Final: Te cuidaré porque te amo demasiado

637 99 4
                                    

Trabajo, esfuerzo, momentos donde tuvo que hablar fuerte para obtener un puesto en una empresa digna

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Trabajo, esfuerzo, momentos donde tuvo que hablar fuerte para obtener un puesto en una empresa digna. Podía presumir de tener una bonita casa, estar casado legalmente con el hombre que amaba aun sabiendo que sus padres estarían más molestos que antes. Y bueno, con todo, no se podía quejar. O bueno si, pero sólo de los malestares al despertar, porque no quería despegarse de los brazos fuertes de su pareja. Porque lo amaba y no quería soltarlo.

—Off. No quiero. —Se quejó, no le gustaba el aroma fuerte que desprendía la comida.

—Vamos, solo un poco. Si continuas así tendremos que ir al doctor.

—Me da asco, no quiero. —Puchereó, no le gustaba la comida con aroma fuerte y desde hacía algunos meses ya no quería comer demasiado.

—Cariño, te enfermarás y yo no deseo tenerte en cama.

—En la cama si, solo cuando se te antoja ¿No? —Se burló, pero la mirada seria de su esposo le hizo saber que estaba enojado—. Está bien, solo un poquito.

Abrió su boca aceptando la comida y masticando, aburridamente. Imaginando que el sabor era el mejor, tragando para sonreír ante su esposo, que pareció sonreír satisfecho.

Los demás bocados llegaron, y el olor fue parte del pasado cuando lo tomó en su boca y disfrutó de la comida hasta que su plato estuvo vacío.

—Ahora, ve a ducharte para irnos. —Ambos trabajaban en el mismo lugar, una empresa pequeña que apenas iniciaba.

Obviamente, en diferentes puestos y áreas. Sin embargo ambos llegaban juntos.

Suspiró ante el cansancio, podía sonreír por tener a Gun, como siempre quiso, feliz, en su propia casa, manteniendo un trabajo y haciéndolo su esposo, aunque la celebración hubiera sido pequeña. Incluso el anillo pareció ser más caro que el evento, pero fue hermoso. Sus hermanos y su padre le habían ayudado a pagar todo.

—Dios, ¡Gun!.. —Era tarde, había pasado ya una hora y la mejor forma era gritar su bonito nombre, para apurarlo.

Subió las escaleras cruzando el pasillo. Entró a la habitación buscando a su Omega, poniéndose inquieto por la preocupación que sentía a través del lazo.

—Cariño, ¿Dónde estás?

El ruido del baño le dio la respuesta. Cuando entró, tuvo miedo. Gun jadeaba, sentado en el suelo mientras lloraba bajito.

—Bebé, ¿Qué ocurre? —Lo intentó tomar de las manos para sacarlo de su escondite, pero el menor lo empujó y se abrazó al inodoro, para vomitar entre arcadas fuertes, que parecían dolorosas, pues los quejidos no dejaban de salir de la boca de Gun.

—Está bien, estoy aquí. —Le acarició la espalda esperando reconfortarlo.

Envió un mensaje a su jefe para decirle que no irían por problemas de salud. Y parte del día se quedó junto a su esposo. Quien no paraba de correr al baño.

Lazo - H.A #8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora