Capítulo 19

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-¿En qué me necesitas Michael?, no entiendo porqué me necesitas si eres mejor que yo- digo con voz apagada, a mi nariz le llega un aroma distinto al de mi tutor, enciendo la luz y puedo ver de quién se trata-¿Qué hace aquí profesora Black?-

-Quiero hablar contigo- da un par de pasos con la intención de acercarse, pero yo retrocedo

-Es mejor que se aleje de mi, para usted y para mí- voy a abrir la puerta pero no puedo, está trancada- Michael, abre la puerta- hablo más alto

-Va a ser que no, yo solo cumplo órdenes de no dejarte salir - escucho que está en la sala de la casa-y como se te ocurra tirar la puerta para salir, estarás en muy serios problemas señorita, solo saldrás si ella te da la llave-

-Traidor de mierda- le grito enfadada y escucho que se ríe un poco, me giro hacia la profesora y me acerco a ella, pero mantengo una distancia-¿Me da la llave por favor?-

-No hasta que hables conmigo- se cruza de brazos decidida

-¿Sabe lo que pasará si estamos aquí mucho tiempo y empiezo a tener hambre?, la bestia comenzará a pedir comida y a veces cuesta retenerla- le miro con algo de superioridad y ella esboza una sonrisa de lado

-Por eso he venido preparada, esto, gracias a Michael está preparado para que estemos las dos varias horas y con comida de sobra, así que tengo el tiempo del mundo, aprovechando que estamos de vacaciones, aunque la justicia no tiene, en cualquier momento puede ocurrir algo que requiera de tu presencia y no puedas ir por estar aquí conmigo, así que la elección es tuya- alza sus hombros mientras me mira desafiante

-¿Sabe que le puedo quitar las llaves de forma rápida y sin que se de cuenta?- le miro y sonrío con superioridad

-¿Eso es lo que crees?, ¿Te vas a atrever a cogerlas de aquí?- mis ojos crecen como platos al ver que coge la llave y la pone en su escote, yo trago seco mientras me alejo para que no me vea sonrojada, escucho a Michael reír

-Eso ha estado muy bueno- comenta mientras sigue riendo

-Eso es jugar sucio- le fulmino con la mirada mientras me alejo

-No querida, es ser precavida- se carcajea un poco

-Eres perversamente malvada- me voy a una taquilla que tengo con ropa de deporte

-La peor de todos- me sale un gruñido no muy alto

Me cambio de ropa y voy al saco de boxeo y comienzo a golpear a diestra y siniestra hasta que siento una mano fría tocar mi hombro, me giro y ella me ofrece algo de comida.

-Llevas ahí casi una hora sin descansar, debes comer y descansar- me da una toalla y nos acercamos a la pequeña nevera que tenemos y yo me siento en el suelo y saco un brick de sangre artificial, ella se sienta frente a mí y coge una botella de agua- ¿Sueles entrenar mucho aquí?-

-Si, cuando necesito desconectar un poco, normalmente uso el saco por unas dos horas seguidas más o menos, a veces más- empiezo a beber y a contener mi instinto hasta que me encuentro mejor-¿Los niños están bien?-

-Si, pero te echan de menos, quieren darte un regalo que han hecho entre los dos por Navidad, se han esforzado mucho, pero se ponen tristes cuando mi hermana les dice que no puedes- mira al suelo

-Es mejor así- tiro el brick y me levanto, ella también

-¿El qué es mejor así?, ¿Exiliarse del mundo es mejor?- me sigue alzando un poco la voz

-Si, así nadie sabe de mi y no corren el riesgo de ser usados para chantajearme- contesto bastante seria, me está empezando a irritar

-Nadie sabrá de ti porque no sabrán nada, confía en nosotros- sigue presionando

Johanna Morbius Donde viven las historias. Descúbrelo ahora