Capítulo dos

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—¿Ary? —alguien tocó su puerta  —ya es hora de volver, el descanso terminó.

—ya voy Rubio oxigenado —respondí con diversión mientras me acercaba a la puerta.

—¿Cómo me llamaste? —preguntó cuando salí.

—¿Rubio oxigenado? Lo siento, no creí que te molestaría.

—no, es solo que...—negó con la cabeza —había alguien muy especial para mi, que solía llamarme así —me miró fijamente a los ojos.

—¡Oh! Amm...ese alguien especial ¿Era como nosotros? ¿Una "hermana"?

—si —suspiró —apresuremonos, no queremos un castigo ¿o sí?

Llegamos a la sala arcoíris, los cuidadores que estaban allí se fueron rápidamente, supongo que ahora les tocaba a ellos un descanso.
Los niños todos inmersos en sus respectivas actividades didácticas, poniendo en práctica sus poderes.
Me daba asco pensar que los pobres niños solo estaban aquí para ser entrenados y posteriormente ser usados como armas contra, posiblemente, los soviéticos.
Ellos no se merecían eso, eran niños, los estaban privando de una vida normal junto a su familia biológica.

—¿Estás bien? —preguntó Peter —te notó pensativa.

—es solo que no puedo evitar pensar que estos niños merecen estar con sus familias y no siendo explotados por un loco que solo los quiere como armas —murmuré.

—la misma Dos de siempre —sonrió —será mejor que esos pensamientos queden entre nosotros, las paredes tienen oídos.

—no deberías llamarme así, Uno —lo miré con una expresión divertida en el rostro.

—¿Cómo sabes...?

—el puño de tu camisa —bajé la mirada señalando su brazo —se te alzó ligeramente, cuando veníamos para aquí.

—¡demonios! —estiró la manga hacia abajo, lo miré confusa —hasta donde estos niños saben, nosotros somos un mito. —explicó.

—claro.

—Peter —el pequeño Jamie se acercó a nosotros —debo ir al baño.

—puedes ir, no te tardes ¿Sí? —el niño asintió antes de salir apresuradamente de la sala.

—¿J y E son hermanos?

—deja de hacer tantas preguntas, no querrás tener un castigo por chusma ¿O sí?

—es que me llaman la atención, es demasiado llamativo lo distintos que son a los demás —admití.

Peter se acercó a Once, la pequeña estaba intentando hacer que la ficha cayera en el número que ella escogía. El vago recuerdo de mi en su misma posición intentando hacer lo mismo, me llegó de golpe, una pequeña mueca se formó en mis labios había sufrido mucho en mis prácticas.
Jamie no tardó en regresar, colocándose junto a E en un juego que constaba de un laberinto y una pequeña canica de aluminio.

Cuando el reloj dio las cinco, Brenner entró en la habitación y se llevó a los dos niños que parecían ser mellizos, aunque Peter no me lo dijera, el parecido entre ambos era abrumador.

—digas lo que digas, esos dos son hermanos —afirmé.

Un vago recuerdo se instaló en mi.Me vi entrar a aquella sala junto con un niño mas alto que yo, rubio y con unos impresionantes ojos zafiro.
Ambos nos habíamos sentando frente al juego de ajedrez.

—¿Sabes jugar? —preguntó el niño admirando las piezas.

—hice una mueca —no mucho.

—eso es un no —sonrió —descuida, te voy a enseñar. —señaló la fila de ocho piezas idénticas —estos son los peones, avanzan un casillero a la vez y comen en diagonal, así —hizo una pequeña demostración —esta es la reina me mueve y come de todas las maneras posibles, este es el rey...—me fue explicando el juego de a poco. —¿Entendiste? —preguntó al terminar.

—eso creo —miré el tablero con algo de duda.

—bien, empezamos.

Estuvimos muy concentrados jugando, claramente Uno me estaba ganando.

—¡eso no es justo! —me quejé al terminar —no fue muy caballeroso de tu parte.

—¿Querías que te dejara ganar?

—tal vez —dije como quién no quiere la cosa.

—suspiró —la próxima te dejo ganar.

—mas te vale —reímos.

—¿Ary? ¡Ary! —el rubio chasqueó sus dedos frente a mi rostro en un rápido intento por traerme de nuevo con él —¿Sigues en este planeta? —rió

—¡callate! —golpee su brazo sacándolo de mi vista —solo estaba recordando, cuando jugamos ajedrez por primera vez.

—si, me reprochaste por no dejarte ganar —apuntó. —las siguientes veces me deje ganar porque odiaba verte mal, cada vez que perdías —admitió.

—eso fue muy bonito de tu padre —reconocí alagada. —aunque no era necesario, es bueno reconocer que perdiste de vez en cuando.

—¡Dios mio! Me cambiaron a Ary —rió —¿En dónde esta la real?

—¡Bobo! —solté un pequeño golpecito en su brazo.

—me alegra volver a tenerte aquí —dijo con sinceridad —sé que es egoísta pero, eres lo único que tengo.

—no recuerdo mucho pero siento que eres muy importante para mi —suspiré —eras por lo único que luchaba y seguía "entrenando" accedía a las pruebas porque sabía que era la única forma que tendría para salir de aquí —miré a mi alrededor. —tengo vagos recuerdos de nosotros, nada claro pero los sentimientos aun persisten.

—no he dejado de pensarte en ningún momento, he recibido múltiples llamadas de atención por no lograr los objetivos en las pruebas —suspiró —era el mas peligroso pero a la vez él mas vulnerable, sin ti era un niño débil, tú me fortalecías.

—intentemos escapar, esta noche —propusé.

—no podemos Ary —negó.

—¿Por qué no?

—haces muchas preguntas —murmuró.

—¡basta! ¡dejenla en paz! —los gritos de Jamie nos trajeron a la realidad, los pequeños habían regresado hace unos minutos.

Unos niños mas grandes estaban hostigando a la pequeña con sus poderes y ella con esfuerzos intentaba defenderse.
Ambos dimos unos pasos para acercarnos y terminar con eso de una vez por todas.

—¡¡¡Ahh!!! —la niña pegó un grito que hizo que los niños salieran volando hasta dar contra las paredes u objetos en el camino.

—¡Emma! —James corrió hasta la que yo suponía, era su hermana.

—E, ¿Estás bien? —preguntó Peter acuclillandose frente a la niña.

—papá se enojará conmigo, me va a castigar —dijo soltando un par de lágrimas.

—hay cámaras aquí enana, se ve claramente que esos niños estaban molestandote —dijo el rubio limpiando sus lágrimas —no llores, la princesas no lloran.

—yo no soy una princesa —E se puso en pie —¡Soy una reina!

—¡exacto! —rió

Me sorprendía lo bien que se llevaba Peter con los niños.

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Amnesia ~Peter Ballard Donde viven las historias. Descúbrelo ahora