Mujer de bronce

16 4 0
                                    

Iskran seguía su desesperada búsqueda, olfateando en el aire cualquier señal que lo llevara a Eva. Sus alas se debatían contra su corazón. ¿A dónde ir? Ya había cubierto gran parte de la cordillera.

El sol parecía burlarse de él, al igual que todas las cumbres. Eso lo enfurecía.

Por primera vez se sintió impotente y derrotado. Pero de pronto, un aroma en el aire lo hizo volverse hacia el Este. Creyó haberla olido claramente, como si estuviera frente a ella. La brisa había sido tan clara con él que escuchó latir su corazón. Un tambor de batalla, el eco del viento, del vacío, el golpe constante de una tormenta. Sin embargo el recuerdo de esa mujer lo calmaba todo. Estaba seguro de que se trataba de su aroma, de su cabello siguiendo el curso del aire.

Como un relámpago voló contra el viento, desafiando la burla de la naturaleza.

Puedo oler tu cabello, estás con vida, deseas que vaya a ti. Pensó el dragón mientras seguía el aroma inconfundible. Mujer de bronce, no descansaré hasta encontrarte, así tenga que recorrer mil veces la cordillera completa. Así tenga que ir al reino de los hombres por ti.  

La mujer del dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora