Para Gilbert, Anne era una persona sumamente especial. Podía esperar cualquier cosa de ella, y todo lo que hiciera terminaría haciéndolo sentir bien. Era como el café, en cualquier presentación lo hacía sentir lleno de energía. Había leído aquel poemario de Jessica Gonzáles, donde hablaba sobre muchas cosas, entre esas, las personas que saben a café.Las personas que saben a café son personas que que al oírlas, leerlas o sentirlas te generan un choque de energía. Te hacen sentir como si quisieras bailar durante horas y disfrutarlas, son como una bofetada de energía que llega a ti sin aviso. A esas personas les brillan los ojos, las esencia, la humanidad, y sobre todo, el alma. Son personas que pueden pasar desapercibidas en algunos casos, o pueden llamar mucho la atención.
En este caso, Gilbert consideraba que Anne era de esas que solían llamar la atención, que logra cautivar a todos con su luz y hace sentir bien a cualquiera.
Durante sus veintiún años Gilbert había conocido a muchas personas en el transcurso de su vida. Gente que probablemente no recuerda ni ma mitad, personas que fueron como Jessica Gonzáles dice, un vaso de agua.
Aquellas personas solo saciaron la sed por un momento. Eran comunes, sin vida, y al hablar solo aburrían. Gilbert conoció a muchos así, personas que no eran como una buena taza de café que te llena de energía y te impulsa a seguir. Personas con poco estilo. De esas había vivido rodeado Gilbert toda su vida. Eran gente que no te dejaba una reflexión al final del día o un aprendizaje nuevo, o ese sentimiento de plenitud e incertidumbre. No, solo eran vacíos. Él había conocido tantas que había perdido la cuenta.
Por eso, cuando conoció a Anne, fue como si todo diera un giro de 180°, mostrando la otra cara de la moneda, una donde la lluvia toma decisiones y la luna es un hada madrina que cumple deseos. Anne le mostró a Gilbert ese lado del mundo donde soñar es valido a cualquier edad, y donde nunca es tarde para cumplir tus sueños, por muy tontos o retorcidos que sean; donde el mar canta canciones de cuna y las estrellas son cuantos amores sinceros han existido en el mundo. Era eso, Anne le enseñó a Gilbert que si existe un mundo con personas con a sabor a café.
Lo motivó a seguir; le enseñó a valorar; le enseñó a amar.
Gilbert aprendió a amar, lo hizo.
Gilbert aprendió a amar los atardeceres pintados con acuarelas. Aprendió a amar los libros de poesía. Aprendió a amar a los animales. Aprendió a amar los pequeños instantes. Y sobre todo, aprendió a amar a las personas con sabor a café.
Gilbert aprendió a Amar a Anne. Estaba seguro de esos, porqué el amor es todo menos dudas.
Aquella madrugada fría de Diciembre lo supo, e inconscientemente sonrió. Tomó su celular y rebuscó entre sus fotos hasta dar con una en específico. La seleccionó y agregó una descripción:
❝ Me sabes a café.♡ ❞
Y se la envío. Sin contexto, solo quería decírselo.
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𝐖𝐄 𝐀𝐑𝐄 𝐌𝐎𝐌𝐄𝐍𝐓𝐒 ;; Shirbert
Fanfic𝘚𝘰𝘮𝘰𝘴 𝘪𝘯𝘴𝘵𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴, 𝘩𝘢𝘺 𝘲𝘶𝘦 𝘷𝘪𝘷𝘪𝘳. Dijo una vez la pelirroja con sabor a café. La chica que hacía que Gilbert sintiera temblores en los pies y bofetadas de energía. Ella, la que le enseñó a amar. Una historia corta y llena de...