𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 28

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La lengua serpentea sobre su vagina, arrancándole la vida con sus lengüetazos, su boca la come completamente, con ganas de más, sintiendo un tremendo vicio por ella y muerde ligeramente su clítoris.
La lengua experta de Jonathan hace que Camila llegue al orgasmo de una manera gloriosa y ella lo toma de los hombros, rodando sobre la cama.
Después de un tiempo, ambos llegan al orgasmo y colapsan en el colchón, ella tiene los ojos cerrados y su cuerpo está sensible después de una sesión salvaje.
Jonathan sonríe feliz y la abraza con suavidad, besando su hombro desnudo.
-Te amo gatita.
Se quedaron allí hasta la noche, salieron a cenar y pasaron una noche perfecta para cerrar un día perfecto.
Al otro día, Camila salió del trabajo para empacar sus cosas. Jonathan la ayuda con sus pertenencias y la toma de las manos antes de atraerla a su cuerpo.

- ¿Qué falta gatita?-Hay que cerrar las cajas con cinta adhesiva y guardar lo que tengo en el baño

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- ¿Qué falta gatita?
-Hay que cerrar las cajas con cinta adhesiva y guardar lo que tengo en el baño.
-Del baño me encargo yo. -Dice su pareja.
La besa con suavidad antes de separarse de ella y va al baño.
Más tarde, Camila ve desde la ventana como el camión de mudanza estaciona al frente y Jonathan agarra las maletas para que ella no cargue con el peso. La pareja sale al pasillo y se encuentran con Lucia y Valentín. Los hombres se miran con seriedad y la mujer suspira llena de incomodidad.
-Hola.
-Hola. -Lucia sonríe un poco.
- ¿Y esas maletas? -Pregunta Valentín. - ¿Te vas?
-Si. -Nerviosa. -Me voy.
-Y te vas con él.
-Valentín.
-No digas nada Camila, ya entiendo todo.
El oficial se va furioso y Jonathan la consuela mientras la abraza.
-Deja que se vaya. -Besa su cabeza.
-Lo siento. -Lucia se disculpa.
-No tienes la culpa. -Dice Jonathan.
Lucia sonríe sintiéndose mejor y le da un abrazo a Camila.
-Mas vale que me sigas llamando o te mato. -Bromea su vecina.
Camí se ríe y se abrazan con fuerza.
-Puedes visitarme cuando quieras.
Jonathan asiente estando de acuerdo y salen de edificio, los hombres del camión los ayudan con las cajas y el boxeador le abre la puerta del convertible para que se siente.
Más tarde, el joven arranca el motor cuando el camión de la mudanza empieza a andar y ellos lo siguen por detrás. Conducen unos cuantos kilómetros hasta que llegan a su residencia y la pareja sonríe feliz.
El boxeador toma su mano antes de llevarla a la boca y besarla con ternura.
- ¿Lista para vivir en nuestra casa, mi amor?
Ella sonríe, la pareja se mira con emoción y Camila se acerca para besar sus labios. Bajan del auto y se dirigen a su nueva casa.
Lucia le manda mensajes a su amigo para saber como está, ninguno de los que le envió recibió respuesta. Suspira y decide llamarlo, le preocupa tanto que se haya ido así.
Lo llama por segunda vez y la atiende al tercer tono.
- ¿Qué quieres?
-Quiero saber como estás Valentín... no te puedes poner así.
- ¿Cómo quieres que me ponga? -Molesto. -Me choca que Camila lo ame con todo lo que le hizo, que sea tan tonta y caiga en sus garras.
-Jonathan cambio, no es por defenderlo pero es verdad.
-Pero no la merece, ese boxeador de cuarta no merece una mujer como mi Camí.
Lucia se queda escuchándolo sorprendida, se muerde el labio al escucharlo tan cambiado.
-Tienes que tranquilizarte... ya no puedes hacer nada porque ellos se aman.
Es de noche y están comiendo sushi en su nuevo living. Jonathan le sirve un poco de champagne a Camila y toma un poco.
- ¿No quieres tomar?
El boxeador se da cuenta de ello y su mujer asiente.
-Voy a buscar otra cosa, ¿Qué quieres gatita?
-Un jugo si no te molesta.
-Ya regreso.
Se pone de pie y besa su cabeza antes de ir a la cocina.
La mujer se queda sentada frente a la bandeja de sushi, sintiendo un poco de asco luego de comer algunos y acaricia su estómago. Las nauseas se hacen presentes y respira hondo para calmarlas.
Su pareja aparece para entregarle el vaso con jugo y ella le agradece.
-Gracias papi.
El boxeador le da otro beso y se sienta a su lado, el sigue comiendo y se da cuenta que Camila no está comiendo mucho que digamos.
- ¿Te sientes mal gatita? -Acaricia su espalda.
-Me siento bien, mi vida. -Sonríe para tranquilizarlo.
-No estás comiendo nada.-Preocupado.-Tienes que alimentarte, estás comiendo muy poco últimamente.
Toma su mano y ella lo mira con ternura.
-Estoy bien, en serio. -Se ríe. -Eres tan lindo así.
Acaricia su barba y se recuesta en el, Jonathan la recibe dichoso con sus brazos fuertes, protegiéndola hasta de su sombra.
-Me preocupa mucho tu salud, gatita. -Besa su cabeza. -Solo quiero que estés bien.
Ella sonríe completamente feliz y respira tranquila.
-Siempre me voy a sentir bien porque te tengo.
-Siempre me vas a tener.
Camila se aleja un poco de el para mirarlo y se besan apasionadamente.
Al otro día, es sábado por la mañana y la pareja sale de la residencia para caminar por el barrio. Jonathan utiliza su brazo derecho para tenerla cerca y al cruzar la calle, se topan con Jennifer quien sonríe con malicia.
-Tía, no sabia que estás en pareja con alguien más joven. -Se cruza de brazos. -Quien te ha visto y quien te ve.
A Jonathan no le gusto para nada ese comentario y menos que saliera de una mujer como ella. Es consciente que Jennifer quiere ofender a su mujer y no dejara que lo haga.
- ¿Qué haces aquí? -Molesto.
-Vivo aquí Jhonny. -Sonríe. -Vivo con mi amante, debes conocerlo, es tu nuevo mannager.
La mujer traga saliva, sin entender lo que está pasando.
- ¿Ustedes se conocen? -Mira a su pareja.
Jennifer se ríe y contesta por él.
- ¿No te dijo que fuimos novios?
La cara de Camila cambia al darse cuenta de quien es.
Su sobrina es la mujer que le arruino la vida a su novio.

Devorame otra vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora