❝ tinta amarilla

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Gilbert y Anne reposaban en el césped, mirando al cielo, perdidos. La pelirroja no había hablado mucho en todo el rato, cosa que sorprendía un poco a su compañero. Sin embargo, no tardó mucho en volver a decir algo, para alivio del peli negro.

—Mmm... Van Gogh usaba la tinta amarilla porque la consideraba un color alegre y creía que estaba feliz de hacerlo. La tinta tenía plomo. El plomo en el sistema nervioso provoca la depresión. Van Gogh usaba tinta amarilla creyendo que lo haría feliz, pero no. ¿Alguna vez has tenido una tinta amarilla, Gilbert?

Los ojos avellana la miraban con algo de asombro. No esperaba jamás una pregunta así, o una metáfora tan bien elaborada, que a él jamás se le pudo haber ocurrido.

Gilbert pensó en su madre...

—No. —respondió, pellizcando levemente su brazo. Ella levantó las cejas.

—Yo si —admitió como si nada—. ¿Sabes? Él fue el causante de esta cicatriz. —mencionó mostrando aquella cicatriz en su mejilla izquierda, la que Gilbert solía mirar siempre.

—Ah.

—Si, fue terrible. Era como amar a un animal salvaje. creía que con mi amor y dedicación, podría civilizarlo. Sin embargo, todas las noches salía en busca de restos de carnes, y yo... yo solo podía amarlo con odio, con miedo —Gilbert ahora miraba sus ojos, brillantes, como si disfrutara hablar sobre eso—. Un día decidí reclamarle, pero aquel animal al que creía haber domado, hizo lo impensable para mi. Ya no era un animal, era verdaderamente una bestia, que me arañaba y golpeaba sin parar, con el infierno reflejado en sus propios ojos...

Flashback:

La joven pelirroja limpiaba las heridas que ardían de dolor, aguantando las ganas de llorar. Observaba a su novio pasearse con tranquilidad por la habitación, como si no pasara nada. Temblando de furia, tiró accidentalmente el recipiente de alcohol, pero no le importó. Solo sentía ira, rabia, e impotencia. Miró a su novio sentarse en su cama con naturalidad, como si hace unis segundos no hubiera sido una bestia salvaje atacando una pobre presa.

—Eres un abusivo. —murmuró la pelirroja, captando la atención de la bestia que se encontraba en la cama.

mirándola despectivo, se acercó a ella y tomó con fuerza si rostro, clavando sus afiladas garras en sus suaves mejillas, dejando una cicatriz.

—Repite lo que dijiste. —exigió con voz ruda y baja. Un escalofrío de miedo recorrió la espalda de la chica, sin embargo, no se detuvo.

—Eres un abusivo —repitió, sintiendo las heridas arder y su alma también—, eres un desalmado, un animal, una bestia, eres todo lo contrario a mi, eres lo peor que pudo pasarme jamás.

Él solo rió, ahora la tomaba por el pelo, con fuerza, haciendo que soltara pequeños quejidos.

—El único animal aquí, eres tú... eres una perra, y las perras no hablan. —dijo, abofeteándola.

Con la mejilla ardiendo y sangrando, Anne tomó una navaja y la clavó en su pierna, obligándolo a soltarla y cayendo al suelo.

—Eres un abusivo, un desalmado, un animal, una bestia, para nada parecido a mi y lo peor que pudo ocurrirme —repitió, observando como se retorcía en el suelo—. Recibirás tu merecido, y te pudrirás de remordimiento. No conoces lo mucho que disfruto verte sufrir.

Escupía con odio, escuchando los gritos de dolor de aquel muchacho al que algún día llamó "amor"

—Te odio, te odio, ¡Te odio! —gritó por última vez.

Fin del flashback:

Los ojos de Gilbert brillaban de impresión. Un extraño sentimiento de miedo y pena lo había invadido de repente.

—Luego de eso llevamos el caso a un tema legal. Actualmente, esa bestia está encerrada y yo estoy bien. Agradezco mucho que se hiciera justicia —continuó, sonriente. Ella soltó una risita—. De seguro ahora piensas que estoy loca.

Gilbert rápidamente negó, sintiendo su rostro pintarse de carmesí.

—Yo... yo solo... ¡ah!

—¡Oye! Solo juego, todo está bien —se carcajeó ella, y Gilbert hizo una cara de tristeza—. Espero que algún día me cuentes sobre tu tinta amarilla, Gilbert.

Suspiró, antes de cerrar sus ojos y caer rendida ante los cantos de los pájaros y la brisa otoñal.

El azabache aprovechó para detallar mejor su rostro, descubriendo siete pecas unidas en un costado de su nariz.

𝐖𝐄 𝐀𝐑𝐄 𝐌𝐎𝐌𝐄𝐍𝐓𝐒 ;; Shirbert Donde viven las historias. Descúbrelo ahora