La tierra se sacudió y por la ventana de su habitación Atlas pudo ver como las calles de la ciudad se llenaban de sangre, pequeños riachuelos que rellenaban los huecos del pavimento. Las personas corrían y gritaban mientras los edificios se quemaban y caían, las campanas de las puertas sonaban desesperadamente tratando de solicitar ayuda.El viento sacudía la ventana y amenazaba con arrancarla del marco en cualquier momento, aunque Atlas se encontraba en una de las torres más altas, el olor a azufre y sangre se penetraba por las paredes.
Sintió como una gentil mano le agarró la barbilla e hizo que parara de mirar hacia abajo.
—¿Ves las nubes?— dijo una voz familiar. Ya no podía ver el humo de las casas y ya no podía oler el horrible olor de la calle.
—¿Son muy bonitas verdad?— él asintió en respuesta, estaba atardeciendo y el cielo se habia empezado a tornar de una suave color amarillo adornado por suaves nubes rosadas.
—No quiero que me lleven lejos de ti— dijo volteandose a ver a aquella figura, aunque era su voz la que decía estas palabras, él no estaba hablando actualmente.
—Es por tu seguridad— le respondió a aquella voz que ya no tenía cara en su mente. Sintió como ella lo abrazó fuertemente, y aunque ya no podía recordar su olor o su rostro si podía recordar el cariño que le tenía.
Repaso la memoria una y otra vez, estaba incompleta y rota, pero los sentimientos que sintió aquella vez seguian estando presentes. Inhalo y exhalo varias veces mientras trataba de recordarla, pero parecía arena en el viento, no podía recordar el color del cuarto en el que estaban ni cuántos años tenía cuando esto pasó, la primera parte de la memoria estaba completamente desconectada de la segunda. Exhalo forzosamente, eso no importaba lo que importaba era la última parte, cuando ella lo estaba abrazando, sintió como el hueco en su estómago se apaciguó un poco, pero entre más recordaba, más débil se hacía su efecto.
Las lágrimas volvieron a acumularse en sus ojos —No—.
—No– empezó a repetirse a gritos en la oscura habitación, repaso la memoria una vez más, pero ahora está solo lo dejaba igual de vacío que al inicio. Busco en su mente otra cosa, otra memoria que le diera alguna semblanza de seguridad y cariño, pero las horribles imágenes de sus sueños no lo dejaban navegar por su mente. Los gritos de aquel dia seguían retumbando en sus oídos, y las palabras de aquella extraña figura se seguian filtrando en sus intentos de encontrar paz.
Gritó varias veces más en el oscuro cuarto que solo tenía como iluminación la ventana que se había abierto repentinamente. Quería cerrar esa estúpida ventana, el frío viento que entraba por ella le rozaba la piel y lo forzaba a enrollarse aún más en sí mismo. Volvió a gritar, vomitando todas sus penas hasta que la garganta se le pusiera seca, esperando que eso fuera suficiente.
Oyó como la puerta se abrió de golpe y por los pasos supo de quién se trataba, el plan había funcionado, ahora solo tenía que distraerlo, su mente ya estaba empezando a dejar los horrores del sueño atrás, y empezaba a pensar en qué hacer para mantener a su padre en el cuarto por el mayor tiempo posible.
—¡Atlas!— Lo oyó gritar desde la puerta, rápidamente Arcadio se acercó a la cama y lo tomó de los hombros. Atlas se sobresaltó por el contacto tan repentino, si había algo que tenía que agradecerle a Lucio era que nunca lo tocaba cuando estaba en un estado vulnerable.
Abrió los ojos como platos, y cesó los intentos por regular su respiración, dejando salir pequeños espasmos de aire. Tenso y relajo su cuerpo a voluntad, tenía que hacer bien su papel si quería que Lució triunfará.
—Atlas— le susurro, tenía sus manos ancladas en sus hombros, —¿Estás bien?—
Atlas estaba apunto de sonreír con ese comentario, pero se reservó a desviar la mirada y quedarse callado. Arcadio dejó salir un suspiro de alivio y lo soltó, un silencio abismal se abrió entre ellos. Esto era una ocurrencia normal, su padre no deseaba molestarlo y Atlas nunca tenía ganas de hablar en momentos así.
Aun así, —¿Puedes cerrar la ventana?— salió de su boca inocentemente, Arcadio asintió y cumplió con su orden.
—Nunca me ha gustado tener las ventanas abiertas— dijo su padre volteando a verlo, no parecía presentar ningún tipo de herida o daño, al menos ninguna que él pudiera ver con la luz de la ventana.
—¿Estás herido?— le preguntó, un poco irónica la pregunta pensó el chico . Atlas negó con la cabeza. Dejando salir un bufido de aire para ser más convincente.
Una vez más el silencio reinó en el cuarto, ambos se quedaron mirando a la ventana por un buen rato. Estaba completamente oscuro, la luna iluminaba tenuemente el pasto y la noche se tragaba completamente las colinas en la distancia.
Arcadio hizo un ruido extraño, parecía querer decir algo. Tal vez era aquella pregunta que todos los padres le preguntaban a sus hijos cuando tenían un mal sueño. "¿Qué soñaste?"
¿Sería capaz de responder? No quería saberlo, pensar en ello era como tratar de tocar un erizo.
—¿Cuando me encontraste, que paso?— Le pregunto, No debía ser muy obvio, tenía que pasar esto como si fuera un delirio.
—Te lo he contado miles de veces— dijo sentando a su lado en la cama. Atlas no le respondió por lo que soltó un suspiro y empezó a narrar los hechos que Atlas se sabía como la palma de su mano.
—Estabas tirado en la nieve—
—¿Dónde?— Ya lo sabía, esta historia se la había contado miles de veces, y aun así siempre sentía que faltaba algo.
Arcadio suspiro otra vez, parecía estar cansado, pero la manera en la que sacudía su pierna mostraba impaciencia —En la base de la montaña Fragon, estabas cerca del río que separaba la montaña del prado—
¿Qué hacías en fragon?, Tenía la pregunta en la punta de la lengua, pero rápidamente la disolvió, no quería alterarlo, por lo que nada más soltó un pequeño sonido para que éste siguiera contando la historia.
—Una parte de tu cara estaba empapada de sangre, te agarre y te lleve a casa— Su manera simplificada de decir las cosas hizo que un bufido de frustración saliera de Atlas.
—¿Cómo perdí mi ojo?— Esto se estaba volviendo el mismo viejo interrogatorio que solían tener a menudo.
—Cuando te encontré ya no lo tenías—
—Mentira!– dijo parándose de la cama —es un corte perfecto, alguien tuvo que haberlo sacado— su voz se alzó más de lo necesario, pero podía maquillarlo fácilmente como un efecto del cansancio.
No podía ver muy bien la cara de su padre ahora que estaba parado frente a la luz de la ventana, esperaba no haberlo alarmado, no quería imaginar lo que haría si se enteraba de lo que estaban haciendo.
—Atlas— dijo con sorprendente suavidad —tú mismo me has dicho que tienes pesadillas con ese día, ¿no sería peor si te contara más sobre él?— Sus palabras mostraban preocupación genuina, pero Atlas sintió algo amargo en su corazón.
Tomándolo suavemente de los hombros y forzandolo a verlo a los ojos —Prometo que te lo contaré todo una vez te mejores— le dijo con seguridad y tal vez con un poco de honestidad, pero no importaba si Atlas le creyera o no, ya habían sido ocho años desde aquel dia y ni doctores ni sedantes podían hacerlo sentir mejor.
Atlas aceptó que nunca hallaría la verdad por medio de su padre.
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Nota de Autor:
Holaaaa adivinen quien al fin se animo de ponerle un poco de estetica a su historia, estoy viendo si cambio la portada tambien porque en realidad no me gusta mucho, diganme si tienen ideas para el diseño.
Disculpen que me tarde con sacar un nuevo capitulo y que sea tan corto, pero les prometo que el proximo va a ser mucho mas largo.
Pero bueno, ¿Que creen que estaba soñando Atlas?
¿Y que le esconde Arcadio?
Si tienen alguna teoria o encontraron algun error de redaccion o ortografía no duden en comentarlo.
Gracias por leer <3
Pregunta random: ¿Porque funarian en twitter a alguno de los personajes?
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El Fuego Que Se Llevo El Camino
Misterio / SuspensoSer aceptado en la academia para caballeros era parte de su plan, empezar a descubrir los extraños secretos de su familia no lo era, dime cuantos secretos pueden guardar tres personas bajo un techo y una lapida en el jardin?