Al día siguiente Atlas se levantó normalmente, un poco más tarde que de costumbre si los sonidos de pasos en los pasillos no lo engañaban. El sol entraba por la ventana e iluminaba el cuarto con un fuerte brillo. Atlas dejó salir un suspiro y miró al techo de madera, aunque probablemente había obtenido unas buenas horas de sueño, su cuerpo se sentía cansado e inutil.
No supo cuánto tiempo estuvo mirando al techo sin pensamiento alguno, probablemente estaba entrando y saliendo de un estado de sueño, pero no era capaz de moverse y a pesar del sonido de algunos pasos en los pasillos la mañana era muy cálida y tranquila. Se acomodo en la cama para que el sol no le brillara en la cara, aun parecía ser temprano, tenía tiempo de descansar y para su beneficio nadie se atrevía a tocar su puerta cuando pensaban que estaba dormido.
Miro con mucho desinterés la pared tapizada del cuarto, sus aburridos pero acogedores patrones eran fáciles de seguir con los ojos, cuando era más pequeño solía trazarlos por horas para calmar sus nervios, era un intento fútil, puesto que no importaba que tan tranquilo estuviera, en un par de horas los terrores de la noche vendrían a buscarlo como siempre lo hacían.
Cuando su espalda empezó a doler de estar tanto tiempo acostado se levantó, aun se sentía cansado pero tristemente no podía pasar todo el día acostado. Al mirarse en el espejo dejó salir un suspiro de cansancio, su cabello era un desastre, lo mechones negros se disparaban en todas las direcciones y el parche que usaba para dormir estaba enredado entre ellos. Desenredar el parche fue extremadamente difícil y en un punto Atlas consideró cortarse el cabello, después de sentir un montón de pinchazos en el cuero cabelludo pudo al fin sacarlo de su cabeza.
Al quitarselo vio en el espejo la piel que yacía por debajo, era un poco más clara que la del resto de su cara. Unas extrañas marcas de color moradoo sobresalian en este area, parecia una especie de telaraña alrededor de su ojo de la cual aveces sobresalían unas venas verdes. Al principio las habían tachado por cicatrices, pero mientras lo veían más y más doctores, ninguno pudo saber que las había causado o si incluso eran cicatrices. "Parece como si se hubiese quemado de adentro hacia afuera" recordó a uno decir cuando hablaba con Arcadio.
Para sorpresa de muchos sus párpados aún funcionaban perfectamente, en sus primeros meses en la mansión siempre estaban cerrados por la falta de estructura interna, pero después de algunas semanas, un brillante fabricante de prótesis pudo hacerle un ojo a la medida. Para ese momento Atlas ya se había acostumbrado a usar un parche, la verdad es que dejar las horribles marcas alrededor de su ojo al descubierto le provocaba una ansiedad incomparable, y para su mala suerte, era extremadamente difícil encontrar algún tipo de maquillaje o pintura que se emparejara bien con su tono de piel y fuera producido en Servella.
Con el paso de los años habían tenido que cambiar el tamaño de la prótesis, los primeros modelos que tuvo si tenían una iris y pupila, pero como ahora solo los usaba para que su órbita no colapsara los más nuevos solo eran blancos.
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El Fuego Que Se Llevo El Camino
Mystère / ThrillerSer aceptado en la academia para caballeros era parte de su plan, empezar a descubrir los extraños secretos de su familia no lo era, dime cuantos secretos pueden guardar tres personas bajo un techo y una lapida en el jardin?