-No, gracias, ya no hay nada que se pueda hacer para arreglarlo, está muy estropeado- suspiro derrotada y me apoyo en la mesa- joder, esta era mi camiseta favorita, era de mi madre y la chaqueta está empapada aún-
-Tranquila, a lo mejor los chicos pueden hacer algo para que quede como nueva, eso que dijo Raven antes, ¿Es de cuando tú eras pequeña?- me acorrala entre su cuerpo y la mesa para que no intente escapar
-Si, ella se metía mucho conmigo y me hacía la vida imposible, cuando me desmayé recordé algo pero no del todo, no vi imágenes y cuando recordé las voces me empezó a doler un poco la cicatriz del cuello y algo me dice que está relacionada con ello- me paso la mano por la marca que tengo
-No te agobies, ya lo recordarás y sé paciente contigo misma- me acaricia el rostro y cuando yo voy a tomar su mano ve las marcas en las palmas y me mira un poco preocupada- voy a tener que regalarte más guantes para que no te hagas daño- besa las heridas
-Con tus caricias me conformo, te daría un abrazo, pero no querrás que se te manche la ropa- me río un poco
-Eso yo lo arreglo rápido- se quita su chaqueta y la pone sobre mis hombros para posteriormente abrazarme
-Gracias- le doy un pico en los labios - por lo que puedo escuchar tenemos hora libre, ¿Quieres irte ya?- pongo mis manos en su cintura y ella pasa sus brazos por mi cuello
-Claro, deja que recoja mis cosas y nos vamos-
Eso es lo que hacemos, termino de recoger mis cosas, ella también y tras yo firmar en la sala de guardia de que ya me voy al ser mayor de edad, nos vamos a mi casa para poder coger el traje y ropa de cambio por si las moscas. Vamos a la base y saludo a los chicos, James, por obvias razones, aún no ha llegado.
-Que bien que ya te encuentres mejor- se nos acerca Carol sonriendo- hola Angie-
-Buenas-
-Como dije ayer, aquí estoy, he de admitir que la idea de las bombas de humo y la cadena incrustada en el corsé, está muy bien- comento dejando el traje sobre la mesa
-Me alegro que sea así, porque a lo mejor y si la manejas bien incluimos un látigo- ante esta última palabra no puedo evitar atragantarme con mi propia saliva al igual que mirar con asombro
-¿Qué pasa Joan?- mi novia se acerca y me acerca a su cuerpo, me mira con picardía mientras se muerde el labio y yo no puedo hacer otra cosa más que enrojecer
-Na-nada- trato de disimular un poco- me voy a cambiar de ropa, ahora vuelvo- rápido me meto en el baño y cierro la puerta intentando controlarme, llaman a la puerta y yo me asomo y dejo pasar a Angie
-¿Cómo pretendes cambiarte de ropa sin llevarte el bolso?- me mira de pies a cabeza
-Gracias- lo cojo y saco del bolso mi ropa, ella me toma de la cintura y me aprisiona entre su cuerpo y la pared
-¿Conque un látigo?- pone su pierna en medio de las mías y sube su rodilla de manera que roza mi centro y acerca su rostro al mío
-Angie, aquí no podemos, nos pueden descubrir- trato de contenerme pero ella me lo pone difícil
-Ya lo sé querida, es solo que me gusta esa idea de un látigo, ¿A ti no?- acerca su rostro a mi clavícula y deja ahí un beso que hace que se me erice la piel
-Depende de para que lo uses- logro contestarle a pesar de ella estar besándome en uno de mis puntos sensibles, cuando muerde yo me muerdo la mano para reprimir un gemido
-Eso es verdad, tal vez, después pueda descubrir sus varios usos, pero de momento, vamos a dejar las cosas así, no queremos que nos descubran- esta vez me besa en los labios antes de salir del baño y dejarme con la calentura, es mala, esta me las va a pagar, me cambio de ropa rápido y salgo descalza a petición de ellos, salgo con un top deportivo negro al igual que el pantalón corto, voy donde están ellos y cuando me ve mi profesora ladea una sonrisa perversa
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Johanna Morbius
AcakUn accidente, un salvador Una enfermedad, una cura De día una alumna normal, de noche otra persona diferente Un poder, con una gran responsabilidad Una identidad que ocultar, un secreto que callar Una gran fuerza conlleva un gran hambre, hambre de...