Capítulo cinco

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Al otro día desperté de muy buen humor, había tenido una buena noche y eso era muy bieno, teniendo en cuenta que hace meses que no dormía así de bien.

Cuando abrí mis ojos me encontré acurrucada contra el cuerpo de Peter, quién a su vez me tenía abrazada por la cintura, tenía su pelo revuelto, los labios entre abiertos y se lo veía muy tranquilo.

Llevé mi mano hacia su rostro y acaricié su labio inferior con suma delicadeza y luego subí a su mejilla, fue cuando miré su cuello del lado izquierdo que me pareció ver una protuberancia,muy extraña, en el momento en que iba a tocarlo, su mano tomó mi muñeca deteniendome.

—¿Qué haces? —preguntó apenas abriendo los ojos.

—yo...me pareció ver algo raro.

—no te preocupes, es una cicatriz de un golpe que me di —sonrió apenas — cambiando de tema...¿Cómo dormiste?

Me pareció extraño su comportamiento y esa herida a simple vista no parecía de un golpe.

—muy bien, de hecho —admití. —¿Y tú?

—dormí como un bebé —se estiró — ¿Por qué estabas acariciandome los labios?

—por nada —me encogí de hombros.

—¿Querías besarme? —acercó su rostro al mío.

—claro que no.

—mientes —rozó mi nariz con la suya.

—no podemos tener ninguna relación, ¿lo olvidas rubio?

—Ary, tienes a un tipo, muy sexy por cierto, semi desnudo en tu cama, es tarde para decidir que no seremos mas que amigos ¿no te parece? —alzó una ceja.

—no hicimos nada, solo dormimos —le recordé.

—suspiró —tienes razón —volteó hacia la mesita de luz donde reposaba un reloj —tenemos que levantarnos.

—oye, ¿Cómo harás para salir sin que te vean?

Nos pusimos en pie y Peter no tardó en vestirse con suma rapidez.
Luego se acercó al espejo y arregló un poco su cabello, los bucles estaban algo despeinados.

—saldré con cuidado, no te preocupes —me guiñó un ojo para luego dirigirse a la puerta —te veo en un rato compañera.

En cuanto salió me cambie, arreglé mi cabello y salí para encontrarme a Tyler esperando fuera de mi habitación.

—buenos dias —sonreí.

—buenos días —respondió devolviéndome el gesto.

Caminamos hacia el comedor donde los niños estaban desayunando, mientras lo hacían aprovechamos para comer algo también, estuvimos hablando de todo un poco, por suerte Peter no estaba de lo contrario hubiera sido muy incómodo.

—Arell —la pequeña E se acercó a mi —no me siento bien, tengo dolor de cabeza.

—vamos cariño, te llevaré a la enfermería —tomé su manito y salimos del comedor,a medio camino nos encontramos con Peter.

—¿Está todo bien? —miró a la niña.

—no, está con dolor de cabeza, la estaba llevando a la enfermería.

—deja yo me encargo ¿Sí? —asentí y le di la mano de la pequeña al rubio para que él la llevara.

Me quedé observandolos mientras se iban, se veían muy tiernos juntos, por un momento divague en mis fantasías, me imagine a Peter y a mi con hijos propios.
Al levantar la mirada noté una cámara apuntándome, maldije por mi distracción y me apresuré a regresar con los demás.

—¿Todo bien con E? —preguntó el castaño.

—no lo sé, Peter la llevó.

—¿no te parece extraño que solo él pueda interactuar con esos dos niños? —miró de reojo a Jamie.

—no, Brenner lo puso a cargo de ellos.

Al terminar la hora del desayuno nos regresamos a la sala arcoíris, donde Peter se unió a nosotros.
Tuve el impulso de querer ir a preguntarte sobre como estaba la niña, pero me abstuve.

Poco tiempo después apareció otra cuidadora y se acercó a Peter con quién mantuvo una amena conversión, extrañamente verlo reír de cosas que ella decía me hizo enojar...¿Acaso estaba celosa? No, es absurdo, a mi no me gusta Peter ¿O sí?

—¿Estás bien? —preguntó el castaño

—si ¿Por qué preguntas?

—es que te veo muy concentrada en Ballard. —señaló.

—no estaba viéndolo —fingí demencia —estaba supervisando a los niños.

—Ary, tienes la manos en un puño y hasta creo ver sangre en ellas —alcé mis manos y con cuidado las abrí, en efecto me había clavado las uñas y estas habían lastimado mi piel al punto de sacarme sangre. —maldición —murmuré.

—¿no deberías ir a la enfermería a que te vean eso?

—no, solo iré a lavarme —salí de la sala me dirigí al baño, abrí la canilla y dejé que el agua corriera por mis palmas.

—¿Estás bien? —miré a través del espejo a la persona detrás de mi.

—si, solo me lastimé las manos —me encogí de hombros.

—tomó mis manos y las examinó —¡Wow! —alzó las cejas asombrado —¿esto te lo hiciste a causa de los celos? —sonrió divertido.

—vete al demonio, Creel —gruñí saliendo de su agarre con molestia. —para tu información no estoy celosa.

—Ary, a mi no me puedes engañar —sonrió —te conozco como a la palma de mis manos, sé cada manía que tienes, tus debilidades y fortalezas, sé todo de ti.

—empiezas a sonar como un acosador.

—suspiró —es muy difícil hablar contigo.

—Peter vete de aquí ¿Sí? No necesitamos mas problemas.

—me importa un comino las consecuencias por quedarme aquí, no te dejaré sola.

Fue hasta un pequeño botiquín que había en la pared, sacó un llave y lo abrió tomando los elementos para poder curarme.
Se acercó a mi y tomó mis manos con cuidado, apoyando un algodón con alcohol sobre las heridas, siseé por el dolor.

—duele —murmuré queriendo sacar mis manos de su agarre.

Acercó su boca a mis manos y sopló con cuidado —¿Mejor? —asentí.
Por último vendó las heridas y me liberó.

—gracias —sonreí apenas.

—no tienes que agradecer —guardó las cosas y tiró los elementos usados.

—saldré yo primero y...—me callé al sentir su mano en mi mejilla haciendo una pequeña caricia.

—lo haré yo primero, tengo que ir por Emma a la enfermería, tomaremos caminos separados.

—¿Cómo está E? —pregunté

—bien, son algunos efectos secundarios de los poderes —suspiró —a ti también te pasaba ¿No recuerdas eso? —negué. —como sea, nos vemos mas tarde ¿Sí? —dejó un beso en mi mejilla y salió del baño dejandome ahí parada como una tonta.

Cuando recuperé la compostura corrí hacia la sala arcoíris.

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Amnesia ~Peter Ballard Donde viven las historias. Descúbrelo ahora