Capítulo 5

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Nota de la autora: Hola queridos lectores, ¿os está gustando esta segunda parte? Espero que sí, quisiera pediros perdón por tardar en subir capítulo ya que no tengo horario, puesto que no puedo subir cuando me gustaría. Pero bueno aquí estoy otra vez más con un nuevo capítulo, espero que os guste. Por cierto quería comentaros un detalle de la novela el nombre del chico es Byan no Bryan ni nada parecido. El nombre me lo inventé al igual que el primero (que luego resultó que existía) y tiene cuatro letras y la Y en la segunda. Es aposta así para coordinarlo con el primer libro :)) solo quería aclarar el detalle. ¿Os gusta la idea?

Bueno os dejo con el capítulo,




Besos,





Helen.



El hospital no quedaba muy lejos de allí, cerré rápidamente el bar y salí corriendo. Mi hermana había recibido una paliza— ¿Qué había pasado para llegar a esa situación? ¿Qué demonios había hecho? ¡Joder, Natalia joder! ¿En qué lío te has metido? —Todos estos pensamientos pasaban por mí cabeza a la vez que corría por las calles oscuras de la ciudad. Comenzó a llover y el agua empezó a caerme encima pero mi única preocupación era mi hermana, y descubrir quién era el responsable que la había dejado así.

Mis pasos se estampaban en el asfalto y parecía que fuera a cámara lenta, corría y corría pero parecía que no iba a al llegar nunca. Pero llegué, al final llegué y me fui directo a urgencias. Entré rápidamente y dije el nombre a la recepcionista.

— Está en el quirófano, operándola.

Me metí en la UCI y esperé en la sala de espera. Estuve ahí horas, la gente entraba y salía con cara de preocupación. Una mujer estaba con un chico joven, suponía que su hijo. Se miraban el uno al otro con los ojos llorosos haciendo grandes esfuerzos por no llorar, la mujer abrazaba a su hijo y él miraba a un punto en la pared embobado como si estuviera ausente. Sea quien sea por quién estaban ahí la cosa no pintaba bien.

Seguí observando la sala y un hombre estaba sentado en una silla verde anclada en la pared, justo como la mía, movía los pies desesperado con los codos apoyados sobre las rodillas y las manos entrelazadas como si estuviera rogando que esa persona estuviera bien, las sillas que estaban al lado temblaban también, cosa que habría sido molesta si alguien hubiera estado sentado en ellas.

Al final el hombre se levantó bruscamente de la silla y se sacó del bolsillo un mechero y un paquete de tabaco y salió fuera. Finalmente alguien salió, un cirujano con sudor en la cara y gesto de abatido. Se quitó el gorro y se apartó el sudor de la frente. Por un momento el corazón se me puso a mil del miedo, pensando en que las siguientes palabras del cirujano fueran el nombre de mi hermana, pero no fue así.

— ¿Los familiares de Jorge Cano? —dijo él. Entonces la mujer y su hijo se acercaron y el hombre continuó— Lo siento, lo hemos perdido no hemos podido hacer nada.

La mujer chilló de dolor y se estremeció de tal manera que le fallaron las piernas y se cayó al suelo. Su hijo la ayudó a levantarse y ambos comenzaron a llorar desconsoladamente. Después de un tiempo se marcharon y continuó el silencio en la sala. Fueron saliendo varios cirujanos durante aquellas horas, produciendo alivio a los familiares. Finalmente la sala se fue quedando vacía hasta que estuve yo solo. Lo que me hizo pensar lo peor— ¿Por qué tardan tanto? —Finalmente otra cirujana salió.

— ¿Eres familiar de Natalia Dilmer?

— Soy su hermano.

— Está estable, se recuperará, ha recibido muchos golpes y varios navajazos graves pero hemos podido resolverlo. En unos minutos la llevaremos a una habitación.

BYAN © (Ayla#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora