17

512 52 1
                                    

Caminé un poco más mirando a cierto pelinegro acercarse, asiqué caminé más hacia el abrazándolo, Keisuke había venido por mí, pasamos por el centro comercial y alimentando gatitos.

— Chifuyu, mejor amigo, ¿cómo has estado mi segundo hombre en la vida?

— Hasta que te acuerdas de mí.

— Siempre me acuerdo de ti ¿cómo está tu ojo?

— Bien, no habrá problemas.

— Eso es bueno, me alegra que no te haya quedado secuelas.

Navidad se aproximaba, había visto a Kisaki un par de veces, hablamos un par de veces, me aconsejó un par de veces, y me sentía manipulada un par de veces, y no le dije nada a Mikey de ese par de veces.

— Bien, se hace tarde, iré a dejarte a tu casa.

— Oh, no te preocupes, debo ir a otro sitio.

— ¿Segura? De acuerdo, nos vemos luego – alcé mi mando despidiéndome.

¿Qué había hecho Kisaki conmigo? No lo entendía, era difícil entenderlo, sólo sentimientos negativos venían hacia mí, Keisuke dijo que quería pasar navidad conmigo, habían tenido un par de problemas en la Toman, y eso lo tenía estresado, creo, no ha dicho mucho, y sólo lo dejé estar.

Caminé al restaurante que nos íbamos a encontrar, pedí unas donas junto a un chocolate caliente, mientras miraba una revista.

Habían pasado un par de horas desde aquello, asiqué pedí algo de comer, y cuando terminé, me fui, era tarde, muy tarde, pero unas cabelleras me resultaron familiares.

— ¿Emma-chan? ¿Hina-chan? – ambas estaban en un santuario – es tarde.

— Lo mismo te decimos a ti, Azumi, ¿ocurrió algo?

— Keisuke no vino, y no hemos hablado mucho estos días – alcé mis hombros mirándolas – iré a casa, papá llegará pronto, asiqué compre algo para él.

— Ten cuidado Azumi – asentí.

— Si, ustedes también.

— ¿Estas enojada con Baji-san? – miré a Hina que me miraba preocupada.

— Nuestra relación ha tenido un declive muy grande estos meses, no saldré por unos días, hasta que las personas del restaurante olviden mis rostro.

— Esperaste mucho – asentí - ¿cuánto tiempo?

— Quedamos a las siete, pero será media noche, asiqué más de cinco horas, al menos la comida estaba rica – les sonreí – nos vemos.

No había llorado, me sentía decepcionada, pudo haberme dejado un mensaje, uno no se demora ni un minuto en hacerlo. Cuando llegué a casa, papá no llegaba, asiqué me cambié por otra ropa y preparé lo que le traje, cuando llegó se lo di, estaba cansado, dejé una nota en la puerta para irme a casa.

"Azumi Kato no se encuentra en casa"

Ridículo, infantil, pero me duele, no salí por otro par de días, hasta año nuevo, y cuando era tarde, para mí al menos, llegó Emma, venía con Mikey y Draken, me arrastraron al santuario.

Había muchas personas, y dejamos a Emma con Draken a solas.

— Lo siento.

— ¿Por qué te disculpas?

— Volví a encontrarme con Kisaki, un par de veces.

— Ya veo, pero estas bien – asentí – mentalmente estas destruida, estamos contigo Azumi, nada te pasará, confía en mí, ya verás que estarás bien.

— Gracias Mikey – miré algunos adornos, el rojo es bonito, pero se escuchaba mucho ruido, cuando me giré a ver, era Takemichi, y con él, los demás, asiqué me sujeté del brazo de Mikey – quiero irme, Mikey.

— No puedes huir siempre Azumi – asentí, se había convertido en un gran amigo – saltemos para año nuevo.

— ¡Sí! – Mikey me tomó de las manos y saltamos, me sujetó de los brazos para que no me caiga, había sido divertido eso.

— Fue divertido, gracias Mikey – los vi irse con tranquilidad, mientras giraba para irme a casa, pero choqué contra un pecho – lo siento.

— Te llevaré a casa Azumi – miré a Keisuke, asentí, el camino fue silencioso.

— Gracias por traerme.

— Azumi, yo quería...

— Olvídalo, supongo que eso pasa cuando las cosas no funcionan – suspiré un poco – no me molesta que estes en una pandilla, tampoco que golpees personas, ni que incendies autos, no me molesta, eso hace que seas tu mismo, lo que me enfada es que no hayas dicho nada, me buscaste esa misma noche, ¿Emma te lo dijo?

— Lo siento, sucedió algo con Black Dragons, y tuve que ir.

— Eso tampoco me molesta, no hubo mensajes, tampoco llamadas, y me quedé a esperarte toda la noche en ese restaurante, Keisuke, te llamé muchas veces, ninguna contestaste, pero está bien, supongo que esto era lo que mamá quería evitar.

— Azumi... - me acerqué más a él para sonreírle y jalarlo hacia mí para besarlo.

— Te amo Keisuke, pero no quiero estar con alguien que no me da la misma atención que se la doy.

¿Lloré? No, no lo hice, sentía mucha tristeza, y mi pecho dolía demasiado, sólo que ahora, ignoré ese dolor.

Los días pasaron con normalidad, asiqué las clases comenzaron de nuevo, y Chifuyu no sabía que hacer, me sentía culpable por arruinar una amistad, asiqué también lo alejé de mí, no quería que tuviera que elegir entre ambos.

Volví a usar algunos vestidos, era un logro, también me fijé en mi cabello, lo cortaría un poco más, hasta que un chico vino hacia mí, lo conocía, estaba con Kazutora y Kisaki aquel día.

— Azumi.

— ¿Sí?

— Soy Hanma Shuji, te vez aburrida.

— He estado algo aburrida este tiempo, ¿y Kisaki?

— El ha estado ocupado, en no sé qué, ¿quieres venir conmigo?

— ¿A dónde?

— No lose – lo vi sacar un cigarro para empezar a fumarlo - ¿quieres?

— Nunca lo he hecho – el sólo sonrió y tomó mi mano llevándome con el - ¿quieres intentarlo?

— Uh, supongo, ¿qué hago? – miré el cigarrillo en mis manos, no tenía idea de qué hacer con esto.

— Lo llevas a tu boca, inhalas, lo contienes un poco y luego exhalas – parecía sencillo, carajo, ¿quién dijo que era sencillo? Me atoré – me pasó la primera vez.

— Sabe horrible.

— Lose, pero, si lo pruebas un poco más, y lo haces con práctica, te sentirás diferente.

— ¿Diferente?

¿Qué tan diferente? No lo sabía, y lo seguí intentando, asiqué compré una cajetilla entera, y me "ayudó", aunque sólo se reía, hasta que lo hice bien, el ardor en mi garganta se sentía, pero había algo diferente, me había concentrado tanto en eso que perdí la noción del tiempo.

— Si que sabes perder el tiempo.

— Es de noche.

— Pues claro, hasta te acabaste la cajetilla – miré y vi que había solo un par más, se lo ofrecí, obvio que lo aceptó – nos vemos.

— Adiós...

Caminé a casa, llamé a Emma, le conté lo sucedido, claro que omití su nombre, ella solo se preocupó mas por mí, asiqué evadí eso, no quería que se preocuparan. 

Colmillos - Keisuke BajiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora