𝓒𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸 2

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En ese momento, una mujer termina de desempacar sus cosas y apoya ambas manos sobre la mesa del living, su corazón late con fuerza mientras intenta tener una mínima esperanza de que todo estará bien. 

Camila está escapando de alguien que no conoce, alguien que no dejo de mandarle mensajes amenazantes y la enloqueció por completo, haciendo que cometa un acto desesperante que es dejar su hogar, dejo Los Ángeles, su comodidad, a pesar de tener medios económicos para sobrevivir, la pone mal dejar todo para así asegurar su vida. 

Solo espera que esa persona nunca de con ella, solo quiere empezar de nuevo y encontrar un nuevo trabajo. No tiene apetito, lo único que desea es estar en una cama suave y dormir con tranquilidad, quiere terminar con las pesadillas constantes que no la dejaban dormir. 

 Se sienta en la silla y apoya los codos en la mesa, rogándole a Dios en silencio poder empezar de nuevo. 

Apenas pudo dormir, un tranquilizante la ayudo a dormir solamente 4 horas de corrido, despertándose a las 5 de la mañana y empezó el día con un café cargado desde la cama, encendió su laptop y busco su documento donde está su curriculum. Actualizo sus datos de la última empresa donde trabajo y puso la antigüedad, desea poder encontrar trabajo lo más rápido posible y ruega para que así sea. 

Busca las paginas de las empresas para subir su curriculum y los envía vía mail, termina su café y lo coloca en la mesita de noche. Apaga su laptop y va al baño a prepararse para el día. 

Más tarde, se viste y peina su cabello mojado, lo seca con su secador y se mira al espejo, sus ojos se encuentran y respira cansada, se cubre las grandes ojeras con maquillaje y deja de verse. 

Sale de su departamento y se encuentra con una mujer, está sostiene la correa de su perro y Camila le sonríe.

-Eres nueva.

-Así es, me llamo Camila. 

Su nueva vecina le da un beso en la mejilla y sonríe con afecto.

-Yo soy Lucia, mucho gusto y si necesitas a alguien, cuenta conmigo

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-Yo soy Lucia, mucho gusto y si necesitas a alguien, cuenta conmigo.

-Muchas gracias. 

Camila sonríe sintiéndose agradecida de escuchar eso, dejo a muchas personas de su entorno sin decir ni una palabra, solamente escapo de ese lugar para asegurar su vida. 

Se despide de Lucia y baja en el ascensor, llega a la planta baja y la choca el calor agobiante, hace sus compras para llenar así su nevera de lo necesario, volviendo del super con sus bolsas llena de alimentos y los deja sobre la mesa de la cocina, divide todo y los guarda por sectores, siendo ordenada con sus cosas. Cierra la nevera y se refresca con un vaso de agua fría. 

La mañana transcurría de manera tranquila, sin temores, sin el miedo paralizante que le transmitían esas notas de aquel acosador, en Los Ángeles no tenía vida, solo vivía el presente, completamente atemorizada por una persona que no tiene rostro, no tiene idea de quien es y desea que esa persona se olvide de ella.

Respira tratando de permanecer tranquila y sacarse esos recuerdos de su mente, ahora quiere recuperar la libertad que se le escapo de sus manos y estaría dispuesta a hacerlo. Está en otra ciudad, con otras personas, ahora puede vivir su vida como ella quiere y eso haría. 

 ¿Qué más puede hacer en un día super caluroso? Pasar el día en la playa.
Se puso un vestido modo playero que le va hasta debajo de las rodillas, cubriendo una gran parte de su cuerpo. Camila es bastante acomplejada con su cuerpo, a pesar de ser una mujer sexy para los ojos de los hombres, ella no se ve así y nadie hará que esa idea se le quite de la cabeza. Se pone unas chancletas y se coloca un sombrero para resguardar su cabeza del sol. 

Al terminar de colocarse su bloqueador solar, sale del departamento y camina las 4 cuadras que la separan de la playa. Alquila una silla y una sombrilla para pasar el día, se sienta y sus ojos observan maravillados el increíble paisaje, las olas chocándose con la arena y las familias que disfrutan del día. Se quita las chancletas y deja sus cosas debajo de la sombrilla, sus pies caminan sobre la arena caliente y se relaja al sentir el agua, llegándole a los tobillos. 

Paso parte del mediodía en la playa y comió allí, al fin está viviendo un día relajante y ansia estar así en está nueva ciudad. 

Se va de la playa cuando el sol se está oscureciendo y regresa al departamento, al entrar, va al baño a darse una ducha y así quitarse toda la arena. 

Desde la ventana de su piso puede ver toda la ciudad y se queda allí por unos minutos, todavía es temprano para cenar y piensa hacerlo afuera para disfrutar de la noche. 

Jonathan está preparándose para la pelea, Ernesto le pone la banda elástica en cada mano mientras le da indicaciones. El hombre intenta estar concentrado, aunque la cabeza no lo ayuda en nada, esa pesadilla lo desestabilizo y no quiere pelear, no está al cien por cien para poder darle pelea a su contrincante. 

-Vamos campeón, te quiero fuerte en el ring.

Golpea suavemente su mentón y Jonathan no dice nada, quiere estar enfocado en todo lo que dice su entrenador y se pone los guantes. 

-Cualquier cosa que te este pasando por la cabeza, lo descargas en el ring, quiero que le ganes a ese pendejo y que tu seas el vencedor. 

Los ojos oscuros de Jonathan están enfocados en los de su entrenador y asiente, aprieta los puños y los golpea con los guantes. 

-Dale duro.

Ernesto sonríe mientras ve a Jonathan con una mirada seria y rabiosa, deja que se levante del taburete y le coloca la capa antes de dejarse ver ante los espectadores de la pelea, el presentador lo nombra al mismo tiempo que el boxeador entra al ring, se va a la esquina donde está su entrenador y en ese entonces llega su contrincante. 

El oponente es un hombre corpulento como el, aunque más alto, este se coloca en el medio junto al réferi y le choca con los puños a Jonathan

Devorame otra vez Donde viven las historias. Descúbrelo ahora