo, donde parecía divertirse acomodando las cosas en una bodega grande.

Era su mismo trabajo, donde lo seguían tratando igual.

—Veamos, son las siete, debería llegar a... —Se quedó quieto.

Sujetándose de la isla de la cocina y respirando profundo ante el dolor intenso que sintió en la parte baja de su abdomen. Eran como agujas enterrándose, cada vez más profundo. Como si sus entrañas se torcieran.

Se quejó, pasando una de sus manos en la zona para agacharse, siendo esa la única manera de que disminuyera.

Fue entonces donde el calor apareció en su cuerpo, cuando su lobo se inquietó mientras rasgaba sus paredes.

Las lágrimas se acumularon, apretando su quijada y cerrando los ojos. Negando, se suponía que faltaba un día y con síntomas menos dolorosos.

—Du-Duele... —Sentía su mundo dar vueltas, el calor adueñarse de su cuerpo. Las punzadas cada vez más fuertes.

Aunque estuvo más tranquilo al sentir su lubricante natural empezar a producirse.

Siendo consciente de la humedad. Intento gatear, porque lamentablemente había caído al suelo ante la falta de aire. Se sentía peor, no parecía un celo como otros. Este era agresivo, lo sabía. No era normal.

Ninguno de los Omegas que conocía le habían dicho que casi mueren en uno, siempre dijeron que eran suaves, un poco dolorosos en cuestión de necesitar a alguien pero de ahí no había nada de malo.

Ahora, no entendía, que sucedía con él, porque su cuerpo dolía, no podía ni avanzar porque más agujas parecían enterrarse. Porque sentía su oxígeno ser arrebatado.

Parpadeó levemente, no quería dormirse. No de ese modo, no cuando preocuparía a su alfa.

Al menos intentó seguir despierto con las punzadas cada vez más fuertes, y los temblores en su cuerpo. Siendo consciente del momento en que Off entró a casa y se acercó a él.

—Dios ¿estás bien? ¿Qué pasa?

—Off... —Sintió su aliento caliente, su respiración agitada y sus mejillas rojas.

Su alfa no tardó en levantarlo en brazos obteniendo un quejido.

Eso definitivamente lo hizo preocuparse más.

—Estar ardiendo en fiebre, Gun.

—N-No m-me muevas. —Susurró cerrando poco a poco sus ojos.

—¿Gun?, ¿Gunnie?, no no. Espera. No te duermas.

¿Puedes sentir esa preocupación? ¿Cuándo no entiendes que ocurre a tu alrededor e intentas aceptar todo?

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¿Puedes sentir esa preocupación? ¿Cuándo no entiendes que ocurre a tu alrededor e intentas aceptar todo?

Off no sabía que había ocurrido. No comprendía porque su Omega estaba en el hospital, conectado a varios aparatos, con su color de piel más blanca... aunque ya respirando mejor.

Sólo quería que Gun estuviera bien.

Respiro profundamente...

—¿Es pareja del paciente Atthaphan?

—Si...

—Bien. —El doctor lo miró un momento para extender una pequeña tarjeta—. Visite a esta doctora, ella podrá ayudar a su pareja. Sobre su estado, ahora está bien. Pero deberá quedarse los tres días.

—¿Qué le pasó?, digo. Yo solo lo encontré en el suelo e intenté ayudarlo pero...

—Escuche, esto solo sucede en pocos Omegas. Lo que tuvo fue un caso de celo agresivo. Es debido a varias cosas, y esa doctora que le recomendé sabe el por qué dependiendo de su situación.

Asintió, al menos sabía que era por culpa del celo. Pero no porque había reaccionado de ese modo, tan mal.

—Se podrá ir en tres días, que es lo que dura su celo. De ese modo se pasará y no tendrá problemas.

Aceptó lo que dijo y solo tomó una de las manos de Gun sentándose a su lado.

El médico se fue, y solo pudo ver la expresión calmada de su Omega, la tranquilidad al dormir con su cabello azabache un poco alborotado y ya sin fiebre.

—Me asustaste. Creí que te perdía, me alegro de que ahora estés bien. Aunque tengas que quedarte en el hospital. Pero voy a esperar contigo hasta verte despertar.

Sonrió, solo quería verlo sonreír, como siempre.

—Te amo bebé, no vuelvas a espantarme de ese modo. No cuando sabes que dependo de ti. Y aunque no me creas ya estaba preocupado antes de llegar.

Quería llorar, verlo ahí en el suelo con sus quejidos bajos y la fiebre. No había sido bueno, no para su corazón.

—Mi lobo estaba alerta y muy inquieto. —Suspiró—. Gunnie, no quiero perderte. No tan pronto cariño.

"Te esperaré, hasta que sonrías"

𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ

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Lazo - H.A #8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora