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Entré a casa haciendo algo de escándalo, imaginándome la manera que íbamos a secuestrar a Peke Jr.

— ¡Buenas tardes familia! ¡ya llegó su chiqui baby! – apenas entré al salón alcé mis brazos, sonriendo, ellos igual rieron un poco.

— ¿Cómo te fue cariño?

— Muy bien – me senté junto a papá que leía su periódico y lo abrazaba.

— ¿Les gustó la comida? – miré a mamá y asentí.

— Si, incluso la mamá de Baji se enteró de eso, y me invitó a cenar.

— ¿Baji? ¿otro amigo? – asentí y sonreí, ahora lo recordaba, papá tal vez lo conozca.

— Debiste conocerlo, su nombre es Baji Keisuke.

— Oh, si, ya lo recuerdo, el chico colmillo – reí y asentí – es un buen chico.

Seguí hablando con ellos por un momento más, pero fui a bañarme y hacer mis tareas, al rato me llamaron a cenar y cuando bajé, papá se veía de nuevo cambiado con la mitad de su uniforme, tomé los platos comenzando a pasarlo a la mesa.

Charlé un poco más y subí de nuevo a mi habitación.

— Cariño, ¿estás despierta? – miré a la puerta y por ella la cabeza de mi papá entrar – no te desvelos.

— No lo haré.

— Ese chico, Baji, ¿te trata bien?

— Si, nos salvó a Chifuyu y a mí de unos motociclistas, luego nos llevó a su casa y compartió su ultimo yakisoba, también su mamá nos hizo una cena, fueron muy amables.

— Ya veo.

— Tú lo conociste, ¿verdad?, cuando llego sólo hablaban de que estuvo en la correccional, por eso ingresó este año.

— Si, se echó la culpa para proteger a su amigo, pero, no podía hacer mucho, no es algo que deba decirte, sólo dale tiempo y te lo dirá.

— Colmillitos es un chico lindo – lo solté con un sonrojo en mis mejillas.

— ¿Te gusta?

— No lose, apenas lo conozco unos días, no puede ser amor, al menos no por ahora.

— De acuerdo, dale tiempo al tiempo, y mira...

— Lo que haces con el tiempo – completé y él sonrió mientras revolvía mi cabello y dejaba un beso en mi frente.

— Descansa, te amo cariño.

— También te amo papá.

Lo vi irse, su trabajo era muy bueno, pero a veces solía tener miedo de lo que le pueda pasar.

Era mi primer héroe después de todo.

Seguí con mis tareas, luego miré a mamá entrar a la mía.

— ¿Aun no duermes? No te quedes despierta hasta muy tarde.

— Ya merito termino – sonreí y asintió - ¿saldrás?

— Si, no te preocupes, llegaré para hacerte despertar.

— De acuerdo...

— Te quiero hija.

— Y yo a ti, mamá – la vi irse, y la casa volvía a quedarse a solas, sólo yo, empezaba a creer que necesito una mascota, pero, hay muchos perros en la zona.

Me acosté, los chicos no respondieron mi mensaje, asiqué me dormí, un rico y delicioso sueño donde me comía un delicioso helado, pero se me cayó, y se convirtió en pesadilla.

Y veía como alguien llegaba y lo pisaba, y repisaba, y re contra pisaba, fue ahí donde no era que pisaban mi helado, eran los no tan silenciosos "gritos" de mis padres, habían llegado, eran las dos de la mañana, tomé mis auriculares y los conecté, ignorando todo lo que se decían, y sumergiéndome en las letras de los cantantes con potentes voces y el auto tuné.

Pero eso no duró mucho, volví a soñar con mi rico helado, pero alguien me movió y se cayó, miré al responsable y era mi mamá, luego me di cuenta que comenzaba a despertar.

— Cariño, despierta, se te hará tarde.

— Buenos días a ti también – bostecé y me volví a tapar con las mantas.

— Pondré tu desayuno, tu padre desayunará contigo.

— Voy...

Era muy temprano, asiqué con resignación me fui a la ducha, pero..., ¡quema! ¿a quién se le ocurre mandar agua cuando uno se baña?

Cuando estuve lista baje, haciendo una pose diva en la puerta para que me vean, haciéndoles reír.

— Buenos días estrellita, el mundo les dice, hola – reí un poco y me senté frente a papá, mientras mamá se sentaba a mi lado.

— Te dormiste tarde, ¿verdad?

— Algo, nada grave – sonreí, tomé mis cosas y salí no sin antes abrazarlos con fuerza – nos vemos en la tarde, noche, tarde-noche.

— Ve con cuidado.

Salí de casa, bajando los escalones del porche, me quedé unos minutos ahí, para luego escuchar sus gritos, asiqué suspiré un poco y seguí con mi camino.

A medio camino fije un par de cabelleras conocidas más delante de mí, asiqué me adelante hasta ellos, haciéndome espacio entre ambos para sujetarme de sus brazos.

— ¡Buenos días!

— Azumi, no hagas eso – miré a Baji, sostenía su pecho mientras Chifuyu ya estaba acostumbrado.

— Lo siento, ¿y bien? ¿estudiaron para el examen?

— ¿Hay examen? – reí un poco, Baji era algo despistado.

— No vamos en tu misma clase, Azumi, además, yo no tengo examen.

— Vi a mi madre llorar por un momento – eso había sido tierno.

— Eres muy lindo, colmillitos – sus rostro se sonrojo y yo reí.

— Con el tiempo te acostumbras.

Entramos a la escuela, y ya quería irme, ¿por qué no tenemos vacaciones más largas?, sólo de ver formulas me era aburrido.

Colmillos - Keisuke BajiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora