14

618 61 12
                                    

— Azumi, ¿estás bien? Tus ojos están rojos, ¿quién te hizo llorar? – su preocupación, su acercamiento hacia mí, todo eso, me hizo retroceder, haciendo que él se detuviera - ¿Azumi?

— ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué abandonar a la Toman? ¿Por qué mentirme? ¿Por qué golpear a Fuyu? ¿Por qué Keisuke?

— No es asunto tuyo, Azumi, no puedo incluirte en esto.

— Es asunto mío desde que golpeaste a Fuyu, ¿sabes cómo está al menos? ¿sabes su situación? Fue difícil curarlo, y él debe ir con un médico para que revisen su ojo, si no lo hace, puede perderlo, Kei, ¿por qué? – la tensión no la aguantaba, conocía a Chifuyu desde hace varios años, tantos que olvide cuando comenzó nuestra amistad, pero, siempre estuvimos juntos.

— Azumi, no puedo decírtelo, si lo hago, se lo dirás a Emma, y ella a Mikey, pero, si te lo digo deberás dejar de verlos, dejarás de ver a los de la Toman.

— ¿Por qué?

— ¡Porque sí! – me sobresalté ante su tono, nunca lo había hecho, siempre escuché sus risas y su voz elevarse mucho, pero nunca fue para mí, al menos no de esta manera – entiéndelo Azumi, no insistas.

— De acuerdo..., pero, no me alejaré de ellos, son lo que tengo y...

— ¡No me importa eso! – me sobresalté más y el me miró – Azumi, yo, lo siento, no quise...

— Iré a casa.

Me di vuelta caminando más rápido, girando en varias direcciones, hasta que llegué a un parque, no había casi nadie, asiqué solo me senté en un lugar, mierda, odio ser sensible, quien sabe cuánto tiempo me quedé llorando ahí, hasta que un pañuelo se puso frente a mí, y un chico rubio con lentes me sonreía, se me hacía conocido, eso me dio vergüenza.

— ¿Estás bien?

— Si, muchas gracias.

— ¿Quieres contarme? No soy un conocido, asiqué no te preocupes.

— Bueno, no quiero molestarte con mis problemas.

— Descuida, no me molesta – lo miré, daba algo de miedo, pero tenía una atracción increíble, tanto que terminé contándole todo – Oh ya veo, ¿puedo decir lo que pienso?

— Por supuesto.

— Creo que, si alguien te ama, nunca te gritaría, por más enojado que esté, sabes, me gusta alguien, pero, aunque esté enojado, nunca la llegué a gritar, porque es lo que quiero y amo, mi enojo es con otras personas, no con ella, no debo desquitarme con ella.

— Es muy dulce de tu parte, asique, si hay amor de verdad, no pasa eso...

— Es mi opinión – lo miré y asentí – claro que, no quiero ser cruel contigo.

— No te preocupes.

— Según lo que me dices, traicionó a sus amigos por otro chico, son chicos que se conocen varios años, pero a ti te conoce un poco de esos.

— ¿Crees que me traicione?

— Es solo una suposición – asentí sabiendo que tenía sentido, poniéndome más triste – pero Hey, tranquila, son cosas que pasan, se dará cuenta a la gran mujer que tiene con él.

— Gracias por haberme escuchado.

— Has dejado de llorar, debo irme, ve con cuidado a casa.

Lo miré irse, y me quedé ahí, pensando en lo que dijo, ¿Kei es capaz de traicionarme? Traicionó a Mikey que lo conoce desde que son niños, ¿qué espero yo que apenas me conoce desde hace un par de años? Keisuke..., ¿me amará tanto como lo amo yo a él?

Evité un poco esos pensamientos, también, evité a Kei, algo que no resultó, ya que volvimos hablar, sin resolver nada.

— Azumi, no me ignores, no seas infantil – me detuve para mirarlo, ¿soy infantil?

— ¿Qué sucede? Estoy algo ocupada.

— Quiero hablar conmigo.

— Estoy siendo infantil, cuando se me pase hablaremos.

— Mierda Azumi – lo miré por un momento.

— Siento darte más problemas – me fui de ahí, pero, a veces creo que ese chico aparece en los momentos más cruciales – y eso pasó.

— ¿Te dijo infantil? Discúlpame, pero lo poco que te conozco, creo que eres extrovertida, y madura para tu edad.

— Gracias.

— No hay de qué, ¿estás libre?

— Si.

— ¿Vienes a conocer a un amigo? A él le gusta divertirse.

— Uh, claro – caminé tras de él por un momento, su amigo era muy alto – diablos, enserio me sacas más de dos cabezas, tendré que tomar vitaminas si quiero crecer.

— Oh, pero que pequeña, ¿vienes? Iba a comer con un amigo.

— Si – miré al chico rubio, que solo se despidió y pronto llegó otro – oh, siento que te conozco.

— Digo lo mismo, soy Kazutora.

— Azumi – su mirada cambió algo, pero sólo sonrió – entonces, vamos a comer, ¿conoces algún lugar?

— No, la verdad, no quiero toparme con unos amigos, asique esos lugares están descartados.

— Ya veo...

Hablar con Kazutora era divertido, además de alegre, pasaron un par de días desde aquello, y vino a mi escuela, algo que acepté de inmediato y me salté la ultima hora.

— Diablos, nunca lo había hecho – me seguía riendo por la adrenalina.

— ¿Nunca? ¿qué clase de aburrida vida tenías?

— Hey, mi aburrida vida puede ser cómoda también, ¿sabes? – claro que era demasiado bueno para divertirse.

— Oh, ¡Baji! – mi corazón se detuvo ante ese grito – ven, quiero presentarte a alguien – tomó brazo acercándonos más a él.

— ¿Kazutora?

— Mira Baji, quiero presentarte a Azumi, Zumi, él es un amigo, Baji – su mirada me miró fijamente, y yo sólo quería huir.

— Ya nos conocemos, tigre – le sonreí un poco.

— ¿Qué haces aquí? ¿por qué estás con él? ¿te escapaste de clases? – preguntas y más preguntas, miré a Kazutora con una sonrisa mientras el sólo miraba algo confundido - ¡responde!

— Tigre, creo que nos veremos en otra ocasión, y bueno, Keisuke es mi pareja, creo – lo miré con mi sonrisa mientras el sólo sonreía y acariciaba mi cabeza.

— Iremos a divertirnos luego Zumi.

— Azumi, no me ignores, ¿qué diablos ocurre contigo? – lo miré un poco.

— No me pasa nada, debo irme.

— ¡No! Azumi...

— ¡Baji! Detente, no la obligues hablar contigo – Kei sólo me miró un momento, apretaba con fuerza mi mochila, y el brazo de Kazutora – Hey Zumi, ve con cuidado.

— Si, nos vemos tigre.

Me alejé de ahí, lo más rápido que podía, ¿en serio los cielos me mandaba a esta persona en mis momentos difíciles? Kisaki debería estar harto de mí, pero, seguía escuchándome, donde terminé llorando.

— Ya veo, pero, Azumi, tú eres mi amiga, yo no te dejaré, recuerda que hay personas que son diferentes, puedes confiar en mí.

— Si, gracias – fue a dejarme a casa, y lo vi irse.

Terminé contándole todo a Kisaki, a Emma, a Hina..., quería que estén conmigo, no quería que se fueran, no lo quería.

Soy patética.

Colmillos - Keisuke BajiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora