Capítulo catorce

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Al día siguiente y lo primero que noté fue que la alarma no había sonado como debería, Peter no estaba a mi lado por lo que supuse que se levantó temprano y no quiso despertarme.
Rápidamente me puse en pie y me vestí en tiempo récord, me arregle el cabello para finalmente correr hacia la sala arcoíris.
En el camino me encontré con Once, la pequeña también al parecer se había quedado dormida al igual que yo. Ella entró primero.

—Vaya vaya, alguien al fin decidió acompañarnos, te quedaste dormida esta mañana.

—buenos días —hablé llamando su atención.

—buenos días bella durmiente —sonrió y luego miró a la pequeña —no vayas lejos dormilona, las lecciones empiezan a las diez.

—lo lamento, ¿Estoy en problemas?

—¿En problemas? No ¿Por qué crees Eso? Solo te pierdes la diversión, el entrenamiento ya va a iniciar. —explicó—no tienes por qué estar nerviosa, te irá muy bien hoy —sonríe — estoy seguro.

Algo se traía en manos, lo conocía muy bien, pero decidí no indagar en el tema.

—¿Te encuentras bien? —preguntó Tyler.

—si ¿Por qué lo preguntas?

—llegaste tarde —me recordó con obviedad.

—estoy bien, solo...me ganó el sueño —reí.

De repente tuve un pequeño mareo, Tyler me sostuvo para no caer —esto no se ve bien.

—no desayuné —hice una mueca —debo tener la presión baja.

—Hoechlin, quita tus sucias manos de mi chi...de Arellys —gruñó Peter molesto—esto es un laboratorio no una disco.

—le gustas, y no me lo niegues —el castaño me soltó tras asegurarse de que me encontraba bien.

—estas imaginando cosas —rodee los ojos divertida.

—Arellys, sigueme, te llevaré a la enfermería.

—estoy bien —le asegure al rubio.

—suspiró —en caso de sentirte mal, me avisas ¿Sí? —asentí.

Proseguí a hacer mis deberes como cuidadora y me pasee por la sala supervisando a los niños, estaban los pequeños que jugaban con autitos, una niña pintando, el grupito de Tres mirándonos muy molestos, a ellos los pasé por alto y finalmente mis hijos.

—¡Arell! —ambos corrieron hacía mi y me abrazaron con felicidad, correspondí su gesto con gusto.

—¿Cómo están pequeños? —observé de reojo que Peter entablaba una conversación con Once.

—muy bien —sonrieron

—pequeños ¿Mas tarde les apetece ir a la sala de música? —preguntó Peter tras acercarse a nosotros.

—claro que sí —aceptó nuestra hija.

—¿Y tu Jamie?

—am...si, está bien —respondió dubitativo.

Unos minutos después llegó Brenner y se llevó a los niños para mas pruebas, yo me quedé a acomodar un poco el lugar.

De un momento a otro la sala se llenó de sangre y cuerpos, la mayoría sino que todos, pertenecientes a los niños y hasta algunos profesionales.

—¿Peter? —lo llamé buscándolo con la mirada —¡Peter!

—aquí estoy, cariño —voltee pero la persona que estaba ahí era la que menos quería ver.

Amnesia ~Peter Ballard Donde viven las historias. Descúbrelo ahora