𝙈𝙮 𝘽𝙧𝙤𝙩𝙝𝙚𝙧 𝙄𝙣 𝙇𝙖𝙬 🥀

𝙾𝚗𝚌𝚎

Ainhara maldijo en su interior, y apretó sus manos hasta convertirlas en puños, aplicó tanta fuerza que sus uñas lastimaron su piel haciéndole enojar aún más por el dolor, sintió como la pequeña gota de sangre se derramaba por su palma escurriendo lentamente. Sus ojos escupían fuego y dagas rojo carmesí, vieras por donde la vieras era terrorífica, sus dientes crujían debido a la insistente presión en su mandíbula.

¿Por qué él tenía que arruinarlo todo?

Maldita sea.

La fiesta iba perfectamente bien, los invitados felicitándola por su boda, regalos y miradas de deslumbra hacia ella, tenía su completa atención.

Ella era hermosa, una mujer capaz y perfecta, nunca lo dudó.

Era consciente de eso, y a pesar de todo, las personas a su alrededor se encargaron de restregarle en su cara que su hermano mellizo era aún mejor en todos los ámbitos, siempre fue opacado por él. Y sus logros eran un cero a la izquierda.

Una de las razones por las que siempre lo odió.

Siempre lo miraron en vez de a ella, sus pretendientes quedaban maravillados por su persona, pero en cuanto notaban a su hermano ella quedaba en segundo plano, su dichoso amor por Ainhara se esfumaba y acababa sollozando en la soledad de su habitación. Cada vez que le gustaba o atraía alguien, era rechazada sin miramientos, siempre por la misma razón, no era tan hermosa como su hermano, nunca cambió.

Desde pequeños siempre hubo un preferido entre los dos. Su madre se lo había dejado muy en claro aquella tarde que revisó sus calificaciones cuando aún solo eran infantes.

Sus otros hermanos mayores, siempre querían estar con Win, cuidando de él, estar al pendiente de su vida.

Y su padre, ocasionalmente volvía a casa, donde los consentía a los por igual. Pero ella sabía, lo tenía presente, aunque lo negaran, Win era el favorito y por lo tanto al que más querían.

Todas las veces estuvo sola, se amargo a tal grado que las personas se alejaban, su aura era mala y vengativa, terminando por lastimarlos, fue así como su mente poco a poco comenzó a retorcerse, ideas, pensamientos locos comenzaron a llegar con más frecuencia y el sufrimiento, el dolor de su hermano comenzó a ser placentero.

Ella sabía que Win nunca tuvo la culpa de nada, ella incluso recordaba cuándo lo pillo mientras envolvía muchos regalos dirigidos hacía ella, haciéndose pasar por unos amigos inexistentes. En todos los cumpleaños solo llegaban regalos para Win, y uno que otro para la castaña.

El chico al ver la cara triste de su hermana, no le impidió gastar todos sus ahorros con tal de verla feliz, compró y compró decenas de juguetes, solo para que al final Ainhara lo mirara amargamente mientras tiraba todos sus regalos a la basura.

Nunca le causó ningún mal, Ainhara nunca lo apreció, ni lo aceptó, y creció alimentando su odio por el pelinegro, día tras día, noche tras noche.

Y hubo un momento en que, simplemente ya no pudo verlo como algo suyo, Win no era su hermano, no era su familia. Era el chico que quería ver tres metros bajo tierra.

Aquella fiesta iba con regularidad, su despampanante vestido azul hacía resaltar sus curvas y su cintura de avispa, los accesorios brillosos solo hacían resaltar su figura, no pudiendo evitar que cualquiera que pasara cerca de ella, quedara deslumbrado ante su belleza.

Se acercó al castaño con intenciones de besarlo. Pero el jadeó grupal de los invitados la hizo voltear hacía la puerta de aquel lugar.

Y como siempre había sido, Win se robó las miradas de todos, pasando de ser el centro de atención, a una simple mujer común.

Esto no podía estar pasando de nuevo, era su fiesta, sus invitados, su próxima boda. ¿Por qué él tenía que venir a arruinarlo todo? Estaba harta.

Deseaba con todas sus fuerzas que el pelinegro desapareciera de la faz de la tierra. Que dejara de robarle todo lo que a ella siempre se le negó, tenía las ganas de hundirlo, destruirlo y la loca pero tentadora idea de matarlo seguía insistente dentro de su psicópata mente.

Porque ni aunque todos los dioses juntos hicieran todas los milagros posibles. Nadie podía detener ni acabar con el terrible odio que Ainhara sentía por Win.

"Ves como te lo dije". Susurró Gulf mientras agarraba una copa de vino. "Todos se quedaron con la boca abierta al ver a Win. Es el efecto Opas-iamkajorn, obvio".

Mook negó con su cabeza antes de agarrar un chocolate de la barra y comerlo. "Me siento mal por Ainhara, no creí decir esto pero, es su fiesta, es su día y ambos sabemos que donde sea que vayan, Win despierta curiosidad aunque él lo niegue".

Gulf asintió, era verdad, en ese aspecto se sentía mal por Ainhara. A pesar de todo también era su hermana menor, y aunque su relación estuviera más que perdida, se preocupaba por ella, pero cuando trataron de acercarse, Ainhara había construido una barrera que lo impidió. Probablemente la castaña los odiaba, y se lo merecían, en todos los años desde que nacieron aquellos dos pequeños mellizos, sintieron una conexión más grande por el varón, y dejaron de lado a la fémina, marcando una línea que les impedía el paso a su corazón. Desde ahí todo comenzó a ir de mal en peor, no tenían algún derecho de quejarse o replicar.

"Como sea, ¿Vamos por la comida?". Mencionó Gulf, dirigiéndose hacía los estantes de alimentos, Mook suspiró pero terminó por seguirle.

Solo esperaba que nada terminara mal aquella noche.

Pero solo era el comienzo de todo.

¿Qué tal?👀

Les leo💫

Ahorita les subo el Doce esperenlo😏