𝚃𝚛𝚎𝚒𝚗𝚝𝚊 𝚢 𝚌𝚒𝚗𝚌𝚘

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Win la recordaba

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Win la recordaba.

Alya, era una de las mejores amigas de su hermana; era una chica amigable y muy sonriente. Win se llevaba muy bien con ella, e incluso podría decirse que era también su amiga. Pero, en cuanto Ainhara comenzó a notar su amistad hizo todo lo posible para destruirla. Y un día simplemente la pelirrubia dejo de venir a su casa, la castaña no se veía afectada ni mucho menos triste.

No obstante, los padres de Alya llegaron muy molestos a su casa.

En ese tiempo, el pelinegro era muy ingenuo para entenderlo, pero ahora lo comprendía más que bien.

Ellos dijeron que su hija había sido violada y tirada cruelmente sobre una de las calles solitarias de la cuidad, culpaban a su melliza, después de todo la misma era con quien había salido la noche anterior con Alya. Era una infamia ¿Cómo alguien podría ser tan despiadado? Por supuesto que nadie les creyó. Ainhara era apenas una niña de 14 años, no seria capaz de hacer tal barbaridad. Pero Win nunca se quedo tranquilo, y como se esperaba, no volvió a saber más de ella.

Sin embargo, hubo una vez que se la topo, ella se puso pálida, tan pálida como si hubiera visto al mismísimo demonio. A pesar de ello, Win le sonrió felizmente y se acercó con velocidad seguidamente de abrazarla, notando como se tensaba, pero no le importo contándole lo mucho que la había extrañado y preguntándole por su repentina desaparición.

Claro que ya había olvidado lo que escuchó aquella noche, a fin de cuentas, habían transcurrido dos años.

Alya era una chica hermosa, destilaba alegría y amabilidad, la vieras por donde la vieras. Pero... Aquella persona ya no existía, simplemente la habían destruido, y solo se encontraban los restos de lo que alguna vez fue.

"Es mala Win, no dejes que te destroce como a mí" "Lo comprenderás". Fueron sus únicas palabras antes de alejarse y sonreírle sin ganas. Vacilando y observando a su alrededor como si algo o alguien le estuviese mirando. Recriminándole si hacia algo mal.

No entendía sus palabras.

Nunca lo hizo.

Pero en ese momento, en ese preciso instante que corría tratando de salvar su vida, la de su bolita y la de su madre, cuando trataba de escapar de las garras de la que alguna vez fue su hermana, lo entendía, el sentimiento de terror que pudieron experimentar aquellas personas a las que Ainhara les hizo daño.

Al mismo tiempo que comprendía el dolor y desesperación por la cual la castaña tuvo que cargar sola por años, mientras él lidiaba con el favoritismo que nunca quiso, ni deseó.

La vida podría ser una mierda a veces.

No sabia si sus padres merecían un castigo como aquel, no era nadie para juzgar ni ser juzgado por sus acciones.

Pero se encargaría de huir, no por su madre, ni su padre, sino por su bolita, y por Bright que ahora, eran lo más importante en su vida y por lo cual no se detendría.

𝙈𝙮 𝘽𝙧𝙤𝙩𝙝𝙚𝙧 𝙄𝙣 𝙇𝙖𝙬 🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora