Una vez más Atlas se encontraba acompañando a Lució en una de sus visitas a la ciudad, aunque para su fortuna esta vez habían ido a la biblioteca. Lo cual era infinitamente más interesante que una tienda de joyería.
Esta en particular era una de las más grandes de la ciudad, con sus grandes ventanas y gigantes columnas sostenía una de las colecciones de libros más grandes del mundo. Sus pasillos eran amplios y altos con un techo de madera del cual colgaban grandes candelabros.
—No te pierdas— le había dicho Lucio cuando vio que su hermano ya había empezado a adentrarse entre los gigantes libreros. Atlas solo se rió en respuesta y siguió adentrándose entre las gigantes repisas. Los libros se apilaban en todas partes, algunos se encontraban acompañando al polvo en el suelo, y otros a las telarañas en el techo, en cada gigante estanteria había una escalera para llegar a los lugares más altos, vio a su derecha a una mujer en las alturas agarrando varios libros a la vez, y caminando un poco más a la izquierda vio a un niño pequeño quitándole al polvo a un viejo y grueso libro , lo único que indicaba un sentido de orden en este lugar, eran unas pequeñas tablas al principio de cada estantería que listaban los contenidos de cada sección.
Atlas hacía caso omiso a las tablas, caminaba sin rumbo leyendo los títulos que se encontraban en la espina de los libros, algunos se podían leer fácilmente, otros estaban tan demacrados por el tiempo que ni siquiera tenían cuero para cubrir las paginas. En su distraída caminata sus ojos se posaron en varios títulos, aunque claros algunos se marcaban más en su cabeza que otros.
"Cuentos de Apolline"
"Bestiario de Di-Yi Cheng"
"Minas Subterráneas y Geografía de Venia"
"Codex Extinct Animalia"
"Imperios Bajo la Tierra, Arena y Mar"
Debido a su falta de atención a las tablas cada título era una sorpresa, a veces podía adivinar que se encontraba en un área para libros de arte, otras veces de historia y de vez en cuando encontraba un libro que no coincidía con aquellos de su alrededor. Uno de romance a la mitad de cientos de terror, un libro de cubierta nueva junto a unos gruesos y viejos.
Su distraída caminata paró cuando leyó en una de las mil repisas un título que tomó su atención, era un libro grueso y viejo, con una cubierta verde y dorada titulado "Las leyendas Negras de Tiderenea".
—Tiderenea— dijo en voz alta. Había escuchado aquel nombre en sus clases de geografía, Su tutor no se había preocupado mucho en enseñarle sobre aquel lugar arenoso y brillante aparte de sus escritores más famosos y sus grandes avances tecnológicos.
—Es un país muy interesante, es muy lejano, pero su conocimiento es tan grande, que ha llegado a casi todo el mundo— dijo una voz detrás suyo. Atlas se dio la vuelta para ver quien le estaba hablando.
—Si, pero nunca he escuchado nada sobre sus leyendas— dijo sin prestarle mucha atención a su acompañante, estaba absorto en el índice del libro, el cual listaba lo que él asumió eran las diferentes leyendas.
—Si de leyendas negras te habla entonces no son más que rumores o situaciones extrañas—
—¿Ya lo has leído?— preguntó levantando la vista del libro.
—Probablemente he leído todos los libros de esta biblioteca— Era una mujer que parecía estar en sus veintes tardíos, con una mandíbula marcada, tenía cabellos dorados y piel bronceada con unos ojos azules que atravesaban hasta las más densas de las almas. Usaba el uniforme azul de los caballeros de Servella que consistia en una fina armadura blanca, cubierta por una chaqueta larga azul de bordes negros, ella en especifico tenia una banda dorada añadida en su brazo derecho, el cual tenía dibujado el símbolo de la alquimia.
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El Fuego Que Se Llevo El Camino
Gizem / GerilimSer aceptado en la academia para caballeros era parte de su plan, empezar a descubrir los extraños secretos de su familia no lo era, dime cuantos secretos pueden guardar tres personas bajo un techo y una lapida en el jardin?