𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 1

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El hombre le da varios puñetazos a la bolsa en el momento que su entrenador lo alienta a agacharse, este le hace caso y hace que esquiva un golpe, moviéndose hacia la izquierda y le da un puñetazo a la bolsa. Se mueve de forma lateral y se cubre el rostro con el guante. Su camiseta está cubierta de sudor debido a su entrenamiento exhaustivo. 

Ernesto le da un tiempo de descanso y deja que el boxeador se hidrate. 

-Vas bien hijo, solo tienes que mejorar tu derecha. Aún así estás listo para la pelea de mañana. 

- ¿En serio lo dices?

-Obvio que sí, ¿crees que te voy a llevar a la muerte? Ni loco te pienso sacrificar con lo que vales. 

Su entrenador le habla en serio, golpea su espalda con suavidad para transmitirle animo y Jonathan asiente al sentirse más tranquilo. Deja la botella de agua en el piso y se estira antes de volver a entrenar. 

Jonathan vive en la ciudad de Miami, siendo hijo de inmigrantes que hicieron todo para que su hijo sea una persona de bien, perdió a sus padres en un accidente vial una vez que llego a la mayoría de edad, quedando completamente desde entonces. 

La perdida de sus padres y ser victima de una muchacha sin escrúpulos hizo que su personalidad y su corazón se endurecieran totalmente, volviéndose solitario y terriblemente incrédulo en el amor. 

Lo único que lo acompaño es el boxeo, ese deporte que lo ayudo para soltar la bronca contenida, el odio que sintió por Jennifer, por esa joven que solo destrozo su corazón. 

Ernesto lo hace entrenar y Jonathan hace ejercicio para terminar el día de entrenamiento, terminando completamente exhausto y respira despacio, tardando bastante en llenar sus pulmones de oxígeno. Su entrenador lo ayuda extendiéndole la mano y Jonathan la toma enseguida, Ernesto tira con fuerza y hace que se ponga de pie.

-Mañana te quiero aquí bien temprano. -Le advierte. -Tène cuidado lo que vas a comer, no quiero que estés descompuesto.

Jonathan lo escucha con atención y se despide de su entrenador, toma su bolso y se va del gimnasio. Mientras camina por la calle, se hidrata constantemente antes de llegar a la parada del bus. El calor que hace es de locos, ideal para pasar el día en la playa y en ese instante, el hombre envidia a las familias que comparten un hermoso momento familiar en la playa. 

Se quita esa imagen de la cabeza y se coloca los auriculares, maniobra su celular y pone música para liberar su cabeza. Espera unos minutos en el lugar hasta que ve el bus acercándose a la parada y sube, saca su boleto y se sienta en los asientos del fondo. 

La música lo acompaña en el camino hasta su barrio y baja al llegar a su destino, solo camina unos cuantos kilómetros y abre la puerta con llave. Se encuentra con su casita humilde y cierra la puerta con llave por seguridad, deja su bolso encima del sillón y en pocos metros, se arrima en la cocina y abre la heladera, se prepara algo liviano para comer y cena en forma solitaria, solo lo acompaña el televisor y se queda allí hasta el momento de acostarse. 

Levanta todo de la mesa y lava todo antes de secarlos, guarda todo en su lugar y apaga la luz de la cocina. Se da un baño y queda en boxers, se acuesta en su cama y se duerme sin darse cuenta. 

Pesadilla.

Escucha una risita y es la de Jennifer, esta sostiene un test de embarazo y la felicidad invade el cuerpo de Jonathan, saber que va a ser padre es una maravilla absoluta y esta demasiado ansioso de poder tener en brazos a su bebé. 

Aunque, la felicidad duro poco en la vida del hombro porque descubrió a Jennifer con otro hombre, destrozando así su corazón y atándose a su única salvación, su hijo. 

Sin embargo, las dudas lo invadieron y estuvo un tiempo en negación, el hijo que espera con Jennifer es suyo, a pesar de la infidelidad, su hijo es suyo. 

Su pareja entra a la casa con cuidado y Jonathan la está esperando, la muchacha se quedo helada al verlo y se congela.

-Tenemos que hablar. 

La mujer quiso mostrarse tranquila, aunque el rostro de Jonathan es demasiado preocupante. 

- ¿De que quieres hablar mi amor?

Se acerca con intenciones de besar sus labios y la rechaza sin reparos.

-Dime la verdad Jennifer, te doy una oportunidad para que hagas las cosas como se deben.

- ¿De qué hablas?

-Te vi con otro hombre, no me lo niegues porque te vi besándolo a gusto.

El corazón se le destroza más y más, saber que su familia se está desmoronando lo destroza tanto que ruega para que el bebé que espera Jennifer sea suyo. Ella no habla, solo se aleja suavemente del hombre y traga en seco.

- ¿El bebé que esperas es mío?

Jennifer no responde, se queda callada y ese silencio hace que el asumiera lo peor.

Fin pesadilla.

Se despierta sobresaltado y está cubierto de sudor, la pesadilla hizo que sus recuerdos se removieran y las lagrimas salen sin darle una oportunidad de controlarlos. Se sienta sobre la cama y sus manos están en la cabeza, tirando su cabello y cierra los ojos. 

Lo que menos quiere es recordar ese momento negro de su vida. Realmente fue una pesadilla la que vivió, esperando a su bebé con una increíble emoción para después enterarse que ese bebé es de otro. 

Enterarse que Jennifer solo jugo con sus sentimientos y tirarlo como si fuese algo descartable. 

La amaba, a pesar de su infidelidad, la amaba, estaba dispuesto a hacerse cargo del bebé aunque no sea sangre de su sangre. 

Sin embargo, Jennifer lo abandono, haciéndole saber que solamente fue un juguete, terminando de destrozar las esperanzas y la bondad de un hombre que solo quería formar una familia. 

Jonathan se quedo sin alma y nadie sería capaz de devolvérsela.

Devorame otra vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora